Un Camino Terapéutico hacia el Encuentro de Sí Mismo: El Caso de Sofía.

A therapeutic pathway towards an encounter with oneself: The case of Sofía.


“Tengo mucho miedo, todo me da miedo…., sobre todo en la noche….no puedo dormir  a veces”. “Desde chica, siempre antes de dormir necesitaba que alguien estuviera ahí”.

Son algunas de las palabras de Sofía, cuando consulta por primera vez, sesión en la que como muchas de las siguientes,  casi no para de llorar.

Sofía en ese momento tiene 22 años, es hija única, sus padres se separaron hace 4 años, durante su primer año de universidad. Sofía es expresiva, alegre, histriónica y tiene gran sentido del humor, características que contrastan con el sufrimiento que expresa en algunas sesiones. Su vida siempre está llena de actividades, le encanta estudiar arquitectura  y se entrega con pasión a los trabajos que se le encargan. Mientras más llena de actividades  está, ella se siente mejor.

Durante las primeras sesiones, se muestra angustiada y “con miedo a todo”. El primer objetivo terapéutico es asegurarle a Sofía espacio, sostén y protección, condiciones de la 1ª Motivación Fundamental (MF) necesarias para sentir que se puede ser-en-el-mundo, de las que al parecer se ha sentido privada en ciertas etapas de la vida y también últimamente

Avanzando la terapia, Sofía puede ir identificando una vivencia profunda de orfandad que desde pequeña la acompaña: Siente no haber construido un vínculo real, amoroso y profundo con sus padres. Descubre que la relación con ellos siempre ha sido superficial “como con dos adultos no más”, con los que tiene bastantes diferencias e incluso parece haber asumido responsabilidades que a ella no le correspondían como hija. Recuerda con dolor que siempre sintió que no era tomada en cuenta por ellos tanto como lo necesitaba y haber tenido que arreglárselas sola con cosas importantes o difíciles “mientras ellos estaban en lo suyo”. Solía sentirse muy sola, a pesar de los fines de semana compartidos con la extensa familia materna y la cantidad de amigos que siempre tuvo.

Asimismo, su proceso terapéutico la llevó a replantearse su pololeo, el cual terminó al poco tiempo. Descubrió que le es difícil sentirse cómoda y segura en situaciones de intimidad en ésta y otras relaciones, y al recordarlas ahora siente angustia, incomodidad, tema que será retomada luego, en otra fase de la terapia.

LA TERCERA MOTIVACIÓN FUNDAMENTAL…

Un año después, cerca la fecha de egreso de su carrera, ocurren dos hechos significativos para Sofía: comienza una relación de pareja con C, que estudia otra carrera en la misma universidad. Y por otro lado, se le presenta a Sofía la posibilidad, de realizar su último año y Magíster en una universidad de Europa, a través de un programa de intercambio. Los primeros meses que siguen a ambas novedades, la felicidad era completa; avanzaba su relación, se sentía querida por su pololo, aunque le agradaba la idea de la inminente interrupción de la relación con su partida, porque así evitaría el “compromiso para siempre”. También avanzaban los trámites para el viaje y ella se confirmaba como la alumna especial y destacada dentro de su facultad, como siempre disfrutó ser.

Luego de unos meses, ante la proximidad del viaje, aparecen episodios de angustia, similares en intensidad a aquellos por los que Sofía había consultado al comienzo:  Tiene “miedo de lo que va a ser de mí allá sola”. El año anterior había asistido con una compañera  a una pasantía de seis meses en la misma universidad extranjera y fue una experiencia muy buena, sin embargo ahora ella reconoce que entonces estuvo tranquila, “con la ansiedad controlada”, por haberse llevado “una porción de Chile” con ella, representada en su amiga.

Por primera vez en años de terapia, Sofía estaba descubriendo que tiene mucho miedo a la soledad, que nunca se siente acompañada por si misma…. “es que no me caigo bien, cuando estoy sola”. Identifica en ello el temor a no poder sostenerse a sí misma en una situación nueva y sin referentes de lo ya conocido y probado.  Al profundizar, se da cuenta de que la gran importancia que tienen sus amiga(os) para ella reside en que le brindan la consideración y aprecio que ella no tiene por sí misma, y la sensación de tener “algo de qué agarrarme”. Se reconoce demandante y dependiente afectivamente, exigiendo presencia e incondicionalidad extremas; además suele ser con ellos condescendiente y generosa hasta olvidarse de sí, por un temor inconsciente a perderlos.

En general, la aprobación y el reconocimiento proveniente de los escenarios en que hasta ahora ha ido desplegando sus virtudes artísticas e intelectuales, habilidades sociales y encantos personales, le han permitido sentir que existe y es valiosa pero claramente ello no es suficiente para sentirse bien consigo misma. En palabras del AE, Sofía no ha logrado configurar una autoimagen más allá de la información que recibe del mundo, y su autoestima se construye desde afuera, sin contacto consigo misma. En verdad no sabe quién es ella, cuál es su soporte, su identidad es frágil. Al considerar su biografía, encontramos vivencias tempranas de temor y angustia frente a la falta de sostén y protección, y vínculos parentales débiles y poco cercanos, que hecho difícil que ella pueda desarrollar una confianza básica que le sirva como piso para desarrollar autoimagen e identidad.

Después de la partida, y una vez instalada en su nueva casa, sentía que la soledad angustiosa la paralizaba: en pleno invierno en el norte de Europa “sentía que me congelaba por dentro y por fuera, no sabía quién era ni adonde ir. El vacío era total”, incluso, después de varios meses y ya adaptada en la rutina de la universidad, conociendo nuevos amigos, “siento que nunca voy a encontrar verdaderamente un lugar para mí en ninguna parte”.  En soledad y sin lo familiar a mano, se perdía, no se encontraba, no tenía con quien dialogar…

La relación de pareja continuaba a la distancia, pero Las peleas eran permanentes. Ella frecuentemente interpretaba  las palabras y acciones de él, como  faltas de consideración y de amor, y nada  le era suficiente para cubrir la insaciable necesidad de afecto activada por su estado actual de privación de fuentes habituales.

La profundidad del sufrimiento y las sesiones de terapia (vía skype) comienzan pronto a dar frutos, porque, mirando retrospectivamente su vida  en Chile puede identificar y  elaborar el vacío que siempre ha tenido de si misma y cómo se las arregló para llenarlo. “Siempre he vivido  como una marioneta sostenida por hilitos que me conectan con el mundo”  y esos hilitos serían su colegio, los amigos, la universidad, quienes la quieren… “pero sin ellos, desaparezco”.  

Hasta ese momento, a su forma de ser caracterizada por una aparente complacencia consigo misma y su vida, ánimo alegre y vitalidad inagotable, se sumaba a un escaso contacto con sensaciones desagradables. Además de lo anterior su disponibilidad absoluta para actividades donde podía sobresalir eran un conjunto de reacciones de coping que le permitían evadir la falta de valor de si misma y asegurarse la estima de los demás. Pero ahora en su nueva situación de anonimato, no tenían cabida ni eran suficientes. Así, el objetivo terapéutico ahora era que ella pudiera detenerse, verse, entrar en relación consigo misma, apreciarse por quien es,  para lograr  ir independizándose lentamente de la mirada ajena. La indicación básica es retomar sus hobbies y manualidades. Ella habitualmente cose, teje, borda y pinta, y regala sus obras a sus amigos. Ahora es necesario que lo haga para sí. Esto la hace descubrir y sorprenderse de cuánto le cuesta permanecer quieta en un lugar, y también comprender por qué siempre sintió que el único modo de sentirse plena era viajando: “de esta manera no necesito instalarme, ni ser de una manera en particular”.  Viajar le permitía estar siempre en tránsito, evitando la angustia que le provoca permanecer, quedarse, comprometerse.

A estas alturas, la indicación farmacológica y un taller de meditación resultaron un ser grandes apoyos en su  proceso terapéutico.

La relación con el pololo llegó a su fin en  una venida a Chile. Ella sufrió. Sin  embargo la elaboración del duelo le reveló verdades en cuanto a su dinámica de relación con él y otras parejas: “le había entregado todo mi poder, todo lo que soy se lo traspasé  a él para que me lo devolviera y así poder verme yo. Si mis cosas no pasaban por él, entonces no tenían valor, ¡¡necesitaba todo el rato que me quisiera, para poder sentir que yo recuperaba lo mío!! Todo eso es muy loco!”. Este momento de la terapia fue determinante; ella pudo extrapolar esta nueva información de sí misma a otras relaciones y conectarla con experiencias del pasado: relaciones tempranas donde no pudo depositar su confianza ni desarrollar cercanía la habían impedido construir vínculos adultos significativos y estables sin sentir la angustia de ser movilizada por el afecto. Las relaciones de Sofía habían sido funcionales y superficiales, buscando principalmente ser vista y reconocida,  lo propio del trastorno del sí mismo, de la Tercera MF. Una de las consecuencias de ello es su desinterés por prolongar las relaciones de pareja cuando comienzan a demandar reciprocidad, permanencia, intimidad y compromiso.

En resumen, el trabajo analítico existencial ha permitido a Sofía desarrollar una capacidad para contactarse consigo misma que, junto con sanarla a ella, le ha dado alas al proceso, el cual ha atravesado por tres fases:

La primera, centrada en la recuperación de la confianza fundamental, logrando disminuir la sintomatología ansiosa inicial.

La segunda, surge a partir de nuevos contenidos y la reaparición de la angustia en forma de “angustia de expectativas”, frente a la idea de vivir sola en el extranjero, que nos imponen un trabajo centrado en la Tercera MF. Así, su baja autoestima y sentimientos de soledad fueron lo central en las sesiones previas a la partida y durante el primer año después de eso.

La tercera transcurre durante los dos últimos años, en que se ha profundizado en las relaciones personales y de pareja y de cómo las contamina con expectativas y temores propias de su funcionamiento histérico

Ha sido necesario ir trabajando para traspasar la barrera de acceso a sus verdaderos sentimientos, que ella interpone para mantener la relación sólo dentro de los marcos necesarios para ser vista y admirada. Aún ahora, tiende a sobreactuar síntomas y victimizarse mas allá de lo necesario, pero al ser confrontada ya puede verlo y reenfocarse espontáneamente y sin miedo.

Últimamente, Sofía aceptó un trabajo en ese país y se quedará allá por un buen tiempo más. En terapia ha podido descubrir que el único viaje importante que debe hacer es hacia sí misma,  el primer lugar donde tiene que detenerse es dentro de sí y el verdadero compromiso es consigo para descubrir quién es ella verdaderamente, permitírselo y así entrar en un vínculo genuino con los otros.

BIBLIOGRAFÍA:

Längle A., (2000). Las motivaciones fundamentales de la existencia. Seminario Bs. As. Argentina

Längle A., (2005). La búsqueda de sostén, el análisis existencial de la angustia. Revista Terapia Psicológica, Volumen 23, N°2.


Marcela Mesías

Psicóloga Clínica
Formación en Psicoterapia en Análisis Existencial (ICAE)

psmmesias@gmail.com

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