En mi corazón siempre ha existido la idea y anhelo de una humanidad posible. Una humanidad basada en la libertad y responsabilidad, sobre todo una humanidad con mirada y existencia auténtica y espiritual, existencia plena y llena de sentido. Aclaro, no religiosa, no institucional. Un anhelo que hoy reaparece renovado.
Una visión clara de esta humanidad posible está explícita en el capítulo Monantropismo como lo llamó Frankl, quien acuñó el concepto en un discurso dictado en la Conferencia Mundial sobre El papel de la Universidad en la lucha por la paz, en Viena 28-29 de agosto de 1969. Inicia diciendo:
Tuve mis dudas antes de aceptar la invitación a hablar en esta sesión. Soy un poco escéptico en lo que se refiere a los resultados de estas reuniones. Uno descubre en ellas, con demasiada frecuencia una ingenuidad que le hace recordar la anécdota de aquellos soldados que caen en una emboscada y oyen disparos en las copas de los árboles. Los soldados huyen, pero uno de ellos vuelve atrás y grita a los emboscados: <<dejen de disparar. ¿No ven que por aquí pasa la gente>> (Frankl, 2000, pág. 48)
Todo el mundo habla de la pandemia provocada por el COVID 19, palabra mencionada millones de veces, al igual que amor, vida y muerte. Sólo que estas últimas, han sido mencionadas durante toda la historia de la humanidad y, son, a su vez, las más extendidas en todo el planeta.
Al igual que Frankl, siendo tan directo y contundente, a mí no me calza, hablar de algo tan desconocido para mí y para todos, incluso para los especialistas en epidemiología e infectología. Me resistía hablar de ello, y escribir sobre este tema, porque no tenía claro desde dónde hablar, me refiero a mi sentir, más que al marco teórico. Leo, escucho y se habla de muerte, inseguridad, tiempo, rencores, proyectos fallidos, frustración, dolor, depresión, angustia, miedo, economía, guerra silenciosa, educación, pérdidas. Al principio de la pandemia muy poco se hablaba de la esperanza, había incredulidad, indiferencia hasta que se agudizaron las cosas, entonces, en pocas ocasiones se habla de ella, es más bien miedo, enojo, impotencia, ira, descontento y dolor, lo que sobresale.
Pero, ¿qué es el Monantropismo planteado por el Dr. Frankl? ¿Y qué tiene ver para esta pandemia?
Él hablaba de un miedo a la guerra, y haciendo un paralelismo, relacionaba la neurosis personal con la neurosis social. Consideraba que ambas tenían el mismo circulo vicioso de la mente, la angustia anticipada que producía precisamente lo que el miedo obviaba, miedo a la guerra. Él decía: Hay una política para la que el fin justifica todos los medios. La otra política, en cambio, sabe muy bien que hay medios que no pueden justificar ni el más sacrosanto de los fines.
Es evidente que todo esto desemboca en últimos extremos en la cuestión de los valores. ¿Qué es el <<fin>>? Si se trata de un valor, ¿hay valores reconocidos por todos los grupos? ¿Y hay denominadores comunes sobre aquello que hace la vida digna de vivirse?
Si hay algo claro y evidente en este punto es lo siguiente: la mera supervivencia no puede ser el valor supremo. Ser hombre significa estar orientado y ordenado a algo que no es uno mismo. La existencia humana se caracteriza por su autotrascendencia. Cuando la existencia humana no apunta más allá de sí misma, la permanencia en la vida deja de tener sentido. Es imposible. (Frankl, 2000, pág. 49).
Me llama la atención lo que menciona “la mera supervivencia no puede ser el valor supremo” Recalca la importancia de “estar orientados y ordenados a algo que no es uno mismo.” En definitiva, tiene que ver con el sentido de vida, independientemente de que nos guste o no. Me pregunto: ¿qué fue entonces lo que se cayó con esta pandemia? Lo vivido por Viktor Frankl en los campos de concentración y la actitud asumida como la teoría desarrollada sobre el significado de vida tiene vigencia y es emblemática para hoy día. He ahí el optimismo trágico. La mejor actitud ante lo irreversible, ante lo trágico, ante lo inevitable, ante lo inmodificable. Difícil lo vivido, difícil la actitud. Sin embargo, en eso consiste el optimismo trágico. Requerimos una humanidad que se le capacite al sufrimiento, mirar lo bueno dentro de lo malo. Y agrega:
(…) también de los aspectos negativos, y quizás especialmente de ellos, se puede <extraer> un sentido, transformándolos así en algo positivo: el sufrimiento, el servicio; la culpa, en cambio; la muerte, en acicate para la acción responsable. De un modo u otro, debe haber frente a los aspectos trágicos de nuestra existencia la posibilidad do to make the best of it, como se dice bellamente en inglés: la posibilidad de sacar el mejor partido; lo mejor se dice en latín optimun; y ahora comprenderán ustedes como llegué yo a la expresión <optimismo trágico>. (Frankl, 2000, págs. 63-64)
Escuché de una mujer: “No podemos impedir que los pájaros del dolor revoloteen sobre nuestra cabeza, pero si podemos evitar que se aniden en nuestro corazón.” Un refrán que uso mucho en terapia es: “no puedes sacar la oscuridad de la habitación, la única manera de hacerlo es metiendo luz.” Ver lo “bueno” entre lo “malo”. Con lo negativo imposible negar y dejar de verlo. Lo sobresaliente es la actitud espiritual que nos empuja a generar esperanza.
La pregunta retadora que hace la periodista Anne Kreamer en otro contexto con su artículo “Sintonice su voz interior: lecciones de Viktor Frankl y Hunter S. Thompson”, pregunta:
¿Cómo qué se aprende a tomar las clases de riesgos que impregnan nuestras almas con la inspiración, impulsar nuestra vida hacia adelante, y conectar con nosotros con nuestra propia autenticidad? El periodista Hunter Thompson y el psiquiatra y sobreviviente del Holocausto Viktor Frankl, casi tan divergentes en sus misiones y experiencias de vida como sea posible, compartieron la convicción de que es a través de la búsqueda de significado que las personas finalmente encuentran el verdadero propósito de su vida. (Kreamer, 2015, pág. 1)
Resalta la búsqueda de sentido, valor supremo e importante que la vida demanda ser vivido. Con esta pandemia, nuevamente la humanidad ha sufrido un golpe a su narcisismo y antropocentrismo, creyendo que es inmune al exterior, hoy a lo más pequeño, un virus. Ha sido un golpe histórico que no se olvidará y que en definitiva la abre e invita a entregarse y esforzarse para entrar a un nuevo giro histórico lleno de espiritualidad y esperanza. Mirando de frente el futuro donde juega un papel decisivo en la construcción de lo nuevo, y no caer en el móvil de la “mera supervivencia”. El valor supremo es conectar con un valor supremo, la construcción de una humanidad posible. Por ello me atrevo a citar a Frankl: Pero si la humanidad quiere encontrar un sentido que sea válido para todos, debe dar un nuevo paso. Después de haber alcanzado, hace miles de años, el monoteísmo, la fe en un solo Dios, debe llegar a creer en una sola humanidad. Hoy necesitamos más que nunca un monantropismo. (Frankl, 2000, pág. 50)
Bien dicen, que los genios se adelantan a su época. En alguna ocasión en un seminario en Puebla, México, Längle comentó: “Frankl era un genio”. Escuché el reconocimiento público de Längle a Viktor Frankl, fue muy conmovedor.
No puedo dejar de pensar desde mi vena logoterapéutica, sobre todo cuando la humanidad ha recibido golpes del destino. Son situaciones irremediables que anulan el sentido, la modificación de actitudes procede a ser el medio principal de ayuda.
Regresemos a la esperanza. Esperanza, es la palabra de la que quiero hablar, y sobre todo desde la mirada de gratitud. Desde ahí nace mi interés y se renueva ese anhelo perdido.
Lo que estamos viviendo con la pandemia, es una situación, que nos coloca ante algo nuevo y difícil, llena de dolor y pena desde muchos ángulos. Y a su vez, paradójicamente con un despertar y ampliación de conciencia como pocas veces se ha visto y logrado. Es aquí que veo la gratitud, a la vida, recuperar lo esencial de la existencia, cuando sabemos que lo esencial de la existencia es la autotrascendencia. Mirar para ver, ver lo esencial de lo acontecido para acercarnos a una postura digna que nos sostenga, y nos permita reconocer el sentido de vida personal y comunitario. Esto es, mantenernos en una existencia auténtica, entregada y de esfuerzo dentro de la adversidad, con esperanza y fe, mirando hacia el futuro.
Fue en los seminarios: Alcances Existenciales de sobre el Coronavirus dictados por el Dr. Alfried Längle, en este año 2020, que vi la mirada del sostén, condición básica y necesaria de la primera Motivación Fundamental de la Existencia. Justo ahí es donde se contempla la Esperanza.
¿Qué fue lo que se cayó de nuestras vidas?, ¿qué nos fue arrebatado existencialmente con esta pandemia y confinamiento? Sin ir tan lejos, proyectos de vida, familiares, amigos, negocios, vida, tiempo, dinero, todo eso son trozos de vida, vida no vivida como la veníamos viviendo. Nuestras miradas lo dicen todo. Nuestros rostros hablan. Tocamos fragilidad e indigencia, inseguridad y muerte, miedo e incertidumbre. Perdimos brújula, futuro, vida, fuerza, voluntad, espacio, libertad y sobre todo certeza de seguir viviendo con sentido. Ha sido un gran vacío resultado del golpe recibido y olvidarnos que hay algo superior en el ser humano. Al final fue una “guerra”, fue nuestro experimento crucis, donde no se respetó clases sociales, genero, país, raza, creencias, ideologías, y cultura.
El ser humano fue el oponente a sí mismo, ha sido colocado frente a su Sí-mismo. Mirarse y ver todo lo que le espera. La voluntad fue aniquilada, al igual la fe, pero no por completo. Hoy empezamos a recuperar con la esperanza, con el puedo hacerlo, puedo empezar. Puedo, quiero, debo salir y avanzar hacia la vida, hacia el futuro; podemos, queremos, debemos salir y avanzar hacia la vida, hacia el futuro. Decir después del COVID 19 vamos a salir adelante, eso es esperanza. El sentido de vida es decidir con esperanza. Necesitamos recuperar el sostén y la confianza.
¿Qué comprensión hay de la esperanza?, ¿qué entendimiento poseemos? Empecemos con la definición diccionario:
“La esperanza es el estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende es posible. Ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, quien tiene esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro. Por ejemplo: “Es una enfermedad muy dura, pero tengo esperanza en que saldré adelante” (…) “Ya perdí la esperanza: no creo que pueda conseguir trabajo antes de fin de año”. (Pérez Porto, 2014)
Es un alcance con el ojo puesto en el “estado de ánimo”, da la impresión de que se mira el estado psicológico meramente.
Otra definición con enfoque logoterapéutico que aportan Marta Guberman y Eugenio Pérez Soto en su Diccionario de Logoterapia es: “Disposición interna respecto del futuro al cual se ve como el campo de realización de los valores. Fuerza que nos capacita para alcanzar rendimientos que, de no ser por ella, nunca alcanzaríamos.” (Guberman M. y., 2005, pág. 50)
Se sube el tono cuando se habla de “disposición interna” y “fuerza para la realización de valores”, es una decisión de querer ir con voluntad hacia el futuro realizando valores. La fuerza necesaria para lograrlo. Percibo el poder de obstinación de espíritu puesto en marcha.
Y Frankl ¿qué nos dice al respecto? Cabe señalar que como esperanza no está dicho, sino como fe, y esto es lo que escribe:
“…A la fe no le está permitido congelarse, pero debe ser firme. La fe rígida fanatiza; la fe firme es tolerante. El que no se mantiene firme en la fe, se aferra fuertemente al dogma rígido; el que está firme en la fe tiene las manos libres y las extiende a los demás para estar en comunicación existencial con ellos.” (Frankl, 2000, pág. 294)
La fe siempre vibrante y firme, voluntad de sentido, Fuerza espiritual con tolerancia, actitud dispuesta para asumir lo adverso, aceptar lo difícil, con la libertad limitada hacia exterior pero llena de libertad interna caminando con la situación que limita, con esperanza de llegar a los demás y estar con ellos, poder decirnos “no estás solo, nos tenemos.” Es la posibilidad de hacer comunidad, de estar juntos y juntos servir a la vida. Y de ahí la máxima de Viktor Frankl: “A pesar de todo, decir sí a la vida.” Ahora lo decimos de esta manera: “con todo, si a la vida. “Se requiere enfatizar el valor a la vida, y nos dice: “Pues estos años han intentado, precisamente, demostrar el no valor de la vida humana” (Frankl, 2016, pág. 28)
Recuperar el valor a la vida. Centrarnos en este valor. Justo como se hace con la segunda Motivación Fundamental de la existencia. Veo puntos de encuentro de sus ideas entre Frankl y Längle con todo lo desarrollado sobre esperanza, optimismo trágico y autotrascendencia. Seguro será motivo de otra reflexión entre la Logoterapia y el Análisis Existencial moderno.
Alfried Längle escribe y nos cuenta lo siguiente sobre la esperanza:
Esperanza lo tratamos en el análisis existencial profundamente. La sustancia de la esperanza es mantener la conexión a un valor. También una situación en la cual yo no puedo contribuir hacia a algo más, sino sólo mantener mi relación cordial. Por ejemplo, tengo esperanza que después de la operación puedo sanar y tener una vida buena. No puedo hacer más. (…) mantener la relación con el valor, sin poder hacer más. (Längle, 2020)
Ciertamente la esperanza esta ampliamente explicada en la primera Motivación Fundamental de la Existencia. Es el sostén en la vida, es lo que da tranquilidad, paz y sosiego, pero, ¿qué da sostén en la vida? Pregunta Längle.
Y escribe en uno de sus manuales de formación: “el sostén profundoson las actitudes espirituales con contenidos que median confianza. (…) esperanza es la posibilidad de confianza sin emprender nada, sin actuar, confiar con firmeza de que puede salir bien, porque eso no está excluido.” (Längle, 2006, pág. 33).
Confirmo que lo que sigue va siempre en dos direcciones, hacia uno mismo y hacia el mundo. El sostén viene de la experiencia, y se sabe que hayalgo importante y debemos acercarnos a ello. Eso es lo que precisamente despierta la esperanza viva.
Reflexionado más profundo ¿Por qué la esperanza puede ser sostén? Porque la esperanza no es exclusión ni excluidora, es la seguridad firme que se requiere, por eso Längle asiente que lo perdido en esta pandemia es la seguridad. Con la esperanza de dar y darnos la oportunidad de recuperar la conexión con nuestros valores. Considero que esa es una de las tareas apremiantes. Necesitamos el sostén con firmeza en el valor, no abandonarlo, sino abandonarnos en él. Al estar limitado en libertad hacia afuera no puedo cambiar nada, me encomiendo a lo que viene, a lo que hay. Asiento, desisto y me rindo en la mejor de las actitudes con humildad y gratitud ante el destino.
Digno de reconocer que la esperanza se aplica a lo todavía abierto, al futuro y a lo posible. Se requiere ver lo valioso en todo esto, y en eso consiste el arte espiritualfrente al propio no-poder: de “no caer en la impotencia y el letargo.” (Längle, 2006, pág. 34).
La esperanza es un “hacer” interno, sin renunciar a la conexión con el valor, que atrae lo esencial para vivir con alegría y fe en el contexto actual. Y el medio que se tiene para poder encontrar el sostén junto al valor, es percibir lo que es. Lo que hay para hacerlo nuestro, es acercarnos y darle espacio, vivirlo. Längle lo dijo en el seminario de esta manera:
Qué es lo que la situación quiere de mí. Se necesita claramente, esfuerzo, entrega, invertir (sic) y no ser (sic) feliz. Pero querer estar por los demás, querer ver lo que es. Que es, preguntándome en esta situación, ver el contexto en lo cual estoy. ¿Dónde la situación me necesita?, ¿dónde puedo contribuir a un desarrollo? Por eso Frankl dijo que (sic) la pregunta primaria para descubrir el sentido de la situación es preguntarse abiertamente ¿Qué es lo que la situación quiere de mí? En lugar de preguntar continuamente ¿qué es lo que gano? ¿qué me da la situación? No, la pregunta es al revés, ¿qué es lo (sic) que la situación necesita de mí? Es la pregunta de la vida actual. Apertura a un nuevo futuro, a un futuro. (Längle, 2020).
Un gusto ver y escuchar a Alfried Längle comentar sobre la pregunta primaria que Frankl comentara en algún momento, también llamada Giro Copernicano. Confieso que cada vez que se dirige a Frankl, mi corazón se integra y agradece, por lo que ambos representan para mí, y para el bienestar de las personas. Han encaminado a muchos en este “duro trajín” que se llama vida. Längle agrega: “No vamos a terminar sin esperanza. Pero el camino hacia (sic) la esperanza hay dureza, hay dolor. Es fuerte todo eso, así es la vida.” (Längle, 2020)
Es común en el ser humano tratar de adormecer o desconectarse de su propia conciencia ante la desdicha sufrida, y huye a refugiarse en la inconsciencia de la desgracia, sufrimiento silencioso que acalla y lo manifiesta en una multitud de reacciones incongruentes e insanas, o en la inconsciencia absoluta.
La confluencia de ambos maestros del Análisis Existencial es sacar lo mejor de la persona ante lo trágico y sufrido de la vida. En definitiva, la esperanza y el sostén es la combinación perfecta para un excelente optimismo trágico.
Cuenta Joseph Fabry que cuando Frankl salió de una hospitalización en el año de 1995, a sus 90 años, le confesó acerca del futuro de la logoterapia. Fabry, adoptó una actitud positiva en una situación más bien incierta: “La Logoterapia sobrevivirá, pero probablemente bajo diferentes nombres. (…) Pero mis ideas sobrevivirán. (…)” (Fabry, 1999, pág. 2)
La Logoterapia es útil y efectiva para las situaciones difíciles, su mirada antropológica permite reconocer a la persona, es útil para la tríada trágica: muerte, culpa y sufrimiento. Hoy se le puede mirar viva y actualizada. Sin embargo, aseguro que el Análisis Existencial moderno pone los ingredientes para llevarla a un plano profundo de la persona, al autodistanciamiento necesario para su propio reconocimiento como persona. La autoexperiencia cobra en la persona la dimensión de integración, sintiendo la conexión con el mundo, la vida, su Sí-mismo y los demás, así con la orientación en la vida. Sé lo imposibles de aplicar palabras para describir lo que Análisis Existencial hace en el ser del ser humano cuando este se permite entrar en las cuatro Motivaciones Fundamentales de la existencia.
Siento gratitud, gusto y disfrute, así como sentir la conexión con la vida, concientizar el proceso de crecimiento del Análisis Existencial. Se recorre el proceso de vida personal, como recurso espiritual que nos coloca en una situación que nos deja ser tal cual somos. Por todo lo que se recibe, se vuelve imprescindible hacer contacto con él.
Escuchar a Längle refiriéndose a Frankl de su máxima “a pesar de todo, sí a la vida”, hablando de su optimismo trágico, lo esencial y fundamental en la Logoterapia, Frankl adquiere nuevamente, ante esta situación, una vigencia insoslayable, una presencia inevitable.
La sabiduría del Análisis Existencial. Es la mirada viva de los acontecimientos del diario vivir, es la mirada sin rigidez sin aplastar lo vivido y lo experienciado, no impone ninguna mirada ajena a lo propio personal. Su sabiduría de raíz es ir a lo esencial con la actitud fenomenológica, esa mirada y observación minuciosa que registra desde la experiencia misma lo sentido y lo pensado sobre todo en lo acontecido. Logrando con ello una mayor comprensión de lo que la vida significa. Pone frente a nosotros, a nuestros ojos lo que tenemos que ver y saber, desafiando nuestro futuro hacer.
El nuevo giro histórico el cual considero: Espiritualidad. Frankl había hablado de estos golpes recibidos durante toda la historia de la humanidad, a su narcisismo. entendiendo todo lo acontecido como reduccionismo y determinismo. Esta pandemia trajo por consecuencia la apertura a lo que ya se venía dando referente al crecimiento espiritual. Son tres giros históricos de los que nos habla Freud, son cuatro los que nos menciona Frankl. 1) Cosmológico, creado por el astrónomo polaco, Nicolás Copérnico, en el s. XVI; 2) Etno-antropológico o evolucionista creado por Charles R. Darwin, s. XIX; 3) Sociológico, creado por Carlos Marx, s. XIX; y 4) Psicológico creado por Sigmund Freud, albores del s. XX. Podríamos hablar del 5º. Giro histórico y llamarlo: Espiritual. En la que los cuatro primeros son pensamientos o cosmovisiones reduccionistas y deterministas. Y este último giro tendría la peculiaridad de no ser determinista, sino todo lo contrario, autodeterminista. Aquí el ser humano podría ver y vivirse en el monantropismo, hacerse a sí mismo en su libertad y responsabilidad.
Tomar la vida y vivir con sentido, no está demás decir, en una cootrascendencia social, trascendiendo en servir juntos a la vida. Ayudarnos en el hallazgo del Sí-mismo y sobre todo darnos lugar y espacio para sostenernos con esperanza en la autotrascendencia.
¿Qué necesitamos cultivar para fomentar el Análisis Existencial? Vivirnos en consonancia con la vida y el mundo y con los demás vivirnos en consonancia con el Sí-mismo, en el autoconocimiento pleno y profundo, fortaleciendo y generando las condiciones de cada una de las Motivaciones Fundamentales de la existencia: protección, espacio y sostén; relación, tiempo y cercanía; consideración, justicia, y estima; campo de acción, contexto valorado y valor en el futuro. Extender y expandir estas condiciones desde lo existencial. Vale, la pena creer y crear las condiciones para llegar gustosamente con uno mismo, claro que es un anhelo deseado, aún en estas peores circunstancias que han limitado y que han golpeado profundamente a todos y a la humanidad en general. Nada puede detener el caminar hacia lo más valioso que cada uno encuentre en la vida. Hay esperanza, hay gratitud, porque hoy somos más sabios con respecto a la vida y la muerte.
La sabiduría es lo que sigue después del lindero y los límites de la ciencia, la sabiduría es un conocimiento que te viene de la conciencia, mirando con ojos más amplios todos los detalles para un mejor vivir.
Considero que cada teoría elaborada lleva consigo la carga emocional y hasta cierto punto la carga de asuntos existenciales por resolver. Al principio sirve para uno y posteriormente sirve a los demás. Supongo que Sigmund Freud tenía problemas con su libido y posiblemente pudo resolver al elaborar su teoría, en parte, con su Psicoanálisis; Viktor Frankl con su sin sentido de vida y también, igual pudo resolver con todo el planteamiento de la Logoterapia. Y así, podría ir infiriendo con otros autores y creadores de teorías y sus respectivas psicoterapias. Esta temática esta en la entrevista hecha a Viktor Frankl por Krauzer. (Frankl, 2014)
Me atrevo poner en reflexión ¿Cuál es la temática nuestra para saber nuestra preocupación existencial, más allá de llamarle la “propia historia patológica”, como la llamó Frankl?
Con la mirada de frente acompañada de la mirada del Análisis Existencial permite para mirar de frente el futuro decidiendo el tipo de humanidad y el tipo de ser humano que queremos ser o deseamos ser. El Análisis Existencial es una cirugía microscópica que revisa la existencia de la persona extirpando todo aquello que nos impide decidir con conciencia y comprensión, extirpando todo aquello que impide el Sí-mismo auténtico. Poder gustar del sentimiento y sentido, resultado de ello, es la gratitud por la vida. Y aún sin resolver las cuatro Motivaciones Fundamentales de la existencia por completo, en un proceso de vida personal, el recurso espiritual nos coloca en una situación límite que contiene y conlleva el agradecimiento y asentimiento de las cosas tal como son y dejando ser a los demás como son. Por todo lo que uno recibe del mundo, de la vida y los demás se vuelve entonces, interesante hacer contacto con la gratitud a la vida que conlleva la reconciliación de todo lo separado. Escuchar a Längle hablar de Frankl de su máxima “a pesar de todo, sí a la vida”, he visto el optimismo trágico como lo esencial y fundamental en la Logoterapia y ahora en el Análisis Existencial. Frankl adquiere nuevamente ante esta situación de la pandemia una vigencia insoslayable, una presencia inevitable. Gracias Alfried por tus sabias palabras.
La mirada viva de la situación y la mirada sin rigidez, sin aplastar lo vivido, ni imponer lo pensado; la sabiduría de raíz, de lo esencial de lo vivido, consiste en la actitud fenomenológica, esa mirada y observación minuciosa que registra desde la experiencia misma lo sentido y lo pensado sobre todo lo acontecido. Se logra con ello una mayor comprensión de la vida que se impone frente a nosotros y a nuestros ojos.
Dentro del nuevo giro histórico el cual considero y llamo: Giro Histórico Espiritual, y considerando los golpes recibidos nuevamente al narcisismo de la humanidad, es la gratitud a mi parecer, una condición necesaria existencialmente pensada, mas no suficiente. Esta pandemia trajo por consecuencia la apertura a lo que ya se venía dando referente al crecimiento espiritual.
Podemos hablar de otra máxima: “Tomar la vida y vivir con sentido”, no está demás decir: una como autotrascendencia y otra como cootrascendencia, servir juntos a la vida, Ayudarnos en el hallazgo del Sí-mismo y sobre todo dar lugar para sostenernos con esperanza y aún en la autotrascendencia.
Y ¿Qué necesitamos cultivar para fomentar el Análisis Existencial moderno? Vivirnos en consonancia con la vida, el mundo y con los demás, vivirnos en consonancia con mi Sí-mismo con el autoconocimiento pleno y profundo fortaleciendo y generando las condiciones de cada una de las Motivaciones Fundamentales de la existencia. Vale la pena crear y sostener, crear cercanía establecer relaciones en el tiempo Kairós, en el tiempo vivido existencialmente. Tener espacios de sentido de vida donde se pueda llegar gustosamente con uno mismo con anhelos deseados aún en estas peores circunstancias que han limitado y que han golpeado profundamente. Nada puede detener caminar hacia lo más valioso que cada uno encuentre en la vida. Hoy sabemos que hay esperanza, gratitud porque hoy somos más considerados y con mayores comprensiones de la vida.
Recalcando, que la sabiduría es lo que sigue después del lindero y los límites de la ciencia, la sabiduría es un conocimiento que viene de la conciencia mirando con ojos más amplios todos los detalles para un mejor vivir.
Desde mi tridimensionalidad onto-existencial puedo hoy decir
Tengo dos OJOS – puedo MIRAR – ¿puedo CONTEMPLAR?
Tengo dos MANOS – puedo TOCAR – ¿puedo SENTIR?
Tengo dos OREJAS – puedo ESCUCHAR – ¿puedo COMPRENDER?
Tengo dos orificios en la nariz – puedo oler — ¿puedo RESPIRAR VIDA?
Tengo una, solo una boca – puedo HABLAR – ¿puedo con la PALABRA?
Y sobre todo con la PALABRA SABIA, ¿PUEDO CON MI SER? ¿PUEDO CON MI LOGOS? ¿PUEDO CON MI SOSTÉN?
¿Qué me puede sostener hoy en este momento?
La esperanza.
Mi gratitud ante todo a Viktor Frankl por todo su legado de vida y de obra, mi gratitud a ti Alfried Längle por lo aportado a mi vida personal y profesional.
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