La persona y la autenticidad

The person and authenticity


Queridos lectores:

Quizás observar a los insectos sea un pasatiempo extraño, pero cuando veo a las hormigas en acción, a menudo me siento fascinada por su enorme capacidad para transportar cargas pesadas y para trabajar juntas dentro de sus colonias de manera tan eficiente. Recientemente, mientras estaba de vacaciones (en un clima más cálido que el mío), me cautivó especialmente el interminable “desfile de plantas” de las hormigas cortadoras de hojas. Era como mirar un jardín en movimiento con hermosa sincronicidad. Me maravillo de esta capacidad aparentemente no humana, y me pregunto cómo sería si nosotros también pudiésemos funcionar así. Por supuesto, estoy viendo a las hormigas desde una mirada exterior muy lejana, analizando objetivamente sus capacidades. No sé si las hormigas tengan conciencia subjetiva; Si la tienen, no tengo acceso a entenderla. Sin embargo, sí sé que nosotros, como seres humanos, existimos subjetivamente dentro de nuestra experiencia única y a menudo complicada de estar vivos. Es en este modo subjetivo de existencia, que tenemos la oportunidad de la autenticidad, en la que experimentamos qué es realmente ese “yo” que aparece en mis pensamientos y acciones.

Por supuesto, hay bastante que aprender de los patrones de comportamiento industriosos observados en las hormigas y otras especies.  Sin embargo, no podemos entender o dar forma a la persona humana simplemente desde un punto de vista objetivo.  Paradójicamente, los esfuerzos para hacer precisamente esto, son una parte amplia de nuestra existencia. Las abuelas comparan observaciones sobre sus nietos, desde los puntajes de las pruebas, los hábitos alimenticios, los modales, hasta la buena apariencia. Los padres estudian diligentemente las pautas de comportamiento para entrenar a sus hijos a dormir bien, a comer bien, y a desempeñarse bien. Una “buena vida” se representa y mide en la cultura popular a través de medidas de riqueza, apariencia, ocupaciones de prestigio y privilegios sociales. Las expectativas basadas en el género a menudo ofrecen guiones opresivos respecto a lo que es apropiado para una niña o una mujer, o para un niño o un hombre en una cultura determinada. La productividad en el lugar de trabajo a menudo se valora más de lo que se valora el cumplimiento vocacional, y los lugares de trabajo son a menudo lugares de opresión para los trabajadores con menos poder y privilegio en la organización. Las medidas de comportamiento religioso y pío, a menudo eclipsan la experiencia subjetiva de la espiritualidad. Y, finalmente, incluso nuestra propia disciplina de la psicología tiene la vulnerabilidad de objetivar la esencia misteriosa de la persona al centrarse en explicaciones reduccionistas de la conducta, y orientar el tratamiento al control de los síntomas.

Cuando vemos a la persona humana como un simple objeto de comprensión o de control, corremos el riesgo de cometer un tipo de violencia psicológica contra la esencia única y personal de cada ser humano. Más bien, la persona es fundamentalmente un misterio que no puede definirse o medirse desde el exterior. De acuerdo con el marco del Análisis Existencial, desarrollado por el Dr. Alfried Längle, la autenticidad aparece cuando uno puede estar con uno mismo con responsabilidad y aprobación, sabiendo internamente que “en esto soy realmente yo”. Cuando estoy conmigo mismo en mi verdad, experimento la autenticidad en mi voluntad de ser yo. La autenticidad requiere una decisión con responsabilidad moral, no es sólo un sentimiento o un capricho. Uno no puede experimentar la autenticidad con la reserva de que no debería sentir o actuar de cierta manera, o en cierta manera que no contiene mi verdad.

En este número de Existencia , los autores toman diferentes ángulos para explorar el valor de la persona dentro de la cual se encuentra la capacidad humana de autenticidad. En su artículo, “El piropo y la intimidad vulnerada”, Carolina Cabrera, de Chile, ofrece una crítica conmovedora de cómo el “piropo” común representa el dominio masculino de las mujeres que están objetificadas por atributos físicos. Si bien aparentemente parece ser un cumplido, este tipo de gesto ahora se clasifica apropiadamente como acoso sexual en la calle y viola la privacidad y la decencia de la persona que lo recibe.

También de Chile, Mauricio Rodríguez explora la relación entre la persona y su trabajo.  El trabajo proporciona el contexto para el desarrollo de la persona a través del diálogo entre la persona y el mundo. Este artículo, titulado “Trabajar sólo por el dinero, no vale la vida”, pasa de ver el lugar de trabajo como un simple medio funcional para un fin (ingresos para la supervivencia), a verlo como un lugar que brinda oportunidades para el cumplimiento o la opresión, y que tiene una relación observable con la salud del trabajador. María del Rocío Torres, de Argentina, contribuye con una reseña del libro Vino de Capa y Espada de Pablo Lacoste, y desarrolla el concepto de trabajo y vocación a través de la mirada de las motivaciones fundamentales existenciales en la historia de las personas y familias que se han dedicado por siglos a la industria vitivinícola de Argentina.

También escrito desde Argentina, el Coronel Fernando Nehemiah, proporciona una comparación de las Motivaciones Fundamentales Existenciales en personas religiosas y no religiosas, utilizando el Test de las Motivaciones Existenciales. Finalmente, escribiendo desde Canadá, mis colegas Mihaela Launeanu, Derrick Klaassen, Kristin Konieczny y yo, ofrecemos una crítica de nuestra propia disciplina de la psicología y de la vulnerabilidad que tenemos al aplicar nuestras sofisticadas teorías y técnicas con el riesgo de, a veces, perder de vista la esencia de la persona.  Sugerimos cómo el marco del Análisis Existencial ofrece una manera de volver a centrar a la persona en las investigaciones y en la práctica en psicología.

A medida que examinas este tema, te invito a a reflexionar sobre la preciosidad de la capacidad humana para vivir dentro de uno mismo, para el cumplimiento subjetivo y para estar consigo en la autenticidad. Mientras que nosotros, como personas humanas, no podemos lograr las asombrosas hazañas de las hormigas en su sincronicidad y productividad, tenemos un don singularmente precioso para vivir nuestras vidas como personas existenciales en este mundo. Mientras disfrutas de la variedad especial de los artículos de este número, espero que detectes la valoración que comparten los contribuyentes respecto a la persona humana, que tiene capacidad de autenticidad.

Tal vez esto incluso te invite a un profundo viaje interior para detectar más de lo que eres y decidir voluntariamente estar contigo en tu verdad. ¿Qué tan bien conoces tu núcleo interno para poder sentir lo que resuena en ti, para poder decir “sí” a lo que está en sintonía contigo? La forma en que vives y te expresas ¿te resuena? ¿Es congruente con tu verdad para que puedas detectar “soy yo” en lo que siento y hago? Deseo que continúes creciendo tanto en tu disposición de afirmar la dignidad del otro ser único, como en tu disposición de ser responsable contigo mismo en tu propia autenticidad.  

Dr. Janelle Kwee, Psy.D.

Registered Psychologist (R.Psych., BC)
Existential Analysis Society of Canada
Trinity Western University 

janelle.kwee@twu.ca

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Editorial
Identidad - Identity
N° 26 - 2018