Ruth E. Van Reken, Michael V. Pollock, and David C. Pollock (2017). Boston, MA: Nicolas Brealey.
El libro de Reken, Pollock & Pollock, titulado Niños de Tercera Cultura: Creciendo entre mundos, es un texto fundacional para aquellos que trabajan, pertenecen o se relacionan de cerca con quienes se identifican como parte de la población de niños de tercera cultura (NTC). Nunca antes en la historia ha sido este tópico tan relevante, ni tan complejo como lo es hoy, y esta realidad se refleja en las revisiones realizadas en esta 3era edición.
La definición de lo que es un NTC se ha ido refinando mientras el movimiento internacional continúa expandiéndose. En esta versión del 2017, los autores definen a los miembros de esta población como: “una persona que pasa una parte significante de sus 18 años de vida acompañando a su(s) padre(s) a un país distinto de al menos uno de sus padres (según su pasaporte de origen), debido a la decisión de uno de los padres de trabajar o de realizar una capacitación avanzada”.
Los autores procuran describir y ayudar a los lectores a comprender las experiencias de vida únicas que tienen los NTC, y cómo estas experiencias han formado quiénes son y la mirada que tienen sobre el mundo que los rodea. Los autores nos muestran tanto los desafíos que enfrentan, como los beneficios que adquieren al haber vivido sus años de crecimiento interculturalmente.
En el texto aparecen entrelazados un número de temas existenciales que son característicos de los NTC. El estilo de vida de los NTC es uno de frecuentes transiciones geográficas y culturales, tanto para sí mismos, como para la vida de quienes los rodean. Este estado de constantes cambios y movilidad dentro de los años de desarrollo del niño(a) puede interferir con el proceso sano de formación de su identidad. Debido a que hay cambios tanto la dinámica de su familia, como la comunidad que los rodea y la ubicación física donde viven, los NTC pueden perder el acceso a aquello que previamente los anclaba y con lo que contaban para el desarrollo de su identidad
El nivel de disrupción experimentado por los NTC tiene un impacto significativo en las lecciones que ellos aprenden. Cuando, en medio de estas transiciones, los NTC son bien apoyados y cuidados, ellos aprenden que se les conoce, que están a salvo, que tienen opciones, que son capaces, están acompañados, que tienen resiliencia y son adaptables. Por el contrario, cuando esta disrupción es extrema y supera el apoyo que tienen disponible, los NTC internalizan mensajes de ser insignificantes, irrelevantes, que sus emociones no son seguras, que no tienen opciones, que están solos, aislados, que son incompetentes y que les falta seguridad.
Los autores, implícitamente, se refieren a las
cuestiones relacionadas a las motivaciones fundamentales del AE[1]. Los NTC adoptan
comprensiones acerca de su relación con el mundo (¿hay espacio, sostén y
protección en el mundo para ser?), su relación con otros (¿hay cercanía y
relación con los otros?), y su relación consigo mismos (¿Experimento justicia y
un aprecio positivo? ¿puedo ser yo-mismo, ser auténtico?)
[1] Análisis Existencial.
También la cuarta MF es abordada por los autores respecto al sentido de la existencia. Al puntualizar las habilidades y capacidades que sirven como recursos de los NTC, los autores le dan un sentido y significado a la experiencia que ellos han vivido. Los NTC generalmente tienen el beneficio de contar una perspectiva más amplia de la comunidad global. También demuestran una comprensión más aguda de otras culturas y una habilidad intuitiva para leer normas y expectativas culturales. Muchos NTC también se benefician con habilidades para otras lenguas. Los autores exponen que estos beneficios cuentan también con sus correspondientes desafíos, los que incluyen una confusión respecto a sus lealtades culturales y geográficas, y una falta de conocimiento de su supuesta cultura madre.
Como un NTC que creció en Ciudad de México entre los años 4 y 10, las preguntas centrales de las motivaciones fundamentales del AE resonaron mucho dentro mío. Eran un eco de las preguntas que existían ya profundamente dentro de mí: Soy – ¿puedo ser? Estoy viva [MI1] – ¿me gusta ser? Soy yo misma – ¿puedo ser así? Estoy aquí – ¿para qué es bueno? Estas son las preguntas que me han perseguido durante 35 años, y son la razón por las que finalmente estoy encontrando respuestas sanas y positivas.
[MI1]Opción de dejar en femenino porque la autora es mujer.
Recientemente, para el proyecto de tesis de mi magister, participé 10 meses en la terapia de Integración de Vida, con el fin de abordar estas preguntas desde mi vivencia de desafíos desbalanceados y también desde la resiliencia y el sostén que viví en mi experiencia como NTC. Mientras que la terapia de Integración de Vida puede no ser una terapia de intervención oficial existencial, estas fueron las preguntas que abordamos y en las que experimenté un cambio significativo. Entré a la terapia luchando con mis emociones, con miedo a tomar decisiones, sintiéndome insignificante, aislada, insegura, atemorizada, y cuestionando el sentido de mi vida. Si bien el trabajo no estuvo completo al finalizar la terapia, tras 32 sesiones, emergí de esta experiencia no sólo sintiéndome bien con quien soy, si no que también descubrí que en realidad me gusta mi vida como este yo. Me siento segura conmigo misma en mi propia piel, capaz de afrontar la vida, de ser conocida y acompañada por otros.