Autoestima a través de la Equinoterapia

Self-esteem through Hippotherapy


Durante el 2018, tuve la oportunidad de conocer la Equinoterapia como herramienta terapéutica en el contexto de una investigación con adolescentes. Este acercamiento a un formato psicológico transformado de un box a un bosque y acompañadas las intervenciones por medio de los buenos tratos con un caballo, me otorgó la oportunidad de reflexionar y entrever una experiencia clínica diferente que he intentado describir y explicar desde el corazón y la estructura de la teoría del Análisis Existencial (AE).

AE y Autoestima

Brevemente señalaré las bases del AE y su comprensión de la Autoestima. Para Längle, A. (2000) indica que la existencia solicita la aprobación de 4 motivaciones previas. Para el tratamiento de la Autoestima, la Tercera Motivación Fundamental del AE es la central, implica el “valor de sí mismo”, la particularidad de ser yo, aquello que me distingue de la otredad. La persona comprende que está por sí misma y para esto se hace fundamental que reciba tres importantes elementos: Consideración, Aprecio y Justicia como Condiciones Externas (CE) consolidadoras de la Autoestima.  Las condiciones otorgadas desde afuera son una inducción para la conformación de la Autoestima, pero no son suficientes para su configuración. Para ello se necesitan desarrollar las Condiciones Internas (CI) que permiten la formación del yo y el proceso completo de la Autoestima. Éstas son Autopercepción, Tomarse en serio y, Juzgarse y Apreciarse.

Autoestima y Equinoterapia

¿Cómo funciona todo esto con la Equinoterapia? Algunas de sus contribuciones guardan relación con la dimensión somática. Se puede afirmar que la percepción corporal de los impulsos rítmicos y regulares del caballo provoca en el paciente toda una gama de experiencias psicosensoriales que se aprovechan en el área psicológica (Gross, 2006). La sensación de dejarse llevar y poder avanzar sin aplicar una acción propia, podría ser un factor clave en la relajación psíquica y en la rehabilitación de la confianza primaria en sí mismo y en el mundo que rodea al paciente. La sensación de impulso hacia delante y avance restablecen la confianza en el propio yo, por lo que el paciente experimenta nuevas reacciones psicológicas en relación con él mismo y su entorno (Ibid, 2006). Por otra parte, otra de las características de la equinoterapia es su carácter vincular. En el desarrollo de la relación con el caballo, en el lenguaje que establecen paciente-caballo y en la forma de cercanía. También surge la necesidad de delimitar el espacio personal (por seguridad, para evitar que el caballo pase por encima). Esto habilita prácticas que estructuran las bases de una relación sana. Desde el AE, el autorrespeto y el respeto ajeno permiten el desarrollo del valor funcional y el valor propio (logro de metas, autoafirmación). Ambos dan paso a la autoimagen donde se encuentra la base de la toma de decisión de un sujeto, que permite la vivencia de vincular lo que es y lo que hace, surgiendo la Autoestima y con ella una existencia satisfactoria (Längle, 2007). Estos procesos se dan en la equinoterapia, en la medida en que se habilita un liderazgo respetuoso desde el paciente en la relación con el animal.

De acuerdo a las observaciones realizadas y a los testimonios de los participantes, derivado de la capacidad de Contemplarse-a-sí-mismo, surgen tres resultados que consolidan no sólo la Autoestima, sino también la construcción del Yo en la práctica equinoterapéutica (Broussain, Moreno, 2019). Éstas son la Autoimagen, el desarrollo de las estructuras yoicas y el Fortalecimiento de la Autoestima. (Längle). Sobre la primera, algunos de los equinoterapeutas refieren que los adolescentes ingresan con una concepción limitada de sí mismos en relación a su posición en el mundo. Señalan que este periodo del ciclo vital es un momento para construir la identidad pues se posibilita el descubrimiento de sí mismos. Se transita hacia una configuración progresiva de sí mediante las metas superadas y por medio de los ejercicios y desafíos que se dan en el ruedo, habilitando el reconocimiento de características y capacidades de sí, como pistas y huellas que componen la identidad

El caballo tiene la habilidad de aprender las características de otra especie, estableciendo una impronta caballo-adolescente (Lorenz, 1970) que de acuerdo a los profesionales moviliza a este último a comunicarse, debiendo esforzarse por comprender al otro y a la vez darse a comprender por él mismo. El caballo, al tener la capacidad de comunicarse a través del lenguaje corporal, lee al adolescente y complementa el diagnóstico y la percepción del equinoterapeuta.  

Los equinoterapeutas entrevistados sugieren que los pacientes suelen estar cohibidos inicialmente debido a deficiencias físicas o autopercepciones negativas. Los caballos se convierten entonces en un recurso valioso para quienes necesitan ser aceptados sin condiciones. Así lo plantea Fine (2003): “La gran utilidad de los animales en las terapias, es que logran (…) romper un tipo de esquema fijo de comportamiento, muy cerrado, que no les sirve para comunicarse con los demás (…). De esta manera, el animal logra despertar el interés del niño y relacionarse con él, lo cual significa muchas veces un primer e importantísimo contacto”. Las terapias asistidas por caballos proporcionan a los jóvenes la posibilidad de mostrar su ternura y afecto y les ayuda a controlar y regular su propia conducta al desarrollar sentimientos de empatía hacia otros seres vivos. Gracias a sus éxitos con el animal, los adolescentes son capaces de mejorar su Autoestima y así tener más confianza al enfrentarse a nuevas tareas (Ibid, 2003).

La relación equinoterapéutica como ancla de la Autovaloración

El respeto y la distancia surgen en la práctica equinoterapéutica como necesarios para que en el trato con el otro se pueda ver y ser visto de forma definida y real, habilitando la apertura fenomenológica. El caballo reacciona al estado emocional del paciente, lo cual estimula las capacidades de observación del paciente hacia el caballo y se fomenta la autoconciencia, habilitando la autopercepción, el detenimiento y contacto interior. Si bien se pueden evidenciar otras capacidades estimuladas como la autorreflexividad, éstas derivan de una primera instancia que es el intercambio con el caballo. Se despliegan entonces facultades relacionales y personales derivadas del vínculo entre el adolescente, el caballo y el equinoterapeuta -este último como mediador- propiciando en el paciente la capacidad de sopesar entre el exterior y el interior para definir su actuar y con ello, a sí mismo. Este ejercicio terapéutico donde entran en juego las CE y las CI habilita aspectos estructurales de la personalidad como el criterio de realidad, la regulación de los mecanismos de protección y la integración de la identidad (Längle, 2007). El criterio de realidad se configura en esta práctica por la apertura al otro y la escucha de sí mismo. Las reacciones de coping (o mecanismos de defensa y/o protección) son abordados por medio de la reflexividad y la regulación de los impulsos. La integración de la identidad se conforma a través de sostener el contacto entre la consciencia, los sentimientos y la estabilidad de esta forma de actuar consigo mismo y los demás. A lo largo del proceso equinoterapéutico, el potenciar la autoimagen estabiliza la identidad y su integración.

La necesidad de coherencia entre el sentir y actuar señalado por los equinoterapeutas producen un sentimiento de concordancia que surge en el adolescente (Broussain, Moreno, 2018). Esta sintonía que se da en la convivencia equinoterapéutica, aparece como liberadora a la vez que ancla a la persona a sí misma.

Es en la incorporación de los buenos tratos recibidos, que se produce una plataforma interior. Los vínculos creados, como buenos de ser vividos. Y es en la capacidad de autoevaluarse donde se crea la autoridad natural de la persona, porque ejerce una decisión activa de contar consigo mismo y acompañarse a través de las diversas circunstancias de la existencia. Por medio de la práctica equinoterapéutica y el constante ejercicio de hacerse cargo del caballo, de la organización del cuerpo, la emocionalidad y la tarea de, por ejemplo, prácticas de Delimitación, se desarrollan capacidades que deben llevarse y afirmarse. A partir de su ejercitación, lo que es propio puede surgir más fácilmente. Con el paso del tiempo, tanto los pacientes como sus terapeutas reportan sentimientos de mayor madurez y autonomía, donde los adolescentes van asumiendo compromisos, roles y responsabilidades respecto de su autocuidado y su entorno.

Finalmente, es necesario apuntar que en el análisis de los resultados obtenidos (Ibid, 2018), la práctica que equinoterapéutica potencia el proceso de habilitación de la Autoestima movilizando a los Adolescentes a explorar, por medio del vínculo con el caballo, aspectos cruciales para el desarrollo de su construcción yoica. Transitan así desde la Consideración recíproca al Aprecio de su propio valor, estabilizando la personalidad por la capacidad de autoevaluarse y de separar lo propio de lo ajeno. De esta forma les permite actuar de forma progresivamente más consciente y responsable, como una unidad personal y con una dirección ética mediada por la interacción con el caballo.

La importancia de la Equinoterapia es clave en el proceso de desarrollo de la Autoestima en adolescentes, pues permite avanzar en la rehabilitación (en caso de trauma) y construcción de su identidad personal. En este entramado correspondiente a distintas áreas y condiciones que componen la Autoestima, surgen, desde la mirada del AE, objetivos y perspectivas terapéuticas comunes con la Equinoterapia. Éstas guardan relación con el aspecto dialógico de la formación de la Autoestima (CE y CI), la apertura fenomenológica y la búsqueda de la autenticidad. De esta forma la Equinoterapia podría complementar, como terapia alternativa, el ejercicio clínico con adolescentes, área incipiente en el AE.



Bibliografía

Broussain, E. y Moreno A. (2018) Equinoterapia y Autoestima en adolescentes: beneficios y aportes desde la mirada del Análisis Existencial, Santiago, Escuela de Psicología, UAHC

Fine, A. H. (2003). Manual de terapia asistida por animales. Barcelona. Editorial: Fundación Affinity. Fondo Editorial. Páginas 211, 212

Gross, E. (2006) Equinoterapia: la rehabilitación por medio del caballo. Sevilla. Editorial: Trillas. Páginas 22-23.

Längle, A. (2007), La 3era Motivación Fundamental, La condición fundamental del ser persona -la facultad de ser uno mismo-, Libro de Texto de Análisis Existencial, 3era versión.

Lorenz, K. (1970) Consideraciones sobre las conductas animal y humana, ed. Planeta-Agostini, México.

Elisa Broussain

Psicóloga
Formación en Consultoría en Análisis Existencial (ICAE)

elisabroussain@gmail.com

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Confianza - Trust
N° 27 - 2019