Recuperar Autoestima en Psicoterapia

Recovering self-esteem in Psychotherapy


¡No haces nada bien! ¡Siempre es lo mismo contigo! ¡No esperaba otra cosa de ti! Me imagino que a muchos se les apretó el corazón tan sólo con leerlo. En el caso de ser un sí su respuesta, nos muestra la fuerza de las palabras y la resonancia que produce en nosotros.

El siguiente artículo, busca mostrar a través de la experiencia en psicoterapia lo difícil que es recuperar la autoestima, incluso con la ayuda de otro en el caso del terapeuta, que acompaña y se esfuerce por recuperar a esa persona[1] herida, muchas veces replegada muy en la interioridad aún protegiéndose de no volver a ser dañada.

En Análisis Existencial hablamos de recibir tres condiciones externas para la formación de la autoestima; Consideración, trato justo y aprecio. Sin esas condiciones es difícil formar una autoestima firme, donde puedo sostenerme en un piso interior para el encuentro con otro. ¿Qué significan las condiciones para formar autoestima?, revisemos… consideración; es tarde y salgo del trabajo, lo único que quiero es volver a casa y ver a mi familia; el jefe me pide que me quede, ante lo cual yo cedo y me paso por alto, no defiendo mis límites y por consiguiente en un momento sin razón exploto sin saber el motivo. El problema está en que la reflexión viene en la reacción y no en el momento debido, por eso la sensación de extrañeza y una pérdida de sí mismo.

Otra condición es el trato justo, donde soy percibido en mi esencia, en mi expresión más singular, donde tan sólo una mirada podría confirmarme algo que dije o hice; de alguna manera sentir la confirmación de que existo y que soy importante para otro. En palabras del filósofo Martín Buber; “El hombre necesita ser confirmado en su ser por el hombre. Secreta y turbadamente espera un Sí, que puede llegar a él sólo de persona a persona. Para formar un yo necesitamos un TÚ que salga a nuestro encuentro, sólo así puedo confirmar que soy alguien y me es permitido ser yo mismo” (Lorenzo, 2008, p. 65).

La tercera condición es el aprecio, donde es reconocido mi valor y es considerado bueno, esto genera confianza y posibilita el fortalecimiento del yo. Esta condición es más fácil mostrarla y hacerla consciente con el paciente. Por ejemplo: cuenta de manera despreocupada y breve un gran acontecimiento personal, ante lo cual uno se alegra, confirma y pregunta. Muchas veces el paciente queda sorprendido y confundido, por no tener aún esa apertura al propio valor y sus capacidades.

Es importante el aprecio por sí mismo, muchas veces pasado por alto o con la fuerte convicción de que no lo tiene permitido. Los rituales como las celebraciones o tradiciones ayudan mucho a cultivar el valor de lo propio, en caso contrario me vuelvo un baúl sin fondo de reconocimiento, buscando de forma compulsiva el aprecio de otros, por mi incapacidad de permitirme mi propio valor.

¿Por qué es importante la autoestima? ¿Qué sentido tiene recuperarlo (en caso de pérdida)?  La desventura de no recibir las condiciones para formar una autoestima, no determina mi vida a futuro. Somos libres y a la vez responsables de nosotros. La vida viene con dolores, pérdidas y heridas… infancias robadas o injustas, dolores que estrechan y me sujetan, como cuando un ave tiene un ala herida y necesita descender y cuidarse, necesita de tiempo y cuidar de sí misma, sólo de esa manera está preparada para volver a desplegar sus alas y emprender vuelo.

En el caso de seguir volando a pesar de las heridas,  no considerando sus límites y capacidades, es una señal de que el descenso será más prolongado y doloroso, y que el dialogo con uno mismo podría ser más duro, porque me pasé por alto, y regresar a mí no es cómodo.

Muchas veces, el comienzo de una psicoterapia es ante una caída repentina o un golpe que duele mucho; otras veces ante la imposibilidad de volver a emprender vuelo. Abro las alas y me dispongo a volar, pero por más que intento no puedo. Más allá de los motivos o razones para iniciar una psicoterapia, lo importante es revisar cómo es el trato conmigo mismo y de esa manera comprender mis sensaciones, sentimientos, tensiones corporales, miedos, etc. Todo esto me lleva a una mayor comprensión de mi persona, desde mi historia, desde mi mundo, desde mi ser-persona.

La psicoterapia se entiende como un procedimiento curativo, donde la persona sale fortalecida a través de sus recursos personales. En el caso concreto de la autoestima, se busca que la persona pueda formar un centro, donde pueda habitar cómodamente. En caso contrario, el solo hecho de estar consigo mismo es incómodo u hostil, de alguna manera es extranjero de sí mismo, ante lo cual muchas veces se abandona en otro, llenando ese vacío de sí mismo a través de algún impulso o busca el reconocimiento en otros, porque el mismo no puede otorgárselo.

Éstas son alguna de las formas más comunes, donde se hace consciente que existe un problema de autoestima. Otro indicador importante es la voz crítica interior, la cual muchas veces puede ser la voz de los padres interiorizados o de figuras significativas, que fueron castigadoras o muy críticas, que se siguen escuchando a pesar de que éstos ya no estén presentes. En terapia es importante encontrar la propia voz, la cual es una brújula que me guía en los vientos fuertes o aluviones que puede traer la vida, una voz benevolente que busca cuidarme más que castigarme.

Aquella voz, muchas veces parece muy lejana al paciente, interferida por automatismos o dolores que impiden encontrar una respuesta en su interioridad. En ese punto el terapeuta es de vital importancia, porque puede ayudar al paciente a ver por sí mismo cuando se está dejando de lado o cuando aparecen comportamientos dañinos para sí, los que puede no ver y ayudarlo a tomar una posición personal ante su propia conducta. Ante eso, el terapeuta es un colaborador a través del encuentro personal: fortalecemos la capacidad del paciente de un mayor encuentro consigo mismo.

Si el paciente es capaz de observarse, tomar distancia de sí mismo y percibirse, es más fácil lograr una actitud responsable de sí mismo, lo que genera a su vez responsabilidad ante los otros, eso proceso que conlleva tiempo. Volver a tomarse en las manos y generar un acto cuidadoso hacia sí mismo, no es un truco de magia o algunas palabras motivadoras. Es una confrontación profunda de hacerse cargo de su vida y de las posibilidades en su mundo. El filósofo Sarte decía; “Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros”  (Sartre, 2016).

A modo de conclusión y cierre, en Análisis Existencial consideramos fundamental el vivir la propia vida. Para eso se necesitó ser consciente del trato conmigo mismo, el cual  permite tener acceso a mi persona, lo libre en el ser humano. En caso contrario sólo soy preso de reacciones o automatismos que estrechan mi existencia, convirtiendo mi vida en el paso por un hilo muy delgado. En cambio el acercamiento a una vida plena de sentido y responsable, es una oportunidad para convertirme en protagonista de mi vida y no un simple testigo de ella…

[1] En el siguiente artículo, entenderemos persona como lo libre en el ser humano, a través de la voluntad y decisión, en oposición a los automatismos y reacciones que no son desde la libertad.

Referencias:

Längle, A. (2013). La 3ª Motivación fundamental del ser persona – La facultad de ser uno mismo. Sueß-Gasse; Viena

Sartre, J.P. (2016). San Genet, Comediante y mártir. España: Losada

Chavez, K. (2008). El diálogo en la obra de Paulo Freire como referente para el diálogo intergeneracional. Extraído de: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/formacion-virtual/20100720022456/5Loren.pdf


José Martín Maturana

Psicólogo clínico
Formación en Psicoterapiaen Análisis Existencial (ICAE)
Chile

josemartinmaturana@gmail.com

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N° 21 - 2017