Este año Alfried Längle cumplió 70 años. Y casi un tercio de su vida ha sido dedicada a venir a las Américas compartiéndonos, no sólo sus conocimientos, su teoría, su obra, sino también su vida. Y es que así ha sido y es con él. Su obra, Análisis Existencial [contemporáneo -para distinguirlo de otros], se refleja en su propio ser-en-el-mundo.
Tú vida debe ser contigo, -nos dice- con tus capacidades, tus ganas y valores, con tu persona, con tu dignidad y decisión; pero no debe ser sólo contigo, continúa. Y ése es el centro de su obra: el intercambio armónico del ser humano con el mundo que lo rodea. Y a partir de ello, escuchar el llamado, la interpelación que nos hace la vida: ¿qué te llama? ¿dónde eres requerida o requerido? ¿qué aporte de valor puedes, quieres, te corresponde en tu ser así como eres?, ¿dónde te sientes compelido a actuar?
Las Motivaciones Existenciales que nos ha ofrecido, han producido un tremendo aporte a nuestro quehacer en psicoterapia y consultoría. Y también en nuestras propias vidas. Nos han ayudado a comprender con más profundidad a quienes requieren de nuestra ayuda, pues nos ha permitido distinguir esos 4 niveles de la existencia: Mundo percibido, Vida sentida, Persona en su unicidad, y Sentido que nos llama.
El mundo percibido es contextual, es todo aquello que se nos aparece y cómo se nos aparece a nuestros ojos. El requisito es aceptarlo para poder relacionarnos con los hechos así como son. Sólo así, puedo poner pie firme en lo que está frente a mí o en mí, para poder caminar confiadamente.
Pero no es lo único, pues, así como el recientemente fallecido biólogo y filósofo Dr. Humberto Maturana planteó que los seres humanos, somos seres emocionales, los cuales pasamos a ser racionales con la llegada del lenguaje, así ha sido el eje, el centro del Análisis Existencial que nos ofrece Längle: las emociones como el punto de partida para comprender al otro y a nosotros mismos, donde las razones y las explicaciones pueden ir después. Y así surge el segundo nivel de la existencia, el acercamiento a lo sentido, lo vivenciado, ya sea grato o ingrato, dulce o doloroso, y mientras más cercanía tenga conmigo, menos desamparo voy a experimentar en la experiencia.
Y luego nos compele a levantar la mirada para ver a ese otro, esa otra que está frente a mí. ¿Quién y cómo es? ¿Puedo ir más allá que sólo mirarlo, sino también verlo, verla? Es diferente a mí, claro, y puedo constatar, a veces con perturbación, que esa persona frente a mí, también me puede ver… Este tercer nivel de la existencia nos permite el encuentro con el otro y el encuentro conmigo mismo, y con nuestra capacidad o dificultad de delimitarnos y así llegar a comprender a ese otro y su mundo de significados. Y ¿no es ésa nuestra labor en la psicoterapia y la consultoría? ¿comprender y ayudar a comprenderse para tomar decisiones libres?
Finalmente, la cuarta dimensión antropológica – el ser trascendente- que agrega a las tres de V.Frankl, nos conecta con la cuarta dimensión de la existencia: ser fructífero, esto es, salir al mundo que nos rodea frente ese llamado que nos interpela, y plasmar nuestro existir en una acción concreta que aporta valor y le da Sentido a nuestro existir. Recuerdo que una vez, frente a su pregunta de por qué no escribía más, yo le respondí: “Alfried, tú ya has escrito muchísimo y ¡sobre todos los temas!“, ante lo cual me dijo, “Es verdad, he escrito mucho, pero…como tú lo harías, no se ha hecho hasta ahora“. Y eso implica abrirse a la pregunta que me hace la vida, y dar una respuesta personal, desde mí, que aporta valor donde ésta es requerida.
Adicionalmente a esta estructura comprensiva de la existencia, Längle nos ofrece algo aún más extraordinario de la mano del percibir y sentir: la fenomenología, como El método psicoterapéutico por excelencia de este paradigma comprensivo. Aquí Alfried se merece esta distinción: no sólo como fenomenólogo clínico (hay otras y otros que lo son naturalmente), sino como quien ha sido capaz de enseñar, de transmitir académica y sistematizar este tremendo método clínico.
Este nº 33 de EXISTENCIA, queremos dedicarlo a nuestro amigo y maestro, con algunos artículos que realzan su obra y el trayecto que ha implicado su transitar por nuestras vidas.
“El espacio hermenéutico en el enfoque terapéutico de A. Längle“, de Gabriel Traverso, es un ensayo que busca mostrar que la epistemología a la base del enfoque de Längle es hermenéutica, a diferencia de la Logoterapia de Frankl, y que esta última corresponde a otro paradigma científico. También se agrega a esta revista, un artículo sobre la Verdad (Alétheia, en griego), y cómo en el espacio psicoterapéutico ésta nos ofrece un piso firme cuando somos capaces de confrontarla: “Al encuentro de Alétheia“, por Michèle Croquevielle. En “Análisis Existencial (AE) en Canadá: Reflexiones de la Práctica Psicoterapéutica, entrenamiento e investigación“, sus autores, directores de la Sociedad de Análisis Existencial y Logoterapia de Canadá, nos describen cómo ha sido en dicho país, la presencia y riqueza que les ha aportado el AE.
Alfried, llegó acompañando a Frankl en 1990 y se “afincó” afectivamente por nuestras latitudes. Su cercanía hacia “lo latino”, lo sentimos en su habla, su disfrute, su sentir.
Primero en Mendoza, luego Chile, México y Canadá.
Estos cuatro países te decimos ¡GRACIAS, ALFRIED! Nos has entregado, no sólo tu obra: un camino psicoterapéutico y de consultoría para ayudar, acompañar a otros a encontrar su su propio consentimiento interno, propia decisión, también tu cercanía y tu gran afecto. Pero también lo más sagrado y precioso que un ser humano tiene: tu tiempo de vida.
Y si bien, has sido fructífero en tu caminar, no es menor el costo que hasta ahora has pagado, en especial tu tiempo para tu familia, Silvia, tu pareja, tus hijas e hijos. Tu tiempo para ti.
Por eso te decimos nuevamente gracias maestro, gracias amigo.