Por Michèle Croquevielle
Resumen
Frente a esta invitación a escribir sobre feminismo y Análisis Existencial contemporáneo (AE), sin ser yo experta en el tema feminismo, pero sí en el AE, me di a la tarea de estudiarlo y me surgió esta pregunta: ¿De qué manera – si es que lo hace – el AE de Alfried Längle, se puede considerar un enfoque psicoterapéutico que incorpora, o colabora con lo que plantea el feminismo? A continuación, desarrollo unos esbozos iniciales respecto a una relación entre ambas teorías.
Palabras clave: Feminismo, Teoría de Género, Análisis Existencial contemporáneo
¿De qué habla el feminismo?
En mi búsqueda he descubierto que el Feminismo tiene bastante historia. Ésta inicia por allá en 1673, en las letras del sacerdote y filósofo francés Poullain de la Barre en un texto titulado Sobre la igualdad de los sexos. “Sería la primera obra feminista que se centra explícitamente en fundamentar la demanda de igualdad sexual”, detalla Ana de Miguel en su artículo Feminismo Moderno. Sin embargo, los movimientos de mujeres y feministas que tuvieron lugar durante la Revolución Francesa también tienen sus momentos y lugares clave teóricos y prácticos en la articulación del feminismo moderno. A este primer ímpetu se le ha denominado Primera Ola. El uso del concepto Feminismo se lo sitúa en el movimiento “sufragista” (1882) cuando la francesa Hubertine Auclert integrante de ese movimiento, publica un artículo denominando feministas a sus correligionarias.
Vamos viendo ya, hacia dónde nos llevan éstas y las siguientes olas…
Virginia Woolf nos introduce en su propia reflexión sobre el tema en “Un cuarto propio” libro publicado en 1929, en el que nos adelanta que toda mujer debía tener una habitación propia y 500 liras en el bolsillo, en una época en la que la mujer no podía ni entrar a una biblioteca ni manejar su propio dinero. Estas líneas no hacen más que ser una avanzada a lo que más adelante escribirá la también tremenda Simone de Beauvoir, en su libro El segundo sexo (1949) que es considerado hasta hoy como la biblia del feminismo. En ambas autoras el “cambio de enfoque desde lo público a lo privado marcó el paso de la primera ola del feminismo a la segunda” (Levet, B, 2018, p.13). Se pasa de luchar por ganar espacios en la sociedad (derecho a voto, a estudiar, a acceso al poder, por ej.), hacia lo más personal como es disponer de espacio propio en la casa, derecho a los tiempos propios, y también al ejercicio de una sexualidad elegida por las mujeres. “No se nace mujer, sino que se llega a serlo“, es la célebre frase de esta autora, en la que hace una distinción filosófico-histórica de la mujer y lo que ha hecho de ella la sociedad (ibid). Beauvoir distingue “mujer/hembra”, de “lo femenino”, siendo lo primero sus determinantes físicas-fisiológicas, mientras lo segundo, sería algo construido desde una cultura masculina, inventando un modelo ético y estético de la hembra, la que se ha sometido y acostumbrado a él.
Santa Cruz et al. (1994), se suman a lo dicho en la primera ola, refrendando que la categoría de género no es descriptiva sino normativa, y que la percepción de la sociedad a mujeres y hombres queda por ello así determinada. Por lo anterior, femineidad y masculinidad son construcciones sociales que como sociedad perpetuamos. Eso sí, no desconocen las diferencias biológicas que son para todos, innegables, “pero lo determinante en la organización social no es la diferencia misma sino el modo en el que se le significa y se la valora, el modo en el que se la interpreta y se la vive”.
La Segunda Ola, entonces, sumando a lo ya obtenido en las luchas anteriores, ahora busca un cambio cultural que libere los roles que le fueron heredados, a la medida masculina. Ya no sólo se busca el derecho a votar, libertad sexual, sino también autonomía en su propiedad, su economía…. “A Beauvoir le interesa la libertad sexual de la mujer, pero le interesa- quizás incluso más – su independencia económica” (ibid pág. 13).
La tercera ola, en voz de Caviedes y Svenson en la introducción de Teoría de género o el mundo soñado de los ángeles, (Levet, B, 2018), SEÑALAN que la autora quiso distanciarse de sus predecesoras, y traslada el énfasis desde la colectividad a la individualidad. En este sentido, es un feminismo sin mujeres, y afirma que el Género aparece “superior” al feminismo tradicional, toda vez que no se limita a la causa de mujeres, pues incluye a otras minorías como homosexuales, lesbianas, transexuales, etc. Para esta autora, el concepto de Género (así, con mayúscula) vuelve algo intercambiable, indiferente si se es hombre o mujer, pues lo que interesa es la experiencia misma, lo individual e intransferible (dejando atrás lo colectivo). En este oleaje feminista, o en esta nueva mirada al Género, lo que importa, donde está el acento yace en los individuos que han sufrido, que sufren actualmente o a lo largo de la historia han sufrido algún grado de discriminación, marginación, abuso por algún grupo de poder.
Psicoterapias feministas y no feministas
¿Es posible concebir una teoría psicológica feminista o no feminista, o que se abre a colaborar con esta teoría, con lo brevemente descrito hasta aquí?
Se podría iniciar con la diferencia de paradigmas de los diferentes enfoques psicológicos. Thomas Kuhn en su libro La estructura de las revoluciones científicas, (1962/2007), describe cómo diferentes paradigmas han ido desarrollándose a lo largo de la historia. Es así como luego del paradigma medieval, surge el Moderno con todo su desarrollo de las ciencias. Finalmente se puede medir, cuantificar generalizar y predecir los comportamientos humanos, entre otros. Aquí nos encontramos con desarrollos psicológicos como el psicoanálisis, el conductismo, cognitivo conductual, por ejemplo. Ontológicamente hablando, en este grupo el concepto de ser humano es que somos determinados por nuestro pasado, nuestra biología, y que nuestras conductas son (pueden ser) predecibles. Por lo anterior, los seres humanos somos generalizables. No hay lugar para lo libre en nosotros. Se buscan causas para explicar las conductas. De ahí que el método de investigación por excelencia es el método científico, pruebas estandarizadas, manuales que buscan generalizaciones, etc.
Conforme se avanza en la época, surgen nuevos modelos filosóficos y epistemológicos, así como psicoterapéuticos, como lo son los enfoques humanistas, postracionalistas, existenciales. Hablamos, al decir de Kuhn de la aparición de un nuevo paradigma: el Postmoderno. Aquí los seres humanos son concebidos como seres únicos e irrepetibles y, por lo tanto, indeterminados. Por esta nueva ontología fue preciso desarrollar un nuevo método de estudio que con rigurosidad pudiese captar esa unicidad, pues ya no servía el método anterior, para comprender y ayudar a ese ser único que se nos muestra. Aparece entonces la fenomenología como método de investigación y de intervención psicoterapéutica.
¿Cuál es el paradigma del Análisis Existencial contemporáneo (AE)?
El AE contemporáneo, surge, hace algo más de 30 años, de la mano del Dr. Alfried Längle, en Viena, Austria. Ya sólo estos datos, nos instala en una época y continente donde esta “tercera ola” impregnaba la academia, las bibliotecas, las conversaciones.
Längle define al AE como “una psicoterapia fenomenológica-personal cuyo objetivo es ayudar a la persona a alcanzar un vivenciar libre (mental y emocional), tomas de posición auténticas y un trato auto-responsable consigo mismo y con el mundo“. (Croquevielle, M., pág. 30)
Ya en esta sola definición, nos aparece algo de lo planteado por Caviedes y Svenson: el AE es un enfoque “personal”, donde la Persona es lo único, lo incomparable, lo irrepetible del ser humano. Otro elemento que nos aparece en la definición es el concepto de libertad: lo que se busca en esta psicoterapia es que quien acude a nuestra consulta, pueda encontrar y comprender su emocionalidad, sus pensamientos, su lugar propio, desde su plena libertad. El método elegido por Längle, no podía ser otro que la Fenomenología, dando así coherencia a este abordaje psicoterapéutico tan individual, personal e íntimo. Nosotros, a su vez, como psicoterapeutas, estamos preparados a realizar la llamada epojé de Heidegger (poner en paréntesis nuestras propias ideas, pensamientos, creencias), de forma que sea el o la consultante quien disponga de ese espacio para lo suyo propio. Desde el AE, lo que se busca es justamente que quien acude a nosotros, desarrolle su capacidad de tomar posición desde su propio ser:
En el AE nos interesa la persona, descrita por Frankl (1983, 233f) como “lo libre” en el ser humano, que como tal hace posible las decisiones, elecciones, resoluciones y auto-determinaciones en concordancia consigo misma. En eso está la libertad humana, en poder encontrar consentimiento y aprobación interior, y por ello estar en concordancia con su esencia. Libertad existencial es llegar a vivir esencialmente; vivir como persona, con lo que empieza a hablar en nosotros, libremente, genuinamente (Längle 2000b). En otras palabras, el AE se dirige hacia lo no-determinado en el ser humano, a lo espiritual (como la libertad y responsabilidad). (Croquevielle y Traverso, 2011. Pág. 130)
¡Tantas luchas feministas y no tan sólo de mujeres, pues vemos cómo abarcaron y abarcan ahora también minorías étnicas, personas discriminadas, abusadas, invisibilizadas, que en el AE y en otras psicoterapias de paradigmas contemporáneos, pueden finalmente tener acogida!
“Lo masculino y lo femenino no son más que códigos, normas impuestas, que no toman en cuenta las aspiraciones profundas de cada uno, que trabajan para “normalizar” individuos, en ningún caso para incluirlos en un mundo de significados compartidos“, escribe Levet (p.10). Y esos códigos que nos han ayudado históricamente a significar lo percibido, no teniendo que descifrar cada vez que vemos algo/alguien (una tabla con 4 patas es una mesa, aquí como en cualquier lugar, así como una persona con pechos y curvas es -biológicamente- una mujer), nos han llevado a invisibilizar lo propio, lo único, lo que nos distingue entre los seres humanos. No se nace mujer, sino que se llega a serlo…nos repite Beauvoir
El AE nos plantea que el ser humano requiere de cuatro grandes motivaciones fundamentales (MF) personales para una existencia plena, de las que en este artículo mencionaré a las tres primeras, por tratarse de motivaciones personales (la 4ª motivación es existencial, por el sentido de vida).
Vinculado con su sobrevivencia material, la 1ª MF nos habla de tener y desarrollar nuestras capacidades, pero también, que el mundo nos ofrezca posibilidades. Beauvoir ya nos señalaba que precisamos de un espacio propio y algo de dinero. Podemos atestiguar cómo a las minorías, no sólo a las mujeres, se nos han puesto tantas cortapisas para ello, a través de limitaciones para estudiar, ostentar lugares de decisión, por ejemplo. También diferencias en nuestros salarios (comparado con los hombres en similar actividad). Las minorías étnicas han sido relegadas de sus propias tierras, y las minorías sexuales…han debido esconderse para sobrevivir. Desde el AE trabajamos con las condiciones fundamentales para que todas las personas – con mayor razón las minorías abusadas, puedan sentirse seguras, confiadas: que puedan percibir un piso, un espacio, y protección para su ser en el mundo.
Pero no basta con sobrevivencia, pues también requerimos de una 2ªMF, cual es la de relacionarnos con aquello que nos da bienestar…Y pienso, cuántas mujeres han sido y siguen siendo objeto de abuso sexual, no sólo a través de la violencia directa, sino también coartadas, aleccionadas a que su sexualidad sólo es para procrear (y dar placer a los hombres). Personas que, por discriminadas, no han podido disfrutar plena y libremente su condición sexual o cultural, o religiosa, por vergüenza. ¡Cuántas depresiones y suicidios, asesinatos, por no poder acceder y sentir el valor de la vida! Aquí trabajamos con las condiciones de relación, tiempo y cercanía, que les permita (re)vincularse con aquello que sientan como benéfico: dedicar tiempo a las relaciones personales, a la intimidad, cercanía consigo mismas/os y con los demás.
“Que sea permitido ser así como se es”, plantea la 3ªMF de la existencia que nos ofrece el Dr. Längle. ¡Qué increíble estar en pleno siglo 21, y tener que considerar ésta, como condición tan fundamental para la libertad de las personas y que deba ser reparada en tantas y tantos! Cuántas personas pertenecientes a pueblos originarios, cuántas personas transgénero, queer, homosexuales, cuántas personas con alguna discapacidad, pertenecientes a etnias minoritarias, cuántas personas diferentes a las llamadas “mayorías”… Todas y todos que nunca recibieron las mínimas condiciones como consideración, un trato justo y aprecio, sólo por ser así como eran. “Que nuestra hija tenga tu belleza y mi inteligencia” le decía un hombre a su esposa embarazada…
Recibir aprecio por sólo el hecho de ser, así como soy, así quien soy. Que pueda mirarte de frente y tú puedas sostener mi mirada. No deber esconderme, disfrazarme, invisibilizarme, decimos en el AE de Alfried Längle.
Previsualizar en pestaña nueva
Estas tres motivaciones nos aparecen como pilares fundamentales para ser en el mundo: Poder Ser, Gustar Vivir, Ser permitido ser como se es. Condiciones incluidas en cada una de ellas, desde el AE son elaboradas de la mano de cada paciente que acude a las y los terapeutas en Análisis Existencial contemporáneo. Y nuestra tarea es ayudar a que las personas, sin importar su creencia, su condición, su impronta, pueda encontrar en este mundo, su lugar, su toma de posición, su decisión. Desde este enfoque se trata de
“ayudar a los seres humanos a poder actuar y vivir con aprobación y consentimiento interior. En la aprobación se expresa la autenticidad, lo genuino de la persona. Es una realización de la libertad de la persona en ese continuo “Sí” interior, se asocia, en forma sentida, a la propia acción”. (Längle A., 2013, p.198/199)
Visto así, puedo decir que el AE contemporáneo, sí es un enfoque psicoterapéutico que además de considerar esta mirada feminista, atraviesa, colabora y acompaña a las víctimas a quienes sus derechos por los que luchan los postulados feministas, han sido vulnerados, ayudando a que cada persona, en la práctica, ejerza los suyos propios activamente, a través de un trato autorresponsable consigo, por ejemplo, al estimular la delimitación, el tomarse en serio y jugándosela por recibir un trato justo y fomentando el aprecio por sí mismo(a). Enunciado de otro modo, éste es un enfoque abierto a acompañar los procesos sociales actuales, abriendo los diálogos que permiten, también a aquellas personas pertenecientes aquellos grupos que han sido víctimas de abuso, discriminación, deslegitimación, a encontrar su propia voz, y de forma activa a tomar posición que pueda transformarse en una acción concreta.
Bibliografía
Beauvoir, S. (1949). El segundo sexo. Edit. Cátedra. Santiago.
Croquevielle, M. (2009). Análisis existencial: Sus bases epistemológicas y filosóficas. Castalia, 15, 23-34
Croquevielle, M., Traverso, G. (2011). El análisis existencial de Alfried Längle. La conducta den una vida con aprobación y consentimiento interno. En Las psicoterapias existenciales. Efrén Martínez comp. Edit. Manual Moderno, Bogotá.
De Miguel, A. (s/f). Feminismo moderno. Mujeres en red. [en línea]. Disponible en https://www.mujeresenred.net/historia-feminismo2.html [2022, agosto]
Kuhn, T (1962/2007). La estructura de las revoluciones científicas. Edit. Fondo de cultura económica. Santiago.
Längle A. (2013). ¿Espiritualidad en la psicoterapia? en Vivir la propia Vida. Comp. Längle, S. y Traverso G. (2013). Edit. Mandrágora. Santiago
Längle A. (2006). Libro de Texto Alumnos 2ª MF. La relación al valor de la vida. No publicada.
Längle, A. (1997/2005). Libro de Texto Alumnos 1ª MF. La condición básica de la existencia. No publicada.
Levet, B. (2018). Teoría de género o el mundo soñado de los ángeles. Edit. Instituto de estudios de la sociedad. Santiago.
Santa Cruz, M. et al. (1994). Mujeres y filosofía: Teoría filosófica de género. Buenos Aires: CEAL. (Los fundamentos de las ciencias del hombre; 146-147)
Woolf, V. (1929, 2010). Un cuarto propio. Edit. Cuarto propio. Santiago.