Abstract:
Se presenta una perspectiva de integración del Mindfulness y Análisis Existencial. Se proveen antecedentes para sostener una convergencia desde el nivel metateórico en psicoterapia. Expone brevemente la posición epistemológica del AE y los componentes estructural y procesal, como las cuatro motivaciones y el análisis existencial personal. Aborda el encuadre de la enacción como marco de ciencias cognitivas de la presencia plena y de las intervenciones basadas en Mindfulness. Abre una reflexión orientada a encontrar puntos de acuerdo para la integración en una visión fenomenológica hermenéutica de ambas posiciones, a nivel metodológica general y especifica indicaciones formales ejemplificando convergencias en el tratamiento de la angustia. Palabras claves: Análisis Existencial, Mindfulness, Fenomenología Hermenéutica.
Abstract:
An integration perspective of Mindfulness and Existential Analysis is presented. Background is provided to support a convergence from the meta-theoretical level in psychotherapy. It briefly describes the epistemological position of Existential Analysis and the structural and procedural components, such as the four motivations and personal existential analysis. It addresses the framing of enaction as a framework of cognitive sciences for full presence and Mindful Based Interventions. It opens a reflection oriented to find points of agreement for the integration in a phenomenological hermeneutic vision of both positions, at a general methodological level and specifies formal indications exemplifying convergences in the treatment of anxiety. Keywords: Existential Analysis, Mindfulness, Hermeneutic Phenomenology.
Introducción
Me propongo hacer una reflexión adoptando una perspectiva clínica desde el Análisis Existencial (AE) (Längle, 2012a), integrando la experiencia de ser un terapeuta mindful. Esto no quiere decir que para poder hacerlo pretenda realizar una síntesis o cruce a nivel teórico, o una integración a nivel de eclecticismo técnico. Sino que intentaré establecer un puente meta-teórico, desde la fenomenología hermenéutica, para poder seguir una vía de conversación, o comprensión en un camino de integración. Ciertamente que podría tomar, por ejemplo, una técnica y utilizarla como un terapeuta o analista existencial, o desde el Análisis Existencial de Längle acercarme a reflexionar de entrada en la conexión con las Motivaciones Fundamentales de la existencia o con el Análisis Existencial Personal (AEP). Lo cual me aparece válido. En ese caso diría que la perspectiva clínica del AE me permite abrirme a la integración de procedimientos técnicos congruentes con la línea existencial. Sin embargo, si bien lo encuentro adecuado, y en la práctica creo que de eso se trata justamente, quisiera insistir previamente en el punto de buscar un acuerdo mayor entre la línea de AE y la orientación Mindfulness a nivel epistemológico.
La visión permite considerar una manera transversal de ser un terapeuta consciente (mindful), independiente de la orientación teórica del caso. Es lo que veo como una posibilidad de integración con el Análisis Existencial, acorde a un Modelo Contextual (Wanpold, 2009). Para ello, me parece necesario remitirse a la posición de integración en psicoterapia (Fernández Alvarez,1992), lo cual se aborda desde distintos ámbitos. Podemos distinguir un tipo de integración a nivel de las técnicas, a nivel teórico y a nivel de los factores comunes, ámbito este último, a partir del cual se plantea un avance hacia la integración a nivel meta-teórico. Precisamente en este nivel, la posición del enfoque contextual (Wanpold, 2009, p.23) es una visión holista, desde la cual se enfatiza establecer una concepción afín al nivel metateórico para establecer vías de integración en psicoterapia.
En la misma línea, adoptamos aquí una visión holística, de holismo epistemológico, considerando que las teorías están sub-determinadas por la evidencia (Quine,1953). De este modo, en el debate acerca de la efectividad en terapia, tenemos en consideración que los distintos enfoques han obtenido confirmación a partir de los resultados empíricos. Trasladado a nivel de la integración entre enfoques terapéuticos, podemos asumir una doble sub-determinación, en el sentido de que podemos tener distintos manuales psicoterapéuticos compatibles con la evidencia, pero incompatibles entre sí (hasta cierto nivel). Si no podemos asumir una perspectiva común para determinar observacionalmente los referentes, ya que estos se ajustan al interior de un manual o teoría, en contextos relacionales específicos, habrá indeterminación de los referentes (Quine1960,1969), remitiéndose a, o entre, los distintos contextos teóricos.
En esta perspectiva, donde hay más de una teoría compatible con la evidencia, considerada válida, encontramos en la doble sub-determinación un argumento para la conversación entre enfoques. Me refiero a la conversación hermenéutica, o sea orientada al entendimiento. Como un caso específico, de acuerdo a nuestro presente interés, desde el Análisis Existencial acercarnos a la visión de terapeuta mindful a nivel metateórico.
El problema
No obstante la intención de proponer una integración acorde a una posición de diálogo entre enfoques en psicoterapia, es necesario plantear un problema que se presenta al intentar un cruce metateórico. La perspectiva de en psicoterapia, si bien se plantea abordar la experiencia en primera persona, lo que indudablemente se realiza al realizar intervenciones, no necesariamente investiga o indaga desde esa perspectiva. Aunque se ha planteado que existe un compromiso de con la fenomenología, de todas maneras está ligado a un encuadre de mente fenomenológica individual. En consecuencia, lo que más bien se informa fundamentado científicamente, corresponde a metodologías de tercera persona. En este punto, es justamente donde el análisis Existencial representa una alternativa paradigmática, en el desarrollo de la terapia y en la investigación, cuando muestra su posición ligada, además, a la fenomenología hermenéutica. Al describir la experiencia desde el punto de vista de la actitud existencial de la primera persona, ofrece una posibilidad de acompañamiento comprensivo del proceso de terapia, lo que realiza de acuerdo al paradigma de las cuatro motivaciones fundamentales. Y aquí es donde veo el punto de encuentro con el terapeuta mindful, que podría contar con esa mirada de comprensión, y no solo de explicación, para estar presente con la persona en el proceso de una psicoterapia con . Se hace necesario, por lo tanto, clarificar la coherencia de los supuestos epistemológicos de ambas posiciones, si se desea intentar una integración o asimilación inteligible.
A fin de llevar adelante esta indagación, nos avocaremos a los siguientes pasos:
- Fundacionalismo Epistemológico y Fenomenología Hermenéutica
- Paradigmas en Psicoterapia y Metateoría
- Perspectiva del Análisis Existencial
- Ciencias Cognitivas, Presencia Plena y Mindfulness
- Abriendo el diálogo desde el AE con la tradición de Presencia Plena y Mindfulness
- Fundacionalismo epistemológico y Fenomenología Hermenéutica
La posición epistemológica que subyace a la modernidad es la del fundacionalismo, el cual propone que existe un fundamento del conocimiento, concebido como la relación de unas determinadas proposiciones básicas, con otras consideradas como derivadas. Tener acceso a la representación privilegiada, accediendo a las proposiciones básicas, a partir de las cuales se fundan aquellas otras que dependen de las anteriores, se convierte en el foco de interés por posicionarse en las discusiones.
La noción de la mente como un espejo, en la cual se refleja adecuadamente la realidad, constituye un pivote la concepción moderna. La idea de una representación privilegiada, donde se tiene acceso al conocimiento cierto, vino poner el centro de atención en el reflejo o copia de la realidad pre-dada en las disputas por el saber verdadero.
Así, el conocimiento científico hereda la idea de representación privilegiada, apuntando a la exactitud de las representaciones. Este ideal se logra en la ciencia moderna con el recurso a la observación y verificación. En el marco de la ciencia empírico-lógica el fundamento se concibe como la correspondencia de las proposiciones con la evidencia empírica (sentencias observacionales).
La teoría pictórica sostiene que el lenguaje pinta la realidad. La correspondencia entre el lenguaje y realidad, se establece por proposiciones que corresponden atómico-molecularmente con los hechos del mundo. Las proposiciones verdaderas reposan en la referencia de los términos, esto quiere decir en la relación palabra-cosa. La verdad se entiende referencialmente.
Este contexto teórico y metateórico fue cuestionado radicalmente por Quine (1953), al proponer que las teorías están sub-determinadas por la evidencia, en su ataque a los Dos dogmas del empirismo. Un paso más, es dado al proponer la indeterminación de la traducción radical (Quine, 1960). Los términos referenciales están indeterminados referencialmente en un contexto de interpretación radical (Quine,1969).
El contexto de validez en la ciencia, no sólo el contexto de descubrimiento, es cuestionado. La teoría pictórica del lenguaje y la concepción heredada de teorías es así criticada radicalmente por la posición de Quine.
Asumiendo las posiciones respecto de la indeterminación de la referencia de Quine(1969) y Wittgenstein(1953), Rorty (1979, 2000) desarrolla las consecuencias respecto del fundacionalismo epistemológico. A partir de las críticas al programa de la correspondencia-referencia, opta por una vía hacia la tradición del sentido y da un giro hacia la hermenéutica. En la crisis del paradigma del empirismo lógico, la conversación se plantea como una alternativa válida frente al empeño de la tradición del reflejo. Si no hay un acceso privilegiado a la realidad, la objetividad deja de ser el centro. Se abre la posibilidad de contar con más de una descripción válida.
En dicho contexto, la descripción de la persona como una cosa, objetivable, es confrontada con la posición existencial que trae a la manola perspectiva del proyecto de ser. La persona se comporta consigo misma a futuro, no es una cosa enfrente solo en el presente. La persona es concebida como para-sí, no como un en-sí redondo y completo, sino que consciente y libre: Ya no más como una cosa ante los ojos, propio de la posición epistemológica que reposa en la tradición sujeto-objeto. Se abre la dimensión sujeto-sujeto.
El fundacionalismo no permite acceder a lo que es una persona, en cuanto ser existencial, que vive, abierto a sus posibilidades. Cree poder determinar absolutamente el referente y considera que lo hace en base a la evidencia. Pero no es así Es justamente lo que la sub-determinación de la teoría por la evidencia ha puesto en duda. El encuadre del referencialismo tiene ese límite.
La construcción del significado se lleva a cabo ahora, con la participación en juegos de lenguaje y en contextos holísticos. Para acceder al significado es necesario avanzar también en el plano del giro hermenéutico, donde el significado se determina en un contexto histórico. Es así como en la tradición de Heidegger, Sartre y Gadamer[1], con la aparición de la noción de proyecto de ser, una persona es un quién, más que un qué. Así, la pregunta ¿quién soy?, puede abrir un horizonte de ser y sentido. Más aún, la noción de poder ser con otros en la elección de sí.
[1] Según la proposición de Rorty(1979)
Lo que emerge en esta breve alusión a la visión fenomenológica existencial, es considerar la dimensión del significado, compuesta por una dimensión extensional y también por una dimensión intensional. En una división entre ciencia y filosofía, la ciencia abordando la dimensión del referente y la filosofía la dimensión del sentido, se replantea el significado como una concepción bi-factorial, de sentido y referente.
Estas distinciones, referidas al ámbito del ser humano o persona como proyecto de ser, no como una cosa, abierto a la posibilidad de ser (el comportamiento consigo mismo a futuro) con el haber de ser, de un ser que está en juego en su ser y que por lo tanto se angustia, abren una nueva dimensión. Establecen distinciones que no estaban en juego en la concepción empírica, que permanecía circunscrita a la representación objetiva de lo presente-ante-los-ojos.
La perspectiva Existencial
En oposición al paradigma tradicional de la distinción sujeto-objeto, Heidegger (Dreyfus, 1991) propone la estructura. de ser-en-el-mundo. Distingue distintos modos de ser. Disponible-a-la-mano, indisponible-a-la-mano, presente-ante-los-ojos y puramente presente-ante-los-ojos.
Al mismo tiempo presenta una concepción del lenguaje, donde la comprensión/ interpretación antecede al enunciado (Lafont, 1997). Para él, el enunciado es derivado a partir de una estructura donde se presenta el sentido, previo al referente. El modo de ser-en-el-mundo supone una estructura pre-conceptual y un modo de comprensión pre-ontológico (previo a la teoría).
Nuestro modo de orientarnos prácticamente en el mundo es pre-reflexivo. Cuando estamos en el mundo, disponible, participamos de prácticas de trasfondo en las cuales sabemos cómo comportarnos en cuanto somos parte de una tradición cultural viva.
Al presentarse un quiebre o anomalía, una indisponibilidad, se hace necesario movilizar el potencial de comprensión/interpretación, para restituir el acceso al trasfondo. Nuestra vida transcurre a diario en ese juego disponible-indisponible.
Cuando se presenta un quiebre que no se restituye por la práctica, aparece el modo presente-ante-los-ojos. El objeto se presenta y nos podemos constituir como sujetos enfrente de, o separados. Es lo que Heidegger atribuye a la posición tradicional, reflexiva que culminaría en Husserl[2]. Hay una mente que se enfrenta, como una mente representacional ante el objeto. Se representa lo que está enfrente, afuera, separado, como reflejo en su mente
[2] Actualmente hay discusión acerca de la versión de Husserl como proto-computacionalista debida a Dreyfus, al conocerse la obra no publicada de Husserl durante el período de crítica por parte de Heidegger. En tal sentido, ver Thompson (2007)
En cambio, en su posición de fenomenología hermenéutica, se está primordialmente en el mundo con los otros de una manera práctica, no reflexiva, teniendo un acceso a la experiencia de saber de sí por un saber inmediato, sin previa reflexión.
La tradición interpretó que nuestro estar en el mundo era primordialmente reflexivo, como un sujeto frente a un objeto, el cual tiene que ser representado para que aparezca. Esta posición se encuentra en la psicología moderna, cuya metateoría está afincada en la tradición del reflejo que culmina en la concepción de la mente espejo.
- Paradigmas en psicoterapia y metateoría
En el contexto de la discusión de paradigmas en psicología, se reconocen tres grandes momentos paradigmáticos. El Conductismo, la Revolución Cognitiva y el quiebre representado por el Constructivismo, el cual fue seguido del Construccionismo Social (Arístegui, 2015).
Asumiendo una mirada desde el Núcleo de inteligibilidad Epistemológico (NIE) involucrado (Gergen, 1996), podemos distinguir junto a la teoría, dos discursos auxiliares, la metodología y la metateoría.
Traslado a la psicoterapia, se reconocen cinco grandes orientaciones o paradigmas Psicoanálisis, Humanismo-existencial, Conductismo, Cognitivismo, y Sistemismo.
Si bien al interior de cada encuadre, hay una variedad de teorías, éstas no difieren tanto a nivel metateórico y metodológico. Se plantea así que el Conductismo aparece como la teoría que ofrece el máximo de alineamiento. La teoría Cognitivista, que pretende ser una revolución paradigmática, no ofrece una alternativa en los niveles de metateórico y metodológico. El construccionismo social, sí plantea un nuevo alineamiento, ya que supone un cambio en dichos niveles, al proponer la descripción performativa y los juegos de lenguaje y el holismo (ver figura 1).
Si avanzamos en la descripción de los enfoques en psicoterapia, el psicoanálisis, el humanismo-existencial y el sistemismo, aparecen como orientaciones que, aunque tienen su propia metodología y metateoría, en relación al nivel de la descripción de paradigmas en psicología no aparecen como inteligibles. Prevalece una subordinación de las teorías a un único marco metateórico y metodológico: el empirismo lógico y el método científico. Por lo tanto, no son validados en la confrontación tradicional, donde prevaleció sólo el conductismo, y posteriormente el cognitivismo.
Sin embargo, no es hasta que surge el constructivismo que se plantea un cambio, no solo en el dominio teórico, sino que en los supuestos epistemológicos. Se ofrece una nueva mirada a los métodos de la ciencia con la crítica a la tradición del empirismo lógico, que permanece afincada en la teoría de la verdad como correspondencia. La correspondencia-referencia es radicalmente cuestionada en la ciencia dura por el constructivismo. Se pone en duda que los términos mismos de las teorías científicas puedan referir. Las posiciones antirrealistas reintroducen la preocupación por el sujeto. En ese escenario se replantea la noción de ciencia para la psicología y la psicoterapia. La ciencia natural, como ciencia normal, entra en un período revolucionario, en donde las ciencias sociales y las ciencias humanas y del espíritu replantean el vocabulario y el alcance ontológico al reconocer la subjetividad y la intersubjetividad. Podríamos ver en la crisis de paradigmas de la psicología un período revolucionario (en el sentido de Kuhn) en el cual cabe la conversación, entendida como una alternativa de entendimiento, al no haber una sola versión de la verdad.
Humanismo y Análisis Existencial de Längle en psicoterapia.
Paralelamente al desarrollo de la posición de verdad como correspondencia-referencia, que prevaleció en la ciencia empírica, se desarrolló la fenomenología y posteriormente la hermenéutica. Husserl comenzó con el siglo su aventura fenomenológica, que dio lugar a una nueva manera de concebir el significado, integrando la conciencia. Heidegger planteó la nueva perspectiva desde la fenomenología hermenéutica, en la dimensión relacional, abierta al contexto histórico. Llegado el año 1960, Gadamer[3] propuso su posición hermenéutica, proponiendo de lleno, en la línea del olvido del ser, el olvido del lenguaje. Si bien el enfoque del humanismo existencial supone esta vía de significado, ligado a la tradición que plantea la dimensión del sentido[4], en este contexto paradigmático abordaremos sucintamente las distinciones del humanismo y del existencialismo.
[3] Cfr.Gadamer (1975)
[4] Frankl, V. (2004; 1988).
Para ello seguimos la propuesta del trabajo de Croquevielle (2009) quien ha distinguido el humanismo y el existencialismo. Resulta relevante para nuestra perspectiva incidir en una visión relacional en el área de discusión. El humanismo tiene como objetivo central el desarrollo y actualización de las potencialidades persona, estando en el ámbito de lo individual. En cambio, el Análisis Existencial Personal (AEP) de Längle[5] se sitúa en un paradigma dialógico-autodialógico, de un ser en el mundo con los demás, siguiendo la fenomenología hermenéutica.
La vía existencial del AEP se plantea en una diferencia respecto de posiciones humanistas. Recordemos la auto-actualización de Maslow y la crítica de Frankl, lo que condujo a la noción de meta-motivación en una línea transpersonal.
Es, entonces, una diferencia central la que apunta a la dimensión relacional, afincada en la fenomenología hermenéutica, que se diferencia de la fenomenología de la conciencia. Entrando directamente en lo que nos parece más pertinente, la posición de Heidegger incide en considerar la vía pre-reflexiva como acceso directo al ser, a diferencia del planteamiento de que se necesita una entrada reflexiva para acceder al ser.
Estas distinciones son especialmente importantes para nuestro trabajo en conexión con . Fueron tempranamente desarrolladas por Sartre, quien optó por la noción de pre-reflexividad, proponiendo que la reflexión es un modo de ser de la conciencia, junto a la imaginación, la emoción, la percepción, y que no debe ser identificada con la conciencia misma. En todo caso, es en un diálogo entre la fenomenología de Husserl y fenomenología hermenéutica de Heidegger que se desarrolla nuestra propuesta de converger desde el análisis existencial con las modalidades del Mindfulness.
[5]Cfr.una visión actual( Längle, 2012b)
3.La perspectiva del Análisis Existencial.
Situándonos en el contexto del AE (Croquevielle,2009; Längle,1995,1999, 2003a), los supuestos epistemológicos apuntan a la fenomenología hermenéutica.
Längle distingue la fenomenología en el encuadre de Husserl, del planteamiento de la fenomenología hermenéutica de Heidegger. En ese tránsito, asimila al Análisis existencial los pasos del método de la epoché de Heidegger (Längle, 2006) en los siguientes términos:
Reducción, ¿qué se muestra?
Construcción, ¿cómo es esto?
Destrucción ¿en efecto, es así?
Los pasos en cuestión son seguidos en el análisis Existencial Personal (AEP), como contenido fenomenal(AEP1), comprensión más profunda(AEP2), seguida de un nuevo abrirse, con toma una posición y acción (AEP2ªparte y AEP3).
En el AE distinguimos el AEP y la formulación de las cuatro motivaciones fundamentales de la existencia.
El origen del enfoque, en el planteamiento de Frankl, trajo la mirada del sentido (de Heidegger) como un complemento a la psicoterapia (Längle, 2000a). Abrió así la logoterapia. Preguntar por la existencia y por el sentido se transformó en un modo profundo de desarrollar el existencialismo en psicoterapia. Frankl trae la posición del existencialismo en una continuidad con Kierkegaard, Jaspers, Scheler (desde la fenomenología de Scheler, los valores, juegan un papel importante en su formulación).
Introduce la una manera de abordar el problema del vacío existencial de la época con la respuesta existencial (y no una mera reacción entre lo que “entra y lo que sale”). Hay espacio para dar una respuesta en situaciones límite, principalmente.
Corresponde a Längle(2012a, 2005a) desarrollar y ampliar a partir de esta óptica, un modo terapéutico de Análisis Existencial[6] actual, introduciendo el paradigma de las cuatro motivaciones fundamentales de la existencia. Dando un paso hacia las condiciones en la cuales se plantea el sentido, se abre a dos ejes, el eje estructural y el eje procesal.
[6] Al respecto, el Análisis Existencial de Langle se diferencia del daseinanalyse de Binswanger.
Las Cuatro Motivaciones Fundamentales de la Existencia
En el eje estructural plantea cuatro motivaciones fundamentales de la existencia (Längle, 2000b).
La primera motivación, poder ser, donde es central lo que se percibe del mundo interno y externo, que plantea la pregunta ¿Puedo ser?, nos confronta con cómo puedo mantenerme en el mundo. ¿Puedo ser, tener piso? Ser o no ser, esa es la cuestión, en este caso. Si mi respuesta es no, que no tengo base, sobrevienen las reacciones de coping. Se describe la huida, la lucha, la agresión del tipo del odio y la parálisis. Son reacciones que en fondo remiten a una vivencia de no poder ser. Ante esta situación se plantea la elaboración de las reacciones de coping. Comienza por llevar la atención a percibir, a ver la realidad, lo que le permite mantener o sostener. Más allá, aparece el soportar, como un poder soportar. Que abre a poder aceptar, más sereno, un sí al ser. Se presentan tres condiciones del poder aceptar: protección, espacio, sostén. De la experiencia de sostén surge la confianza, como experiencia del fondo del ser.
La segunda motivación, gustar de vivir, que pone en juego la conexión con la vida, sentimientos, relaciones y vínculos de cercanía. Plantea la pregunta, Yo vivo, pero… ¿me gusta vivir’?… ¿qué es para mí vivir aquí?… ¿tengo siento gusto de vivir, agrado?… ¿O siento disgusto?
Cuando hacemos cosas que no nos gustan, aparecen reacciones de coping. Se retira. Si no da resultado, aparece el activismo, esforzarse, la desvalorización del fin. Otra reacción es la agresión del tipo de la rabia. Finalmente el reflejo de resignación o agotamiento.
La elaboración se plantea al poner enfrente el disgusto; inevitablemente llegamos a la perdida y al duelo. Se pone ante el sentimiento de vivir. El primer paso es inclinarme o acercarme a la perdida, que paradojalmente me acerca a la vida; el segundo hacia mí, en la autorrelación, de autocompasión, y hacia los demás en la relación. Las condiciones para tener acercamiento a la vida son: cercanía, tiempo, espacio. La profunda relación con la vida es la base de todos los valores.
La tercera motivación, Permitirse ser uno mismo, poder vivir la propia vida. Aparece el otro, ante quien construyo mi identidad. Plantea la pregunta, ¿me es lícito ser como yo soy? ¿Me permito ser como yo soy? ¿Puedo ser yo mismo? Cuando el medio ambiente me dificulta ser yo mismo, aparecen las reacciones de coping. Lo fundamental es tomar distancia. O sobreactuar y dar la razón. Otro es la agresión del tipo ira o fastidio. Y la disociación. La elaboración pone enacción la toma de posición, aprecio, juicio. La toma de distancia es fundamental. Tengo mi propia opinión. Conduce al perdón y arrepentimiento. Las condiciones para el encuentro, son las siguientes: consideración, aprecio, justicia y equidad. En el fondo de esta motivación está el valor de sí mismo la autoestima. La autovaloración de sí mismo.
La cuarta motivación, devenir activo, aborda lo que Frankl planteó, que la vida tenga Sentido. La pregunta que plantea es: ¿para qué es bueno que esté yo aquí? ¿A qué me siento llamado? Es un Imperativo. Incluye poder, gustar, permitir, para ser sentido. Cuando no lo encuentro, aparecen reacciones de coping: relaciones provisorias. Aparece Fanatismo, idealización. Aparece agresión hacia el otro, como vandalismo, cinismo, sarcasmo. Desesperación, apatía, nihilismo. Para una acción con sentido, es necesario responder, lo que se denomina giro existencial. Hay tres vías para construir sentido: Valores vivenciales, Valores creativos, Valores de actitud. Las condiciones fundamentales para tener sentido incluyen Campo de actividad-acción; Vinculación con un contexto mayor; Valor en el futuro.
El Análisis existencial Personal (AEP)
En el eje procesal se desenvuelve el Análisis Existencial Personal (Croquevielle,2009; Längle2006) en un diálogo- auto-diálogo. Tanto el mundo interior, como el mundo exterior están involucrados para desarrollar el diálogo. Se requieren capacidades (desde afuera: ser aludible, poder comprender, poder responder) a las que les corresponden modos de experiencia y capacidad de poder responder (desde adentro: impresionabilidad, toma de posición, expresión).
A través de una secuencia de tres pasos toma lugar el AEP:
AEP1. Al principio, primer paso, se es interpelado, lo que causa una Impresión.
AEP2. A continuación, en un segundo paso, a través del auto-distanciamiento, se posibilita una toma de posición
AEP3. Finalmente, al auto-trascender y dar una respuesta, la persona se expresa. (“El ser de devela en el hacer”).
En la mirada psicopatológica del eje procesal, se ve la neurosis como una perturbación en alguna de estas fases descritas. El efecto central del AE remite al dialogo de la persona consigo misma.
- Ciencias Cognitivas, Presencia Plena y Mindfulness Ciencias Cognitivas: Las ciencias cognitivas nacen en la segunda mitad el siglo XX como un programa de investigación que integra el campo de la psicología cognitiva, la neurociencia, la lingüística, la inteligencia artificial y la filosofía. Dicho programa, está orientado a explicitar los mecanismos de la cognición. Incluye diversas etapas. Se reconoce un momento inicial ligado a la cibernética (Varela,1990;Varela,Thompson,Rosch, 2011) que da lugar a tres etapas subsiguientes, presentes actualmente: Cognitivismo, Conexionismo y Enacción En el inicio, la etapa Cibernética propuso mecanismos de feed-back, con los cuales fue posible representarse un sistema con entrada y salidas, teniendo una “caja negra” en la dimensión correspondiente a la fase de los “procesos”. Está aún ligada a los sistemas recursivos de conductismo-lógico, lo que posteriormente se denominó cibernética de primer orden. Proliferó con los modelos comunicacionales. La noción de equi-finalidad constituyó una valiosa metáfora para modelar la idea del comportamiento humano orientado a metas. En la siguiente etapa, el cognitivismo sí permitió concebir un sistema más allá de entradas y salidas con la posibilidad de procesar símbolos. El cognitivismo trae la metáfora de la mente computacional. En el contexto del funcionalismo, se propone la distinción, software-hardware en una analogía con mente-cerebro, separando los procesos simbólicos (mente), de la máquina (cuerpo). Los procesos mentales, como rutinas sub-personales, quedan fuera del alcance de la conciencia de la persona. En discusión con la etapa del cognitivismo, el conexionismo se avoca a las redes neuronales. Aparece en los ochenta, con la metáfora de la mente como una red neuronal, interconectada. Reconoce reglas de aprendizaje e historias acumuladas, aunque no considera la conciencia. Enacción: en la década de los 90 aparece una nueva metáfora, la mente como un sistema dinámico encarnada en el mundo. Plantea la premisa de la cognición como un fenómeno intrínsecamente temporal, el cual responde a perturbaciones más que a repeticiones. Las estructuras y los procesos cognitivos encarnan habilidades. Al incluir la dimensión de la conciencia y la subjetividad, ofrece un nuevo contexto. Surge el proyecto de la neuro-fenomenología, permitiendo establecer puentes entre el dinamicismo y la fenomenología.
El programa de la Neuro-fenomenología y la experiencia de Presencia Plena
En este contexto, el método fenomenológico propone como procedimiento central, la distinción entre la actitud natural, direccionada hacia el mundo, como si existiera independientemente de nosotros y la actitud fenomenológica, orientada a la experiencia del fenómeno tal como se nos presenta. Este correlato se denomina la reducción fenomenológica. Interesa el cómo son las cosas más que el qué. El paso del qué al cómo necesita la presencia de la primera persona. El poner entre paréntesis la existencia de las creencias (epoché) es análogo a la habilidad encarnada mindfulness de suspender la actitud natural hacia el mundo y prestar atención a cómo aparece la experiencia en la tradición budista de presencia plena. Aquí toma importancia considerar pragmáticamente la reducción fenomenológica en primera persona, para el estudio de la conciencia, como en mindfulness. Establecer conexiones entre la fenomenología, la meditación mindfulness aplicada en psicoterapia y el programa neuro-fenomenológico ayuda a clarificar el fenómeno en estudio (Varela, 2002). Es en este campo donde pensamos que los métodos de verificación en tercera persona y de descubrimiento en primera persona, contribuyen a hacer aparecer el espectro de la segunda persona, de fenomenología hermenéutica, vital para la psicoterapia.
Varela (2000) propone una versión o síntesis propia de la fenomenología, como un gesto de reflexión específico o reducción fenomenológica. Este gesto transforma una experiencia simple en una reflexión de segundo orden[7].La reducción fenomenológica involucra una secuencia de cuatro momentos en que se presenta el gesto consciente.
Lo exponemos, modificado para presentarlo a continuación (ver figura 2):
[7]Cfr. la discusión respecto de la reflexión y el nivel pre-reflexivo entre Husserl y Heidegger en Adrián(2010)
Además, Varela en esta presentación de delimita respecto de una visión cognitivista de la fenomenología.
Principales Intervenciones Mindfulness
La intervenciones basadas en mindfulness (MBIs) han tenido un desarrollo continuo desde el inicial planteamiento del programa para la reducción del estrés (MBSR) de Kabat-Zinn en 1979, (Kabat-Zinn, 1982, 1990, 1994,1996, 2003, 2005, 2009, 2011).Entre los años 1980 y 1990, el programa tuvo un incremento sostenido y gradual en el área de la medicina y en salud mental. Desde 1990, en adelante, se escaló exponencialmente hasta el día de hoy, habiendo 15.000 profesionales que han recibido instrucción (Mc Cawn, 2014)
Se han desarrollado otros formatos de MBIs, inspirados en la estructura de dada por el programa MBSR. La investigación clave se iniciócon la Terapia Cognitiva, dando lugar a la Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness (MBCT) en el Reino Unido, para la prevención de recaídas en depresión (Segal, Williams &Teasdale, 2002).
La línea de MBIs, se extiende hacia aplicaciones en Desorden de Estrés Post-Traumático(PTSD); a formas más específicas como Mejoramiento de Relaciones Basadas en Mindfulness (MBRE) (Carlson, et al 2006); Prevención de Recaídas Basado en Mindfulness(MBRP) (Marlat & Gordon 1985);Entrenamiento en Darse Cuenta al Comer Basado en Mindfulness (MB-EAT) (Kristeller & Hallett,1999).
MBIs, también han integrado dos intervenciones psicoterapéuticas, sin todo el andamiaje del MBSR: en la conocida aplicación a trastornos de Personalidad Límite, la Terapia Dialéctico Conductual (DBT) (Linehan, 1993 a, b) y en la Terapia de Aceptación y Compromiso. (ACT) (Hayes, Strosahl & Wilson, 1999).
Definición operacional de Mindfulness
Se reconocen distintas definiciones de Mindfulness: la versión del discurso de investigación científica; una versión que aparece desde la psicología social, sin compromiso de la tradición de prácticas asiáticas; otras versiones que provienen de raíces budistas y que aparecen en el budismo de Occidente; y la versión desde las neurociencias.
Para los fines de nuestra presentación, nos centraremos principalmente en la definición científica y en la definición de neurociencias.
En este ámbito, la definición operacional viene dada por el enunciado central dado por Kabatt-Zinn (1994, p.4), quien sostiene que Mindfulness es “Prestar atención, en una forma particular, intencionalmente, en el momento presente, sin juicio”.
Profundizando en los componentes de esta definición, se reconocen tres elementos, que de acuerdo con Shapiro y Carlson (2014) son:
- Intencionalmente
- Atención centrada en el presente
- Ausencia de juicio
La intención implica no sólo la decisión de atender a la experiencia, sino que una motivación a la práctica Mindfulness.
La atención se refiere al foco sostenido momento a momento al inicio y a continuación a la flexibilidad.
La actitud se dirige a ir más allá de no enjuiciar, hacia la aceptación y bondad hacia la propia experiencia.
Mecanismos de cambio
Estos tres conceptos confluyen en un cambio de la conciencia, una nueva relación de la conciencia y el mundo, en un meta-mecanismo denominado repercepción (Shapiro y Carlson, 2009; Shapiro et al. 2006).
La repercepción se refiere a la experiencia de ser una conciencia observante, que está involucrada y simultáneamente observando de la experiencia. Esto se hace patente en expresiones como “Yo no soy mis pensamientos”.
Si bien existe una discusión acerca de la definición de Mindfulness, dado que el término es usado para referir a distintos constructos, un elemento nuclear que cruza las distintas conceptualizaciones es la atención. Particularmente importante es prestar atención al cuerpo, especialmente a la respiración y a las sensaciones del cuerpo
Definición de Neurociencia
Daniel Siegel (2007, 2010); da cuenta de la reactividad del sistema límbico y sostiene que la meditación está asociada a cambios estructurales en el cerebro. Los cerebros de meditadores de larga data, muestran engrosamiento comparados con controles normales, en áreas responsables del procesamiento sensorial, cognitivo y emocional (Lazar, et al., 2005). Las investigaciones destacan un en efecto principal en la corteza prefrontal izquierda, lo que se vincula a un aumento de la capacidad de regular emociones.
Se ha sugerido que la meditación Mindfulness influye en los participantes a través de cuatro mecanismos de acción:
- Regulación de la atención
- Conciencia del cuerpo
- Regulación de las emociones
- Cambio en la perspectiva del self.
Los autores coinciden en que el aspecto central a destacar como efecto psicoterapéutico es la regulación emocional.
- Abriendo el diálogo Desde el AE con la tradición de Presencia Plena y Mindfulness 5.1 Propusimos inicialmente la posibilidad de ser un terapeuta mindful en el contexto del AE, teniendo en cuenta que el principal aporte desde esa perspectiva consiste en traer la experiencia de la presencia plena a la relación terapéutica. Al mismo tiempo nos inclinamos por una mirada de integración, más que de eclecticismo técnico. Esto nos aparece por la convergencia en el modo de abordar el fenómeno de apertura a la dimensión del ser existencial en el contexto de la psicoterapia, con un acceso pre-reflexivo a la experiencia. Esta distinción nos parece central, por cuanto tanto el Análisis Existencial como Mindfulness, se acercan a la dimensión de la existencia en una posición de primera persona con una actitud vivencial, no teórica ni primordialmente reflexiva, aunque la integran, por supuesto. Enfatizan que el modo de acceso al ser existencial no es primariamente distante, abstracto, reflexivo. Teniendo en cuenta esta base para indagación, propusimos un encuadre contextual aludiendo a una alternativa de integración en una perspectiva metateórica, más que técnica. Pensamos que desde una posición de visión clínica compartida nivel metateórico es posible integrar, sin intentar fundir teóricamente los enfoques, respetando la identidad de cada perspectiva. Y a la vez, sin intentar sintetizar o mezclar de modo meramente instrumental las técnicas. Al entrar en esa dimensión, nos planteamos el siguiente problema previo: Si bien las formulaciones del Mindfulness están orientadas a elicitar la experiencia en primera persona, al mismo tiempo son aplicadas y enmarcadas en un modelo de investigación formal, con diseños cerrados, para cumplir un protocolo de investigación estrictos. Por consiguiente, responden a exigencias de manualización para hacer comparables los resultados. Enfatizamos esta observación al proponer que la investigación y los informes de aplicación de Mindfulness en psicoterapia, se plantean en tercera persona. Sin embargo la experiencia central en un proceso de meditación Mindfulness, desde nuestro punto de vista, responde al fenómeno de la conciencia vivida en primera persona, que es validado desde una posición de segunda persona. Nos referimos a una forma sistemática y metodológicamente válida de dar cuenta de la experiencia en primera persona en un marco relacional, sin desestimar los testimonios que a menudo acompañan la investigación “dura”. Al mismo tiempo, desde una perspectiva de AE, los informes se presentan enfatizando la descripción y comprensión en primera persona, en un contexto relacional generativo, además de cumplir cánones de investigación en tercera persona. Se presenta, por tanto la asimetría epistemológica entre la primera y la tercera persona, que incide en el quiebre entre las metodologías de investigación. Y que determina que el acercamiento al “objeto de estudio” no accede “a las cosas mismas”. La pregunta por encontrar una forma de integración de Mindfulness y Análisis Existencial, nos mueve a indagar más profundamente. 5.2 Conjeturamos que el origen de esta asimetría se plantea debido al compromiso paradigmático de la psicología y la psicoterapia moderna con la metateoría del empirismo lógico, que reposa en la perspectiva epistemológica de la tercera persona. La observación científica normal cumple criterios objetivos de verificación, que no dan cuenta de la experiencia en primera persona. La crisis del paradigma, por la doble sub-determinación de la teoría por la evidencia que indetermina los referentes, ingresa en la psicología con el constructivismo, abriendo la discusión hacia la consideración de un vocabulario no solo extensional en la concepción de los informes en ciencia. (La crisis paradigmática) se plantea reconociendo la alternativa de la hermenéutica. La comprensión-interpretación, antecede al enunciado científico. Se explicita que el sentido determina la referencia. Sin embargo, aún se remite a un dualismo entre las perspectivas de referencia objetiva y de sentido subjetivo. La discusión de paradigmas en psicoterapia está partida por estas oposiciones. Nos parece que la situación cambia radicalmente con la propuesta surgida desde las ciencias cognitivas, en la tercera fase, de la enacción y el dinamicismo, que da lugar a un nuevo programa de investigación proponiendo un puente entre la tercera persona y la primera persona. Al investigar el problema difícil de la conciencia, no basta con dar cuenta de las conexiones neurales(o del “cableado en la cabeza”), sino que es necesario contar con descripciones en primera persona, que nos acerquen al fenómeno y no a la cosa. Reformulando una perspectiva de neuro-filosofía reductivista, la neurofenomenología retoma la conversación o integración entre la ciencia natural y la fenomenología. Propone una ciencia holística, que entendemos como transformacional y no sólo crítica ante el empirismo lógico, abierta al sentido. En la misma dirección, nos apare el problema que se plantea en la investigación de en psicoterapia. El marco epistemológico de las metodologías corresponde a la ciencia normal, que en términos de ciencias cognitivas, se expresa en el debate entre cognitivismo y conexionismo. La presencia plena y la experiencia de darse cuenta en Mindfulness se traducen a un encuadre de validación en tercera persona. Aparece solo una orilla, el puente está cortado. Nos parece que se abre una alternativa promisoria al acceder a una perspectiva de integración en un programa de investigación en psicoterapia de Análisis Existencial con Mindfulness en un encuadre de enacción y neuro-fenomenología abierto a la dimensión de la segunda persona. Esto significa que en el contexto de articulación de la tercera persona y la primera persona en la investigación, aparece la dimensión relacional de la segunda persona, como una instancia de mediación irreductible en la indagación en psicoterapia. Es la posición intersubjetiva de validación. Con esta formulación damos un paso adelante en nuestro problema inicial y nos situamos en una posición, en este punto[8], donde surge nítidamente el compromiso con la fenomenología hermenéutica, como vía de integración. Reconocemos aquí un fundamento metateórico alternativo a la tradición de la ciencia normal en psicoterapia. En un contexto relacional es posible situar los referentes directos, emergiendo del proceso de indagación en curso y no de principios hermenéuticos previos. El sentido emerge en este contexto, no está dado. Nos parece que ésta es una vía de integración metateórica y metodológica que nos que abre a la conversación y diálogo en psicoterapia de AE con Mindfulness. [8] Cabe aquí examinar la alusión de Varela(2002) a la posición de la heterofenomenología (Dennet, 1995). 5.3 En el contexto anteriormente señalado nos aparecen las distinciones del marco de la Fenomenología Hermenéutica como un encuadre para explorar posibles cruces de metodologías del Análisis Existencial con Mindfulness. Proponemos que Mindfulness es inherentemente un camino o proceso en el cual se pone en juego, se trae a la mano, una actitud existencial (donde lo relevante es acceder a modos de ser o existenciarios, no los contenidos de conciencia). Es un acceso primariamente pre-reflexivo, donde también se está abierto al pensar reflexivo, no sólo al pensar calculador (como señala Heidegger, en Serenidad[9]) [9] Ver Heidegger(1989) 5.3.1 Vemos la definición central de “Prestar atención, en una forma particular, intencionalmente, en el momento presente, sin juicio” (Kabat Zinn, 1994, p.4), en el encuadre de descripción fenomenológica, más que en la dimensión de una definición operacional de un constructo mental. Por supuesto, eso implica reformular la noción de atención- y del mecanismo de repercepción propuesto en conexión con toda la definición- en términos de percepción como enacción, esto quiere decir, no remitiendo a una representación mental, sino que a un modo de percepción, guiada motrizmente, encarnada. O sea de alguien situada en el mundo. Quien presta atención, paso a paso, sin enjuiciar la experiencia, o sea viviendo un proceso de aceptación radical. Si a continuación, dejamos, además, el marco individualista de la definición, que se circunscribe a estudios de rasgo y estado, aparece la dimensión o perspectiva relacional de Mindfulness. 5.3.2 Acordamos con Mc Cawn (2014), en que no existe una sola definición válida de , sino que los momentos surgen en espacios de co-creación, donde los participantes están ajustando cómo lo comprenden. Sostenemos, además, que los recursos de elaboración o actitudes existenciales frente a los distintos tipos de coping, como se muestran en las cuatro motivaciones fundamentales del Análisis Existencial abren un espectro de comprensión de la experiencia fenomenológica que surge en el proceso de prestar atención sostenida en la meditación . Esta visión, no sólo permite distinguir un enfoque de la “mente fenomenológica” frente a la “mente computacional”, sino que el atravesar el dualismo epistemológico de sujeto objeto, abre una vía de comprensión subjetiva e intersubjetiva del modo de ser en el mundo con los demás, en el contexto de una relación. 5.3.3 El paradigma de las cuatro motivaciones fundamentales constituye un horizonte de comprensión de las intervenciones basadas en/con , en cuanto provee una descripción que aborda la “expresión y giros intencionales”, indispensables para la comprensión del significado de la experiencia en primera persona desde la segunda persona, en un marco de relación terapéutica. El Contexto desde el AE, con las cuatro MF y las actitudes de elaboración, no es un marco teórico de trasfondo al cual se traduce la experiencia , sino que constituye una forma práctica de orientar la mirada atenta, el cuidado en la relación terapéutica. Es un modo de estar presente y comprender con el otro. Es un proceso que da un marco fenomenológico hermenéutico para asimilar el proceso de Presencia Plena y los momentos en la relación terapéutica. 5.3.4 Encontramos útil referir aquí a los pasos de la metodología en primera persona (Varela 2002, p.310), en cuanto esta dimensión está implícita en los procedimientos guiados de las prácticas (Ver figura 3)
Por ejemplo, al aprender a entrenar la atención, una forma inicial básica de introducir a la práctica, es indicar prestar atención en las sensaciones corporales que aparecen al respirar. Habitualmente, la persona no entrenada toma conciencia de lo difícil que resulta prestar atención sin distraerse. Pues bien, ése es el modo que permite el aprendizaje. Volver a enpezar, sin juicio, constituye un espacio de validación y aceptación intersubjetiva, que guía la práctica y que permite cultivar la amabilidad consigo mismo.
Se ha descrito (Cullen, Brito,2015) este proceso en los tres pasos siguiente( Ver figura4)
5.3.5 Consideramos especialmente relevante introducir el marco de aprendizaje de las prácticas atendiendo al contexto psicoterapéutico específico, y no genérico. Para ello proponemos un esquema (modificado para nuestros fines) del proceso de asimilación progresiva de las habilidades de conciencia plena (Varela 2003).[10](Ver Figura 5)
[10]El esquema está inspirado en el modelo de habilidades de Dreyfus,H., Dreyfus,S. (1986)
Entendemos las metodologías de primera persona, más allá de la asimilación de habilidades de estudiante de libro o de técnicas, en el marco de la presencia y relación terapéutica en un mundo variable. Una integración del AE, propone que esa dimensión de mundo, corresponde al determinado ser en el mundo de la persona que consulta en terapia, en el contexto de un proceso relacional (Längle,2006). Un terapeuta que practica o ejerce la psicoterapia de AE con Mindfulness necesita conocer cómo está situada la persona en el contexto de las cuatro motivaciones, como contexto relevante en la práctica. Esto trasciende el formato de incorporación de metodologías formales descontextualizadas.
5.3.6 Considerando lo recién expuesto, de aplicar metodologías de situadas en el contexto de las cuatro motivaciones fundamentales, se abren preguntas y perspectivas para introducir descripciones fenomenológicas- los dominios de coping– que permiten abordar los trastornos, la psicopatología, y el proceso de elaboración. Aquí ejemplificamos para ilustrar formas de aplicación posible en forma integrada. Considerando que los programas se aplican a determinadas problemáticas o patologías, sería posible diseñar una cartografía (por ahora ejemplificada parcialmente, como índice para desarrollar una hipótesis de trabajo) que oriente intervenciones clínicas de AE con Mindfulness (Ver figura 6).
Comentaremos brevemente, para cerrar nuestras reflexiones en la segunda y primera motivación[11]. Así, por ejemplo, en el inicio de los programas , Kabat-Zinn aplicó el taller de ocho semanas MBSR para la reducción de estrés. Este formato dio comienzo a un sostenido desarrollo que no se detiene aún. El reporte científico mostró una reducción significativa de los indicadores de estrés en los participantes. Posteriormente (Segal, Williams, Teasdale, 2002) apareció el Taller MBCT, en el Reino Unido, aplicado a recaídas en Depresión, que logró también gran éxito. Esos programas han abierto un nutrido tránsito desde Políticas en Salud Pública hacia Políticas en Salud Mental que se incrementa más aún.
[11]Por razones de espacio ejemplificamos las motivaciones tercera y cuarta en una siguiente comunicación.
Si nos proponemos acercarnos con una mirada fenomenología hermenéutica, desde el AE, en el contexto de las Cuatro Motivaciones Fundamentales (Längle, 2000b), nos encontramos con una perspectiva que señala el compromiso del Estrés y Burnout (Längle, 2003b) con la segunda MF, la forma de relación con la vida, consigo mismo y los otros… la relación enfrentando el vacío, con una actitud no existencial. Al mismo tiempo con una descripción del compromiso de las restantes motivaciones. Una pérdida de valor en la sociedad del rendimiento.
Si avanzamos en el conocimiento del modelo MBCT, vamos a encontrar también una descripción específica, que nos conduce a la dimensión de la relación, consigo mismo y los demás. A la vez, podremos tomar en cuenta que la línea de entrada de Mindfulness ha venido con Estrés, Burnout y Depresión (recordamos a Byung-Chul Han[12] y su caracterización de las personas que se autoexplotan; y que además no sacan conclusiones acerca del sistema, sino que aparecen individualmente deprimidos…). Vemos que el desarrollo de Mindfulness hacia la compasión, la actitud bondadosa hacia los demás, en este encuadre de las MF, se hace inteligible teniendo la relación como foco.
Si ahora (last, but not least), miramos el Programa de la Ansiedad (Alonso, 2011), nos encontramos con un modelo que nos muestra paso a paso cómo abordar el miedo psicológico. Parte con centrar la atención en la respiración, particularmente haciendo más larga la espiración. Más que intentar traspasar una técnica de libro, encontramos pertinente señalar que, a diferencia del Taller MBSR de Estrés, aquí, la vía de entrada es la respiración, la presencia y el caminar consciente formal e informal, en la primera etapa y no la atención sostenida al cuerpo, como es en el escáner corporal en el MBSR. En un contexto clínico de un trastorno donde aparece la angustia (Längle,2005b), estas breves indicaciones sirven de base para variar el método y contextualizarlo desde la segunda a la primera motivación. Si no se aplica el contexto clínico (Poder ser, angustia fundamental; o angustia de expectativa, comprometiendo las restantes motivaciones…), un énfasis en seguir el protocolo, por ejemplo desde la primera sesión del taller de reducción de estrés (MBSR), puede conducir a que en la supervisión de casos clínicos, nos enteremos que alguien se angustió muchísimo a los minutos de comenzado los ejercicios prácticos. Y la formula, “si tiene problemas con la meditación, es signo de que debe meditar más”, no funciona. Un contexto clínico prioriza la respuesta de la persona en la relación, no la técnica aunque esté enmarcada como sabiduría.
[12] Cfr. Psicopolítica (Han,Byung-Chul 2014)
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