“It is our choices, Harry, that show what we truly are, far more than our abilities” (1)
La invitación a leer estos libros vino de mi hijo mayor. Él, gran lector, a sus 12 años se había leído ya todos. Nunca lo había visto involucrarse tanto con un libro. A veces lo miraba y estaba realmente serio. Otras veces se reía a carcajadas. Otras veces paraba y compartía lo que leía. Un día que mi hijo me vio apenada, me recomendó leer los libros de Harry Potter. Después de todo, me dijo, no hay cosa –por difícil que sea-, que te haga sentir tan mal después de leer Harry. Una amiga me dijo “Es bueno para el alma”. Personalmente nunca tuve mayor interés en leerlo… Mi gran prejuicio era pues que yo era adulta, de otra línea, y mis lecturas tenían poco que ver con el mundo fantástico infantil-adolescente. Finalmente, incrédula, un poco por curiosidad y un poco para ver qué era lo que involucraba tanto a mi hijo, agarré el primer libro (2)… La trama es la siguiente: Un niño huérfano de 11 años vive a mal traer con la familia de su tía. Para su cumpleaños recibe una carta para asistir a un prestigioso colegio de magia. Desde allí en adelante comienza lo que llamo “el viaje”. En el camino nos enteramos de cómo mueren sus padres intentando salvarlo del mago oscuro más poderoso que existía (Voldemort), y de cómo el mago –libro tras libro- acecha a Harry.
Yo comencé a leerlo con los ojos de una persona adulta que se aproxima a una lectura infantil. Tenía una actitud de estar como por encima, sin sorprenderme. Pronto me di cuenta lo equivocada que estaba: yo no estaba por encima. Me maravilló la historia, el escenario, me conmovió ver las dificultades del protagonista, y lo importante que era para él saber quién era. Desde la reconstrucción de su pasado, a la búsqueda de las diferencias específicas entre él y Voldemort.
A lo largo de los libros Harry va creciendo (11 a 17 años), y sus desafíos aumentan en igual medida. Como lectora, yo pensé ¿Podrá este niño alguna vez simplemente ser un niño? ¿Podrá en algún momento dejar de responder frente a todo? Y entonces las preguntas parecen tomar matices aún más profundos ¿Se puede alguna vez dejar de responder?, ¿No consiste justamente en eso la paradoja de la libertad? : Soy libre en cuanto puedo elegir personalmente una respuesta, pero no soy libre del acto mismo de tener que responder.
El “viaje” de Harry, es para mí un reflejo de planteamientos tremendamente existenciales, como los problemas y paradojas que nos plantea la libertad, y la relevancia que tiene ésta para la construcción de la identidad. Desde allí logro ver aún más ramificaciones: las relaciones que formamos a lo largo de los años, la amistad, la lealtad… lealtad hacia los otros y también hacia nosotros mismos: todo esto tiene que ver con decisiones, y con tomarme en cuenta (a mí y a “mi-gente”) en cada decisión.
Esta libertad nos podría parecer contradictoria a primera vista, por ejemplo, con la idea del “Sombrero Seleccionador” que encontramos en la historia. Éste sombrero clasifica a los alumnos nuevos en distintas casas de acuerdo a sus personalidades: elige qué alumno pertenece a cuál de las 4 casas del colegio. A lo largo de los libros vemos por medio de flashbacks, sin embargo, que en cada caso lo decisivo fue siempre la “resonancia” personal: Ningún niño fue puesto obligadamente en ninguna casa, con la casa en la que cada cual “resonaba”, en esa quedaba. El sombrero era entonces, un reflejo, si se quiere un símbolo de aquello que estaba ya en el interior de cada estudiante.
La relevancia de las decisiones frente a un destino que parece ineludible, es justamente uno de los temas que nos plantea la posibilidad de la libertad. En esta historia lo vemos reflejado en el enfrentamiento de Harry Potter con su enemigo. Dicho enfrentamiento era una profecía, estaba, por decirlo así, “predestinado” a este encuentro. Sin embargo, una y otra vez aparece la libertad de elegir de Harry. Él se da cuenta que no está obligado a seguir aquello que parece predestinado, y de hecho lo expresa, literalmente: “Por fin comprendió la diferencia entre ser arrastrado a la arena, o caminar a ella (…) Algunos dirán que no hay diferencia, pero él sabía. (…) Comprender esto hacía toda la diferencia del mundo (3) ”.
¿No es algo muy similar ese ámbito al que nos referimos cuando hablamos de libertad?, ¿Aquella fuerza que hace de contraparte a todo lo que “obliga”? Frente a las reacciones, frente al automatismo, frente a las determinaciones de la personalidad, aparece una voz: La voz de lo propio. Una decisión. En estos libros “de niños”, podemos ver que en ese mundo de fantasía no estamos exentos de las paradojas y posibilidades de la libertad. ¿Cuántas veces no hemos pensado en lo obligados que estamos a llevar a cabo una tarea, un quehacer, un “destino”? Y sin embargo sólo cuando comprendemos que no estamos obligados, que hay más de una posibilidad, es cuando podemos apropiarnos de esto que llamo Libertad.
(1) “Son nuestras elecciones, Harry, mucho más que nuestras habilidades, las que muestran quien verdaderamente somos”. (Traducción libre de “Harry Potter and The Goblet of Fire”)
(2) Harry Potter and The Sorcerer Stone. (Versión en español: “Harry Potter y la Piedra Filosofal”. JK Rowling. Ed. Salamandra 2000).
(3) Traducción libre de “The Half-Blood Prince”.