Lucas – Sociólogo


“Mi desafío ético es no separar mi vida privada de la pública”

Sociólogo de la Universidad de Chile, Magíster en Políticas del Trabajo y Relaciones Laborales de la Universidad Central, se ha dedicado a defender y representar a sindicatos de trabajadores en Chile. Investigador en FLACSO, amante de la música y el fútbol. En esta entrevista hace un análisis de la ética, libertad y dignidad del trabajo y los trabajadores, nos cuenta de su participación en movimientos sociales y políticos que apuntan a un mejoramiento de las condiciones de la calidad de vida del ser humano.

¿Cuál es el sentido para ti y el punto común entre tus quehaceres laborales e investigativos?

El elemento común se relaciona con una voluntad de transformación de orden político, público y social. Poder aportar de manera colectiva, pero desde mi persona, a un mejoramiento de la calidad de vida sobre todo de aquellos aspectos que son más injustos y desiguales. Una concepción ideológica y sociológica donde son los trabajadores y es el trabajo el centro para construir sociedad, porque creo que es la fuente más importante de posibilidad de transformación estructural, de construcción de sentido, de subjetividad.

Hablas de una voluntad personal para la transformación social ¿Cómo surge esta voluntad en ti?

Es una mezcla entre coincidencias, circunstancias e intereses. Tiene que ver con quienes me rodeaban desde niño. Un profesor muy importante en mi vida, rompió muchos esquemas de los “niñitos” que estudiamos en colegios privados hippies despersonalizados, donde no pasaba nada. Otro elemento muy importante para mí es la música con contenido que me empezó a gustar. Eso que al principio es intuición, fue agarrando fuerza y comienza a articularse de una manera más sistemática en mi vida. Clave fue la movilización de los secundarios el 2001 “El Mochilazo”, tenía 14 años. Era una demanda por el alza de diez pesos en el pase escolar que yo ni siquiera tenía. Entonces me relacioné con personas de otros lados y establecí amistades y relaciones políticas. Fui parte durante mucho tiempo de un grupo denominado “Objetores de Conciencia”, jóvenes que se niegan a cumplir el servicio obligatorio por motivos, políticos, religiosos, éticos, culturales y que lo hacen público. Después entré a la Universidad de Chile imbuido en el movimiento estudiantil en un espacio de mucho debate, militancia y participación, emprendí un camino colectivo que para mí es lo más importante.

SINDICALISMO Y ÉTICA
¿Cuál es el reto ético en tu accionar en defensa de los sindicatos y los trabajadores?

Creo -en términos metafóricos- que la ética es la arquitectura de una casa y por lo tanto si no está bien hecha la casa se cae. Para mí toda política tiene que estar fundamentada en una ética. Mucho de lo que rodea al mundo sindical está construido sobre una casa mal hecha, tiene un fundamento ético del todo discutible o reprochable.

Si hay un desafío ético para mí tiene que ver con no desdoblarme en lo que yo como Lucas hago y destino de mi tiempo y energía para el intento de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de mi propia vida privada. Mi vida privada no es distinta de mi vida pública, y en ese sentido para mí se ve reflejado en las relaciones que establezco con ellos. Yo explicito mis intereses a los trabajadores y ellos a mí, no soy una calculadora que puede ser usada para sumar y restar.

¿Cómo llegas a un auténtico diálogo participativo con los trabajadores?

Para mí eso se llama confianza. Ese proceso de encuentro en la confianza es bien impresionante porque ahí se ven las personalidades, las demostraciones de afecto, la generosidad. A mi casa vienen trabajadores que son de regiones y se quedan a dormir y a su vez yo me quedo en sus casas. Esto es algo que se va construyendo, por un lado es de piel y por otro -ellos y yo- sabemos cuándo el otro está realmente comprometido y entregado al rol que ocupa, pero también el que se equivoca paga y eso también hay que aceptarlo, (de parte mía y de ellos). Esta generación de confianza pasa por compartir cosas tan mundanas como estar sentados frente al empleador o el Gobierno.

Actualmente en FLACSO participas en la investigación “Desigualdades en Salud, Trabajo y Acceso a Seguridad Social de Trabajadores Informales en América Latina” ¿Qué te motiva a implicarte en estas actividades?

Una de las cuestiones más importantes que he aprendido con este proyecto, considerando que vengo del mundo de la sociología es el valor de la salud. Hoy se está discutiendo una regulación para clasificar ciertos trabajos como de alto riesgo y quienes trabajan en este rango puedan jubilar antes. Pero en realidad no están cambiando el carácter del trabajo. Lo que están diciendo es; mantengo el riesgo, pero concédanme un beneficio; eso es una lógica terrible. La arquitectura está nuevamente mal construida. Creo que el principio ético más importante de todos es el “no matarás”, y es el que más transgrede.

¿En qué se fundamenta para ti la dignidad de la persona o la dignidad “personal” en su relación con el ámbito laboral?

Creo que el ámbito laboral nunca es estrictamente individual, tiene una dimensión individual, pero es sobre todo un espacio colectivo. En ese sentido, la dignidad del trabajo y del trabajador pasa en primer lugar porque se reconozca y se le reconozca como un actor individual en primer lugar, como alguien que tiene no sólo derechos, sino, también conocimientos, ideas, sufrimientos, pero también como un actor colectivo que tiene el derecho y la capacidad de articularse y ser un sujeto colectivo. La dignidad de las personas pasa por una vida digna, llegar a su casa y tener acceso a salud, transporte; eso es individual, pero estoy seguro que la única manera de poder apostar a algo distinto es de manera colectiva y así ha sido históricamente

¿Y respecto del fundamento de una vida Digna?

Yo digo porque naciste y porque estás socializado e interactúas con otros y compartes las normas y cultura por lo tanto tienes todo el derecho. Por eso la pelea por la Educación pública, gratuita y de calidad es una pelea por la dignidad. ¿Por qué algunos sí y otros no?.

LIBERTAD, ÉTICA Y RESPONSABILIDAD
Entiendo que estás vinculado a un movimiento anarquista denominado “Frente de Estudiantes Libertarios”, ¿Puedes contarnos cuáles son sus fundamentos y ¿cómo aparece la persona en sus dimensiones individual y colectiva?

Lo Libertario es más amplio, incorpora elementos del Anarquismo pero tiene aportes de otros lados. Tiene un respeto muy fuerte por la autonomía del sujeto y un potenciar esas características individuales, además se conjuga con un proyecto que es colectivo. Por eso creo que lo Libertario se funda en una ética muy potente como lo es no separar lo que es la vida privada de la vida pública, reconociendo que existen esos dos ámbitos. Hoy, esta misma organización forma parte de una Izquierda Libertaria no anarquista propiamente tal. Dentro de este movimiento yo trabajo el aspecto laboral y los sindicatos.

En relación a lo anterior y considerando que estamos en Democracia, ¿Cómo aparece la capacidad de diálogo?, ¿Dónde está el límite de la autodeterminación cuando me encuentro con el otro?.

Yo creo que no existe el diálogo puro que no esté mediado por intereses de diversos tipo. Por ejemplo en el caso de los trabajadores portuarios donde estuve involucrado en relación a la demanda por la media hora de colación que no se les daba y además no se les pagaba, ¿Qué diálogo posible habría ahí?, o ¿Cuál es la función del diálogo?. La dignidad obliga a comer, entonces ¿Por qué yo privado de la posibilidad de comer una colación voy a tener que sentarme a dialogar?. Hay una utilización tramposa del valor real que tiene el diálogo y por eso yo soy desconfiado.

El Anarquismo tiene una concepción anti-sistémica, ¿Cómo se entiende que trabajes en una organización como la FLACSO y cómo lo compatibilizas?

El anarquismo no es anti-sistémico, es contra-sistémico. Desde sus orígenes a propuesto otras formas de organización de la sociedad y por lo tanto otro sistema, no es que esté en contra de cualquier sistema, sino, que apuesta por un sistema más justo, más humanista, más igualitario. El caso particular de la FLACSO no es un problema, es un organismo Internacional fundado por la UNESCO cuyo propósito es la educación y el fortalecimiento de la ciencia social, distinto sería si mañana me llamaran a trabajar para el Ministerio del Interior o me hubieran llamado a trabajar en el Gobierno de Piñera con el cual yo estaba totalmente en desacuerdo o al actual.

¿Qué lugar ocupa la libertad, responsabilidad, valores y la ética en tu reflexión personal?

Yo creo que el asumir y comprender que los valores son socialmente construidos y que por lo tanto tienen que ser socialmente defendidos lleva a una idea y a una compresión de la libertad también colectiva, en el sentido que se distancia de esta idea más liberal de la libertad individual.

Una libertad basada en una ética solidaria del respeto no puede ser entendida de manera puramente individual, de hecho no existe, yo no soy libre en la medida que el otro tampoco es libre. La libertad no puede ser entendida sin la igualdad de condiciones, ahí existe una libertad real y las posibilidades de elección pasan por intereses, por proyectos educativos, yo creo que es el principal vínculo con la responsabilidad.

Cuando se dice que seamos libres, pero de manera responsable, no tiene que ver sólo con la caricatura de animal salvaje que tiene que domesticarse, sino, la responsabilidad tiene que ver más que con un límite con cómo se entienden los sujetos y las sociedades como parte de una misma unidad y de un mismo espacio de sentido de imaginario social que son los que fundan la posibilidad de una misma cultura y de vivir juntos.

Carolina Erber
Periodista
Postítulo en Consultoría en Análisis Existencial
caroerb@gmail.com

Carolina Erber Soto

Periodista- Licenciada en Comunicación Social.
Formación en Consultoría en Análisis Existencia.

Magíster en Análisis Existencial.

Diplomado en escritura audiovisual, mención documental.

Santiago, Chile.

caroerb@gmail.com, instagram @caroerber

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Chile
Entrevista
Nº 7 - 2014