La temática del suicidio puede ser analizada desde varias perspectivas: filosóficas, religiosas, sociológicas y biológicas; las cuales no vamos a profundizar. En el presente trabajo, se abordará la problemática desde la perspectiva psicológica, a la luz del enfoque Analítico Existencial y de la Teoría de las 4 Motivaciones Fundamentales (MF) de Alfried Längle.
El suicidio es un fenómeno conocido desde el origen de la humanidad misma, aunque el término “suicidio”, es de acuñación reciente, en el año 1737 por el francés Desfontaines (1). “Entendemos por suicidio el acto de matarse a uno mismo de forma voluntaria” (2). Al profundizar en esto, nos encontramos con preguntas algo más complejas: ¿Se suicida el deportista de riesgo, al tener un accidente? La respuesta sería no, porque no hay una voluntad abierta de morir.
Otro de las preguntas que surgen desde la psicología, es la racionalidad del acto suicida. ¿Se puede considerar a una persona potencialmente suicida con la suficiente libertad decisoria, en cuanto a su voluntad, racionalidad y conciencia para decidir, en un acto que sea irreversible? Algunos autores como Black y Winokur (1990)(3) dicen que más del 90% de los suicidios ocurren en pacientes psiquiátricos que presentan algún tipo de trastorno afectivo gravoso.
Alfried Längle (4) plantea el reconocimiento de la suicidalidad en sus a) síntomas mediante los que se puede diagnosticar, y b) reconocer la suicidalidad, para la intervención de crisis.
La suicidalidad se reconoce a través de síntomas como cuando el paciente habla del suicidio, o hace alusiones: “Si ya sé que van a estar felices sin mí, cuando yo ya no esté. O, “Ya van a ver para la próxima Navidad, como serán las cosas”. Hay quienes plantean que mientras que alguien habla de suicidio, no hay peligro. “Perro que ladra no muerde”. Pero: no es un hablar que descarga tensiones, sino que es un hablar que prueba algo: ¿cómo reaccionan los otros? Luego, en un momento posterior, el silencio es total, “es la calma antes de la tormenta”. El no experto tiene la impresión que el peligro ha pasado. Sin embargo, en ese momento es donde el peligro es el mayor y el suicidio se producirá en muy corto plazo. Puedo saber solamente por el desarrollo, si trata de una forma peligrosa, es decir, si hubo avisos de suicidios antes.
Si se realiza un recorrido de las Motivaciones Fundamentales de la Existencia, en la 4ª MF, se puede observar que la soledad y el aislamiento hacen que la vida pierda sentido, ya que no se puede compartir. El sentimiento de vacío al no alcanzar determinados objetivos, con el correr del tiempo, se vivencian como un fracaso irreversible. No se le encuentra un sentido a la vida y solo aparecen sentimientos negativos. Ya el mismo hecho de vivir es penoso, doloroso e irreversible, así, el suicidio se ve como la única solución o saluda posible.
La vida con heridas, conmociones, abismos que nos dejan consternados son también aspectos de la realidad humana. Esta realidad puede golpearnos a lo largo de toda la vida, y algunas veces de manera improvista, por ejemplo, por un accidente, una enfermedad, una desgracia, entre otras cosas. Habitualmente no pensamos en esas posibilidades, por lo cual, cuando ocurren, no se está preparado para encararlas. Entonces, a menudo, se hace presente con vehemencia la pregunta por el sentido.
Viktor Frankl (5) , viviendo situaciones límites en el campo de exterminio, se pregunta: ¿qué es lo que lleva a un ser humano a no querer vivir más, y terminar con el valor por excelencia que es la vida?
En la 3ª MF, se observa una pérdida de lo que al ser lo distingue y representa, sobre todo, cuando se trata de dolores o conmociones infringidos por otros seres humanos. Es humillante para una persona dotada de razón, que sin poder comprender y saber, tiene que aguantar algo especialmente sufriente. Es humillante también cómo la integridad de lo propio es rota lenta y desconsideradamente, sin ser preguntado o apelado. De allí que se observe desde lo fenomenológico una retirada del mundo social. En esta dimensión, la persona piensa y habla de su muerte, la comenta, deja cartas, ordena cosas, deja de visitar a amigos, otras veces regala objetos queridos o personales.
Desde la 2ª MF, se encuentra afectado el valor cardinal de la vida misma, lo que desnuda una apatía sin límites, un lento insensibilizarse e ir muriendo internamente. Por un lado, una paulatina indiferencia, por el exceso de vivencias dolorosas. Por el otro, la relación solo con las cosas, desde una perspectiva fría y deshumanizante; porque la vida duele, el sentir es dolor, lo que lleva a una desvinculación con la vida, y eso, es como vivir con el sentimiento de estar muerto.
Ante el interrogante por lo valioso y lo significativo, la persona no tiene ganas de vivir, no se observan valores sentidos ni plenos de relación.
En la 1ª MF se observa una ruptura con el mundo y sus referencias, con el propio cuerpo, con los otros, con la propia historicidad, la angustia invade al ser, así se instala una desesperanza que invade al ser de manera frontal, y la vida se transforma en un soportar. Ya no hay nada más que esperar. El sentimiento de la esperanza se ha perdido. La confianza fundamental es el punto central del Ser como ser afectado, de aquí al pasaje al acto hay solo un momento.
Las fases del suicida presentadas por Alfried Längle son las siguientes:
1° Fase: Consideración (avisar y planificar)
La persona cada vez piensa más en la posibilidad de un suicidio. Tiene fantasías, pensamiento suicídales. En esta fase de la inseguridad e indecisión, conversa con otros acerca de ello o hace alusiones a un posible suicidio, para ver la reacción y llegar a una decisión. En la primera fase del desarrollo del suicidio, la fase de la consideración. Se contempla, se baraja la mera posibilidad, como sería si ya no estuviera.
Se debe tomar en serio cuando se habla así acerca del suicidio, no se debe hacer oídos sordos ante tal alusión, aunque sólo se habla de ello en oraciones subordinadas: demandar información aclaratoria, o iniciar una conversación acerca de ello: ¿qué quieres decir?, ¿no estás bien?, me da susto cuando te oigo, ¿por qué estás pensando en eso?, mostrar comprensión. “Cuando se vivencia algo así, es casi imposible imaginarse la vida”.
2° Fase Sopesar
Aquí hay que controlar la valencia: ¿qué saco, qué sería mejor?, ¿seguir viviendo o morir? Oraciones como: “Si ya sé que van a estar felices sin mí, cuando yo ya no esté, o “Ya van a ver para la próxima Navidad, como serán las cosas”, necesitan testear el ambiente, para analizar las reacciones, lo que significa para los otros esa persona, si realmente obtiene sostén de parte de la familia o si, en el fondo, se está sólo y nadie lo ve, o nadie lo quiere o si tiene miedo de ser una carga para los demás familiares.
3° Fase: Resolución
IS (Intención Suicida). Fase 1 + 2 = PS (Pensamiento Suicida)
La persona en esta etapa reflexionó a cerca del qué, cuándo y con qué medios cometerá el suicidio. Esta concreción es característica. ¿Qué síntomas tiene esta fase?, ¿qué dice la persona? Ya no dice nada, ya no habla, está muy tranquilo, parece más bien aliviado. A veces se observan períodos de euforia. Los otros piensan que está mejor. Al mismo tiempo, sin embargo, se produce una retirada social: por ejemplo, se retira de todas las relaciones, interrumpe frecuentemente la conversaciones con razonamientos como: “Estoy tan bien, ya no me hace falta todo eso”.
Otro síntoma es, por ejemplo: regalar cosas, ordenar, se arreglan papeles. A lo largo de estas fases, se produce un aumento del estrechamiento afectivo, la accesibilidad a la persona cada vez se hace más difícil. Es arduo construir un rapport con alguien que ha decidido cometer un suicidio y recibir una resonancia afectiva. Solo hay disimulo. El afectado parece evasivo, no aprehensible, evita el contacto visual o tiene expresiones llenas de agresión y amargura. Si aún se producen comentarios espontáneos acerca de la muerte y el suicidio, recogerlos o pedir más información, el por qué se comporta de esa manera, por qué se ha vuelto tan callado. Y siempre es esencial: mostrar compresión, no convencerlo de nada, ni de lo bueno ni de lo malo, no argumentar. El terapeuta/consultor no tiene nada que decir aquí, cualquier cosa dicha es demasiado poco de cara a la muerte.
Aspectos implicados en la perspectiva de Suicidio (6)
Para concluir, e independiente del rango etario, género, y condición social, el suicidio tiene que ver con la afectación de todas las Motivaciones Fundamentales de la existencia. Si bien una de ellas puede estar más afectada que otra, la pérdida de las ganas, del sentido y del ánimo de Vivir, se deja ver en todo aspecto y ámbito de la existencia, tocando así cada MF.
A modo de reflexión, podríamos dejar estas preguntas: ¿Qué tipo de decisión es la de una persona que comete suicidio? ¿Es verdaderamente una decisión (libre, auténtica y personal)? Dentro de nuestras respuestas debemos considerar que en el acto de terminar con la propia vida, hay familias, parejas, o hijos, amigos, etc; otros. Y también hay un mundo, mundo en el que queda un hueco, una huella o rastro de la vida de aquella persona que ahora ya no está más. Por tanto, en el acto suicida hay dos polos donde necesitamos considerar estas preguntas: El polo interno, y el polo externo. El suicidio no involucra sólo al suicida, si no toda una red relacional, y todo un mundo que ahora es privado – le guste o no, obligatoriamente-, de la presencia de aquella persona. En esa irreversibilidad se asienta el acto suicida, de allí que el reconocimiento a tiempo de las tendencias suicidas sea tan importante. No se busca simplemente “evitar a toda costa el suicidio”, busca acompañar a la persona, tomarla en serio. Esta compañía le recuerda así, la existencia de un polo externo, parece decir “¡aquí, aquí! aún hay vida, aún hay mundo…”.
(1) VALLEJO RUILOBA, José; (1991): “Introducción a la Psicopatología y la Psiquiatría”. 4° Edición. Cap. El Suicidio. Ediciones
Masson. Barcelona.
(2) DURKHEIM, Emilio; (1971): “El Suicidio”. Ediciones Shopiro. Buenos Aires.
(3) BLACK, D. W y WINOKUR, G.; (1990):“Suicidio y Diagnóstico Psiquiátrico” En Blumenthal, S. J. y Kupfer; D. El suicidio fuera de
los ciclos de la vida. American Psychiatric Press. Washington.
(4) LÄNGLE, Alfried: (2000) “Conferencia de las Motivaciones Fundamentales de la Existencia”. Mendoza. Universidad del Aconcagua.
Traducción: CAPRIO, Graciela.
(5) LÄNGLE, Alfried; (2009): “Conferencia sobre la 4 MF” El devenir. Mendoza. Universidad del Aconcagua.
(6) MENNIGER, K: (1972): “El Hombre contra si mismo”. Ediciones Península. Barcelona.