SENTIR LA VIDA

Feeling life


Estimadas y estimados:

En éste, nuestro 2o número de la revista InterAmericana, EXISTENCIA, queremos invitarlos a preguntarnos por la Vida misma. Esta vida, la mía propia, con sus dolores y sus alegrías, con sus amores y desamores. Esta vida que ya no se trata de percibir la rmeza de mis capacidades para vivirla, ni sus posibilidades para experimentarla, sino de mis Sentimientos para vivenciarla. Aquí nos situamos en la 2a condición de la existencia, la que requiere que nos conectemos con el Valor o los Valores que nos rodean para que ello nos capte, nos toque, nos conmueva de tal forma que nos sintamos atraídos a ir tras ellos. Nos movilice. Pero ¿qué es un Valor? Cualquier cosa que (subjetivamente) me haga bien, me de bienestar (un café, el silencio o el bullicio, un libro o el wsp, un encuentro o la soledad, una canción de rock metálico o una sonata de Beethoven, etc).

También es la pregunta por la toma de posición que tengo hacia ella: ¿Me decido a vivirla, a involucrarme en ella? ¿le doy mi Sí? No es una pregunta menor… pues requiere de mi coraje (cuya raíz etimológica nos lleva a cor: corazón); también de mi fuerza, de mi decisión. Sin embargo, ese motor que puede estar capacitado y puedo tenerlo disponible, sólo se va a movilizar si percibo un Valor.

María José, desde una narración muy personal, nos dará cuenta de lo doloroso del tramo recorrido por ella, al seguir un camino laboral para el cual tiene capacidades, sin embargo, se da cuenta que poder hacer algo, saberlo, ser capaz, no basta para sentir la vida existencialmente plena.

Sí, es cierto que a veces lo que nos rodea nos inseguriza, nos paraliza o simplemente no nos motiva… ¿de qué se trata ahí? La condición de ser seres vivos nos de ne como seres en permanente intercambio, que percibimos a través de nuestros sentidos (percipientes). Y también rodeados de un mundo de similares características. Pero ¿basta con estar vivo para percibir valores? No, claro está. Re- quiere de mí, en primer lugar, entrar en Relación con aquello. Por ejemplo, puedo beber café en términos de ingerir cafeína para despertar por la mañana, o, beber café por su aroma, su sabor, porque me gusta. En el primer caso establezco una relación funcional, en el segundo una relación con su valor propio, y que tras beberlo me surge: ¡mm, qué rico! (entra vida a mi vida).

En discusiones de políticas públicas por ej., respecto a la densidad de población, muchas veces escucho: “…hay que aumentar las tasas de natalidad, pues si no, en el futuro no va a haber mano de obra”. Pura funcionalidad. Nadie pone el acento en la riqueza que cada ser humano aporta, su diferencia, su esencialidad, etc. Demás está decir la risa que me produce cuando se habla de la “agenda valórica”, que sólo se re ere a legalizar o no el aborto, el matrimonio igualitario y la marihuana, como si políticas habitacionales, transporte público, educación, salud, artes, etc, etc ¡no fuesen valores!

Una paciente, hermana de muchos hermanos (7 en total), me dice: éramos un grupo indiferenciado. Mis padres no tenían idea de cómo éramos cada uno/a. Nuestras preferencias, gustos, sueños, temores. Éramos la “patota”. Buenos hijos, bien comportados, pero…indiferenciados. Nues- tros padres contaban con nosotros tanto para el presente (cuidar a los más chicos) como para el futuro (cuidarlos a ellos). Cuando yo cuento con el otro (sin que este otro se haya comprometido previamente) es verlo como una extensión mía, es decir una manipulación. Pura funcionalidad, utilidad. Valor de uso.

Para descubrir y relacionarme con un Valor requiero acercarme a éste y dedicarle tiempo (por ej. para saborear el café). De esa forma podemos producir verdaderos encuentros. Éstos se pueden producir al salir con solo uno de mis hijos, o darme tiempo a solas con mi pareja.

También respecto a mi propia persona: acercarme a mí, mi cuerpo, mis sentimientos, mis pensamientos. Darme tiempo y cercanía. Cuando alguien me dice (o yo misma me digo): ¡cómo puedes sentir eso! o ¡Me parece terrible lo que piensas! es un trato tan dolorosamente injusto hacia mi propia persona…si los sentimientos y pensamientos tienen un curso propio que no dependen de mí! ¡Y por el sólo hecho de venir de mí, son valiosos! Me dicen algo, de mí y de aquello a lo que me refiero.

Relacionado con esto, Martín nos escribe sobre un tema muy esparcido en libros de autoayuda y redes sociales: la felicidad como meta, casi como una obligación. Y si pienso diferente… me llueven críticas. Hoy en día, con la homogeneización a la que nos lleva la globalización, se requiere de mucha fuerza y coraje para defender los valores propios, lo que a mí me hace bien, lo que me gusta, incluso si doler mis duelos me lleva a un retraimiento social por un tiempo. También mi rabia frente a situaciones que vivo o percibo. Todos los sentimientos que la gente denomina como “negativos”. ¡Si eso no existe! Todos los sentimien- tos aportan, dicen algo, muestran algo, y están ahí para cuidarme, protegerme. Es una verdadera locura no detenerme en ellos, silenciarlos, acallar- los…es como vendarse los ojos y caminar a tientas. En este ámbito también podemos mirar un poco más de cerca los celos, a los que re ere Sonia, como sentimientos muy dolorosos que me indican que mi pareja le está dando a otro/a (ya sea persona, hijo, celular, trabajo, etc) el tiempo y la cercanía que yo o nuestra relación merece o debiese tener. Los celos, me indican algo: ¡la relación está en peligro!

La cercanía a nuestros sentimientos, también los dolorosos, lo podemos leer también en el artículo de M. Cecilia, en el que nos relata su vivencia de dolor y rabia al inicio de su discapacidad. El Análisis Existencial, desde la 2a Motivación Fundamental, señala que el Sentir es fundamental para Existir (no para vivir, pues se puede estar vivo sin sentimientos); aquellos más difíciles de sobrellevar se vuelven protectores al permitírmelos, pues me señalan algo, me dicen: ahí hay algo valioso que está siendo amenazado y que requiere de tu fuerza para defenderlo, o ahí hay algo valioso perdido (por ej. la salud), que requiere de un tiempo tuyo para dolerlo y legitimar lo valioso que fue en tu vida .

Estimados lectores, vivir decididamente es tomarme en mis manos y entrar en relación con la vida, así como se me presenta, con todos mis sentimientos (los agradables y los menos agradables), pues sólo así puedo sentir que he vivido, incluso, ante la muerte*.

* Mi sentido homenaje a Javier Valdez Cárdenas, periodista mexicano, quien dio su vida por aquello ante lo que él sentía valioso: la Verdad

Michèle Croquevielle

Psicóloga Clínica
Postítulo en Análisis Existencial
Supervisora Acreditada
Directora Revista InterAmericana Existencia
Directora ICAE

michele@icae.cl


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Diálogo Existencial - Existential Dialogue
Editorial
N° 20 - 2017