Estimadas y estimados lectores
La pandemia está alejándose, aunque al parecer, no será una retirada completa. Deberemos aprender a convivir con este virus, como lo hemos hecho con tantos otros.
Y esta realidad nos lleva a mirar desde nuestra pequeñez (¡oh paradoja!) cuán vulnerable somos como especie. Un pequeño virus nos ha causado una inmensa catástrofe material, físico y psíquico. Y debimos mirarlo con humildad, escucharlo (estudiarlo) y responder desde nuestras posibilidades.
Etimológicamente Humildad viene del latín Humillitas que en latín es puramente una situación, una condición, y que refiere a la persona susceptible de recibir la acción del verbo, es decir es la condición de ser “sub-jeto” y soportar la incertidumbre de lo que se le aparece enfrente. No es una virtud. La virtud con la que se la relaciona (y a veces confunde) es la modestia (del Lat. Modestus), ser moderado en acciones y actitudes.
“Escuchar a otro es un acto que tiene un profundo sentido de humildad y sometimiento hacia el otro y lo que dice. Sometimiento en el sentido de permitir a lo escuchado, actuar en mí. En este sólo acto, aparece la consideración, el aprecio y legitimación hacia el otro” (Croquevielle, 2019, p.24)[1]. ¿Cómo me posiciono yo frente a esta realidad -pandemia-, y sus consecuencias en mi vida? ¿He sido capaz de dialogar con ella?
[1] Diálogo Existencial en Encuentros Existenciales, Edit ICAE Santiago, Chile
En la humildad me inclino con apertura para ser im-presionado, dejarme tocar, permitir que deje huella en mí aquello que me habla.
¿Qué me dice? ¿Qué toca en mí? ¿Qué posición tomo respecto a ello? ¿Qué, cómo decido responder? Todas esas preguntas sólo son posibles de escuchar desde una actitud humilde.
Humildad que ve al/lo otro (la muerte, la enfermedad, la belleza, el amor, etc), y en esa consideración y respeto por aquello que está frente a mí, emitir una respuesta posible, valiosa y con sentido.
Amigas y amigos, la pandemia nos recordó que todo es perecedero, y que la incertidumbre es condición de la vida. ¿Puedo, desde la humildad, aceptar esa verdad, esa realidad? ¿Puedo tras esa aceptación, modificar lo que es modificable? ¿Puedo soportar lo que no?
¿Refleja mi respuesta, lo más propio y auténtico de mí?
Como equipo editor, esperamos que cada una, y cada uno de uds. hayan podido responder a lo que este virus trajo a sus vidas: soportar y aceptar el dolor por lo perdido, agradecer por lo que permaneció y quizás creció en uds.
Y quizás la humildad sea un nuevo aprendizaje que nos permitirá vivir mejor en comunidad.