Los psicólogos nos dedicamos a estudiar científicamente el comportamiento humano para comprender sus actos, sus procesos subyacentes (cogniciones, emociones, motivaciones) y todos aquellos procesos que permiten explicar la conducta en contextos concretos.
Como psicóloga clínica trabajo frecuentemente con adolescentes, labor que encuentro fascinante y al mismo tiempo un desafío, acompañar a una persona en un período caracterizado por los cambios en las distintas facetas de su vida, en su paso gradual de la infancia a la adultez. En esta etapa del desarrollo, cada persona tendrá como tarea fundamental la elaboración del concepto de “sí mismo”, de su identidad.
Este proceso de búsqueda y afirmación de la identidad, se relaciona con una progresiva independencia del grupo familiar junto a una mayor influencia del grupo de pares. La adolescencia implica un período crítico en cuanto a las conductas de riesgo en general y concretamente al uso de sustancias, siendo un momento en el que se empieza a experimentar con ellas y donde se produce la mayor prevalencia de consumo (Becoña, 2002) (1).
El paso del uso a la dependencia de las drogas no es un proceso inmediato, supone un camino que transita varias etapas: Fase previa o de predisposición, Fase de conocimiento, Fase de experimentación e inicio del consumo de sustancias, Fase de consolidación, Abandono o mantenimiento y una posible recaída (Becoña, 2002).
Mi encuentro personal con adolescentes que han desarrollado una dependencia a sustancias, no la viví en mi propia adolescencia ni en el ámbito estrictamente clínico, ese acercamiento se dio a través de otra actividad que realizo con mucho amor, la docencia en el ámbito universitario. Así, en mi labor docente, me descubrí dirigiendo tesistas que realizaban su última tarea para graduarse de psicólogos, interesados en la problemática de las adicciones. Gracias a la generosidad de esos tesistas me acerqué a través del campo de la investigación a esta problemática que se ha convertido en uno de los principales flagelos de la humanidad y que sin piedad arrasa con los más jóvenes, y con ellos con nuestras esperanzas.
Gracias al trabajo de tesis de Nadia Leitner, conocimos de cerca a adolescentes mujeres con policonsumo de sustancias, que llevaban entre seis meses a un año de tratamiento en un centro de rehabilitación con modalidad ambulatoria.
En ellas coincidían tristemente factores de riesgo (conflictos familiares, abusos, violencia, baja expectativas hacia ellas, poca resistencia a la presión de los iguales, disponibilidad y accesibilidad a las drogas, compañeros consumidores) y carencia de factores protectores (apego familiar, oportunidades para implicarse en la familia, creencias saludables y claros estándares de conducta, altas expectativas parentales, confianza y dinámica familiar positiva, habilidades sociales, creencia en la propia autoeficacia, aspiraciones de futuro).
Compartimos algunas reflexiones en relación a una joven con policonsumo de sustancias que fue entrevistada cuando llevaba cerca de un año de tratamiento en un centro de rehabilitación.
Julieta (así la llamaremos) de 18 años, convivía con sus padres y una hermana mayor. Comenzó su consumo a los 13 años, luego de vivenciar un abuso sexual, y de haber sufrido violencia de género de parte de su pareja. Luego de este hecho se encuentra con un grupo de amigos que la invitan a consumir, ella acepta y de esta manera comenzó a desarrollarse la adicción. “Fue ese momento, que no quería saber más nada, quería morirme pero yo sabía qué mejor que arruinarme la vida que con la droga, y así me pasó, me arruiné la vida, qué mal de mi parte”.
A esta situación de abuso le precedieron situaciones de violencia física y psíquica en el contexto familiar. Desde la mirada del Análisis Existencial podemos relacionarlas con carencias en las condiciones de protección, espacio y sostén necesarios para el desarrollo de la confianza fundamental, y para asegurar el poder ser en el mundo. (Längle, 2003) (2)
“Una vez, cuando estaba todo muy mal en mi casa, y mi papá era medio violento, medio mucho, y una vez agarró así, sonó el celular y lo agarró y lo tiró contra la pared y reventó y agarró la zapatilla de él y me la empezó a dar en el cuerpo, pasó, yo lo re bardié todo (lo insulté), él me re bardeó (me agredió verbalmente), qué sé yo pasó, después me fue a buscar a la casa del pibe este con el que estaba saliendo, me dijo que era cualquiera una infeliz, y me dijo que era una puta… que me muera, que no le importaba nada de lo que yo era, que hiciera la mía… ahí mi cabeza hizo clic pero re mal, y me metí a la pieza me tomé un par de líneas y me empecé a cortar y escribir con la sangre en la pared, imagínate re loca, mal.”
Las carencias en las condiciones para asegurar la existencia, influyen negativamente en el desarrollo de la identidad personal, dificultando que la persona pueda posicionarse de manera auténtica en las situaciones que va atravesando y permaneciendo en un plano reactivo, donde abundan las reacciones psicodinámicas; movimientos automáticos activados por nuestro psiquismo para garantizar la supervivencia de la persona, (Längle, 1998)(3) . Lo cual puede verse reflejado en la siguiente frase de Julieta: “Sabés que influye lo que digan los demás, me importa mucho lo que digan los demás… “¿Podés aceptarte a vos misma? No. “¿Qué te genera inseguridad? Los hombres, las cosas que dicen capaz o cómo actúan, me importa mucho, capaz que es eso me importa mucho lo que dicen las personas, entonces me generan inseguridad en mí misma y miedo a que si será verdad lo que dicen o no, o si está bien o está mal.”
La falta de aceptación por parte de personas significativas como los padres o quienes ejercen ese rol no sólo dificultan el desarrollo de la identidad sino también la vivencia de la propia vida como valiosa, lo cual va gestando un alejamiento de las propias emociones, y con ello una desorientación valorativa por desconocer qué es valioso para sí.
“¿Podes expresar tus emociones? Y expresar lo que siento, a veces se me es muy difícil, porque por ahí quiero expresar lo que siento y eso que voy a expresar es conflictivo para la familia, genera un conflicto, porque la verdad duele y a veces yo digo la verdad tranquila, con calma y se arma …ahí se pudre..” “Antes era más emprendedora, me gustaba leer, me gustaba escribir, me gustaba dibujar y ahora estoy más, como que me he tirado más al abandono.” “¿Hacés lo que querés hacer? De hacer lo que quiera hacer no, pero hago muchas cosas que me gustan”
Quizás una de las condiciones más devastadoras de la adicción es el trastocamiento del Valor Fundamental (Längle, 2003), la persona no vivencia su propia vida como valiosa, lo cual hace girar en 180° su jerarquía valorativa, poniendo en valor algo que, lejos de mejorar su calidad de vida, atenta contra ella. Para expresarlo a través de Julieta, recordamos la siguiente frase:
“Digan lo que digan cuando me fumo un churro yo sola es sagrado ese momento, y ese tiempo es para mí, ese tiempo estoy tranquila, pienso todo lo que ocurrió en el día, qué es lo que hice bien, qué es lo que hice mal, qué podría haber hecho mejor o qué no, todo eso me pasa cuando estoy fumando, y estoy tranquila y termino de fumar y bueno continua la vida, pero ahí como que me tomo un momento y me lo doy para mí y me encanta ese momento, es el que espero todos los días.”
El futuro y el sentido se eclipsan cuando la adicción se apodera de la persona:
“…miedo al fracaso también tengo y es feo, porque si vos pusiste mucho para progresar y fracasás, es una descompostura en el cuerpo re mal, te sentís re mal porque fracasaste, por eso a veces mejor no progresar para no fracasar, medio raro”
“¿Tu vida tiene sentido? No sé, todavía no encuentro porqué estoy acá”.
En medio de la tormenta… un rayo de luz …
“Ahora me siento muy contenida (en relación al centro donde realiza el tratamiento de rehabilitación), puedo comentar lo que me pasa sin que nadie me juzgue, sin que nadie me haga la diferencia, porque somos todos iguales, y venimos todos del mismo lugar y eso es lo que me gusta. En los grupos me pasa eso.”
Desde el Análisis Existencial se trata de vivir con autoaprobación, de desarrollar lo propio, lo singular y auténtico de cada ser humano. Para poder formar y consolidad al yo y al Valor Propio, necesitamos tener espacio para poder ser, protección, sostén, (Primera Motivación Fundamental), cercanía, tiempo, relación (Segunda Motivación), ser considerados, valorados, tratados justamente (Tercera Motivación) y una campo de acción, un contexto y valor en el futuro para poder descubrir y realizar el sentido de nuestras vidas (Cuarta Motivación). Cada persona necesita ser vista, ser valorada y tratada justamente, para poder quererse a sí misma y distinguirse de los demás, para mantenerse en la vida y afrontar las dificultades.
En las adicciones las condiciones mencionadas se encuentran trastocadas, debilitadas, transformándose en factores de riesgo, fundamentalmente en la adolescencia, como puede apreciarse en el caso de Julieta, mientras que su fortalecimiento se constituye en factores de protección y reparación.
Los adultos ¿somos conscientes de la importancia de nuestro rol en la generación de condiciones de protección para nuestros niños y adolescentes?
(1) Becoña Iglesias, Elisardo y otros. (2010) Manual de adicciones para psicólogos especialistas en psicología clínica en formación. Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad. España.
(2) Längle, Alfried (2003) “El arte de involucrar a la persona. Las Motivaciones Fundamentales de la existencia como estructura del proceso
motivacional”. European Psychotherapy, 4, 47-58.
(3) Längle, Alfried (1998) “Comprensión y terapia de la Psicodinámica en el Análisis Existencial”, Existenzanalyse 15, 1/98, 16-27. Traducción: N.A.
Espinosa.
Literatura:
Längle, A. (2002). Comprensión y terapia de la adicción. Conferencia presentada en la Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina.
Längle, Alfried (2015) Adicciones y Existencia: Comprensión fenomenológica y tratamiento analítico existencial. Seminario dictado en la Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina.
Leitner, N. E. (2014). Adicciones en adolescentes: Una Visión Analítica Existencial. (Tesina de Licenciatura para optar por el Título de Psicólogo). Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina.
Moi, C. E. (2014). Estudio de caso: “Contacto con el valor en una persona con adicciones, una mirada desde el Análisis Existencial”. (Tesina de Licenciatura para optar por el título de Psicólogo). Facultad de Psicología, Universidad del Aconcagua. Mendoza, Argentina.