“EN MEDIO DE NINGUNA PARTE” (2003). J. M. COETZEE. EDIT. CONTEMPORÁNEA

“In the middle of nowhere” (2003). J. M. Coetzee. Edit. Contemporánea”


“Mientras tenga la libertad de ser, nada será imposible”, palabras profundas y arraigadas en el corazón de Magda, personaje principal de la novela En Medio De Ninguna Parte de J.M Coetzee. Un libro desgarrador, pero sutilmente bello cuando se trata de las conversaciones sobre el dolor humano y sus luchas constantes por darle espacio a lo olvidado.

Magda vive con su padre, pero ella siente el dolor de no ser aceptada por él, relata: “Estaba ausente. Tampoco me echaron en falta. Para mi padre, he sido una ausencia durante toda la vida”. Uno de los dolores más profundos y difíciles de asimilar, sentir el rechazo de quien debería sostenerme o abrir la puerta a la realización de mi existencia, ¿un huracán existencial nos da mayor fortaleza para defender la propia vida?

En medio de ninguna parte es una reflexión por ese sentimiento de estar perdidos, sumidos en una visión de túnel, aquietados por sentir la estrechez del mundo. Sin embargo, desde el Análisis Existencial, se busca romper con los determinismos y llevar al ser humano a ser protagonista de su existencia con todas las dificultades que eso implica; miedos, ansiedades, angustias, no poder soltar, duelos, etc.

Tal como muy bien nos relata Magda, “Lucho por no convertirme en uno de esos seres que la historia olvida. Soy una solterona que guarda cerrado a buen recaudo su diario, pero también algo más que eso. Cuando se apagan todas las luces sonrío en la oscuridad. Mis dientes lanzan destellos, aunque nadie quiera creerlo”. Esa lucha por encontrar nuestro espacio en el mundo y alzarnos por sobre el dolor, es un acceso a nuestra libertad de poder reescribir nuestra historia en el presente.

El libro toca temas centrales para el Análisis Existencial,en especial la primera motivación fundamental, el poder-ser-en-el-mundo. Desde la dificultad de una Sudáfrica rural, donde las tradiciones trizaban la dignidad humana de quienes estaban debajo del amo. Incluso aunque fuera la propia sangre como la historia de Magda, conun padre ausente y una madre que falleció en la primera infancia.

Para afrontar la realidad, se debe contar con las condiciones para poder ser en el mundo, que son; espacio, protección y sostén, sin esas condiciones caemos fácilmente en el vacío o en el abismo. Condiciones que tienen comprometida a Magda, tal como describe: “en un relato tejido de motivaciones conscientes, ¿qué ser podría ser yo? Mi libertad está en entredicho, me van arrinconando una serie de fuerzas que escapan a mi dominio, pronto no me quedará más que acuclillarme en un rincón a llorar, a tensar los músculos”, desde su sentir podemos notar la estrechez, el sufrimiento que implica la falta de espacio, sostén y protección en su vida. Encerrada en su cuarto, relegada a las funciones domésticas hacia el padre y volcada en el espacio que le concede su diario personal.

La pregunta profunda de Magda pareciera ser ¿Qué puedo hacer? ¿Qué hace el ser humano cuando se siente en medio de ninguna parte? ¿Quién no se ha sentido alguna vez extranjero en su propio espacio? ¿Extranjero de su mundo? Es difícil encontrar una respuesta a preguntas tan trascendentales, pero lo que sí sabemos es que para salir de esa estrechez se necesita coraje e intercambio con las posibilidades, en propias palabras de la protagonista: “Ésta es mi mano de carne y hueso, es la misma mano de todos los días. Doy un paso: ésta es la tierra, tan real como yo misma, real hasta la médula. Por lo tanto, las palabras deben hacer alusión a un tiempo aún por venir”.

El coraje es un salto por sobre nuestra quietud, asumiendo que el piso donde voy a caer podría no ser seguro.  Este salto es un riesgo como todo en la vida, pero nos ayuda a sentir más confianza y fidelidad con uno mismo. Elementos fundamentales para sentir que voy ganando un espacio en mi existencia y que hay  caminos para mi vida. Un salto difícil, muchas veces sujetados por el dolor y el sentimiento de no poder, pero otras veces presos de una percepción errónea de las propias capacidades para enfrentar la realidad.

No puedo saltar si no existe un diálogo sincero conmigo mismo, ya que al momento de saltar debo llevarme en mis brazos. Es por eso necesaria la confrontación con uno mismo a través de nuestra naturaleza humana dialogante, como muy bien intuye Magda: “Siempre me ha ocurrido que las palabras me llegan y yo las dejo pasar sin más. Nunca he sabido cuáles son las verdaderas palabras de un intercambio”. Sigue sumida en la imposibilidad de saltar, pero sabe que existen las palabras que la levanten sobre su dolor.

Coetzee traza rutas sobre el dolor humano, respetuoso de los relatos olvidados y preocupado de darle voz a quienes han sido callados por la brutalidad humana. En este libro da vida a una mujer dejada de lado en la Sudáfrica rural, en la vida del campo y sumida en una existencia postergada que no la deja tranquila.

Magda, a través del tiempo va encontrando auto-aceptación, su diario fue un orden al vértigo interior que la acechaba, el paso de las páginas fue la pausa que necesitaba para encontrar un piso interior firme. La aceptación de la realidad ayuda a Magda a encontrar el espacio suficiente para poder ser en aquella casa antigua en medio de un desierto, perdiendo el miedo a una existencia que tímidamente sale a su encuentro.

Esa existencia comienza a surgir a pesar de lo difícil que parece la vida de Magda, comienza paulatinamente el acercamiento a la vida, “Lo que considero mi dolor, aunque no es más que soledad, empieza a apartarse de mí. Se me deshielan los huesos de la cara, vuelvo a ablandarme, un blando animal humano, un mamífero”, vuelve a sentir la vida fluyendo en su interior y la sangre que va dando un cobijo interior a ese antiguo espacio frío.

Magda nos muestra que el dolor también es parte de la vida al igual que la alegría, pero debe ser vivenciada en su extensión y profundidad, solo así puede resurgir vida en los momentos difíciles o cuando el piso se transforma en un desierto árido. Nada hace más difícil sentir el dolor que su negación, tal como nos muestra la protagonista, el dolor muchas veces es una pausa necesaria antes de volver a la vida, en sus propias palabras: “Me siento alegre. Así debe ser como hablan los demás, con el corazón en la mano”.

El libro es una invitación a seguir el relato de aquellos que no tienen voz, aquellos que buscan una respuesta en su interior y trazan caminos hacia su existencia. Tal como dice Magda, “El sentimiento de soledad es el ansia de un lugar. Ese lugar es el centro del mundo, el ombligo del universo. Lo que no sea una totalidad no puede satisfacer al hombre”. Una invitación a despojarnos de determinismos y realizarnos en nuestras posibilidades, a tomar la vida en nuestras manos y llevarnos como quien carga a un bebe recién nacido, con el cuidado que merecemos y con la esperanza de que esa fragilidad pronto se convierta en vida.

José Martín Maturana

Psicólogo clínico
Formación en Psicoterapiaen Análisis Existencial (ICAE)
Chile

josemartinmaturana@gmail.com

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N° 19 - 2017
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