“Se trataba de darle vida a un cuerpo muerto…y proporcionarle belleza eterna. Una labor pausada y precisa. Y lo más importante: Que se ha de hacer con sentimiento. Estar presente en el último adiós y enviar al más allá al difunto, es algo delicado. Cada labor tiene su aporte de elegancia.”
Esta película me fue recomendada por lo maravilloso de su música y la conexión que genera con el tema de la muerte. Después de verla descubrí que ganó el Oscar como mejor película extranjera. Me motivé a verla dado que el tema de la muerte ha sido una constante reflexión en mi vida. Después de todo, la muerte es la única gran certeza de nuestra vida, un paso hacia lo desconocido, representación de los límites de nuestra humanidad y fuente de recordatorio de la importancia de encontrar un sentido hacia donde trascender nuestra vida. Sin embargo, esta película no sólo trata sobre el tema de la trascendencia en la muerte, sino también en el trabajo.
La película comienza con el personaje de Daigo Kobayashi que dialoga consigo mismo, reflexionando sobre lo poco destacada que ha sido su vida. Va junto a su jefe a realizar un trabajo de preparación de los difuntos para su sepulcro, o “Nokanshi”. La película se desarrolla en torno al proceso de reencuentro consigo mismo, que vive Daigo desde una serie de pérdidas y momentos bajos. Es un apasionado músico del violonchelo. Sin embargo, el amargor de perder lugar en su orquesta y de los errores que percibe en sus decisiones hacen que se cuestione a sí mismo, sufre el dolor de sentirse sin lugar en el mundo, sin dinero y la decisión de vender su costoso violonchelo. En ese momento, consigue – respondiendo a un aviso de trabajo, comenzar sin saber mucho – a trabajar en “Nokanshi”.
Como desarrollo de Daigo a partir de su encuentro con este trabajo, se puede observar – muy meticulosamente – cómo adquiere todas las habilidades necesarias para su trabajo, donde su jefe le muestra un profesionalismo y una destreza innegables. La habilidad de los creadores de esta obra, está en que el humor se encuentra transversalmente a lo largo de la película, haciéndola paradójicamente entretenida para tocar el tema de la muerte.
Hace un par de años tuve el honor de conocer acá en Chile a don Ernesto, quien se encarga de esta misma labor. Recuerdo que con naturalidad describía su trabajo y curiosamente, lo describía con un humor similar al que se presenta en la película. Puede ser fortuito, sin embargo, hace que recuerde también el humor que caracterizó la actitud de vida y las conferencias de Viktor Frankl. Frankl, a pesar de la conocida crudeza de sus experiencias en los campos de concentración, logra mantener su humor frente a las circunstancias, algo que el describe como parte de un Valor de Actitud.
En esta película, no solamente se puede ver la influencia que tiene en Daigo la oportunidad de participar en el proceso mortuorio y los efectos que va vivenciando íntimamente en su persona. Se observa como algo que comenzó siendo sólo un trabajo conveniente por el tema económico: importante y necesaria fuente de sostén para un Daigo que como sabemos, se sentía desilusionado por su vida.
Su trabajo se vuelve fuente de transformación, crecimiento y una oportunidad para la trascendencia. Casi todos los temas de las Motivaciones Fundamentales de la Existencia descritos por Alfried Längle se pueden observar en la película, lo cual lo hace de ella una obra con una temática profundamente existencial. Después de todo, la muerte y el trabajo se ven unidos en la historia. Uno puede aprender la importancia que tiene el trabajo no solamente por su aspecto económico (1ª MF), sino también en que gracias al piso que le otorga el trabajo, el protagonista comienza a recuperar su vida. Comienza a retomar sus gustos, su movimiento y sentimientos: por su mujer, por la música. Vuelve a respirar vida, en todas sus formas (2ª MF). El aprecio que comienza a tener por la vida hace que se encuentre nuevamente consigo, con su propia persona, y le permite apreciar el arte del trabajo en el cual se ve envuelto. Se desarrolla en él una postura personal frente a su trabajo (3MF), y decide volverse tan bueno como su jefe. Aprende las sutiles artes rituales mortuorias de su jefe y ahí comienza su camino hacia la autotrascendencia (4ª MF), llevando a cabo su labor como una gran responsabilidad. Una responsabilidad que se puede respirar al ver la película, que gracias al gran trabajo de dirección, permite que se pueda experimentar junto a Daigo la magia oculta que se encuentra en la labor de “Nokanshi”. El final de la película es un cierre hermoso a lo que uno experimenta durante toda la obra.
Esta cinta es un regalo imperdible, no solamente por su ritmo, emotividad y sensibilidad con que muestra el dolor humano ante un momento tan difícil, sino también porque resume la importancia de tener un trabajo significativo, con sentido, no centrado solamente en el “dinero, reputación o status”. Daigo realiza su trabajo con la humildad que aprende de su jefe y con respeto por la dignidad de las personas con quienes trabajan y más importante aún, lo hace con una ‘delicada’ dedicación. Sus movimientos llegan a ser precisos, hasta mágicos y dan cuenta de cómo se puede desarrollar cualquier persona cuando realiza su trabajo con conciencia de su importancia para el mundo.
Creo que es importante reflexionar personalmente sobre el aprendizaje de Daigo en su propia vida y hacer conciencia no solamente sobre el contenido de su trabajo, sino también sobre el cómo lo realiza. ¿Cuánto sostén recibo de mi trabajo?, ¿Mis relaciones se ven afectadas positiva o negativamente producto de mi labor?, ¿Encuentro dignidad para mí y para los otros en lo que hago?, ¿Cuán consciente soy día a día de que mi trabajo es un acto de trascendencia? Estas preguntas atraviesan la película y si uno observa detenidamente, aprenderá mucho sobre la dignidad humana que se presenta en el trabajo, sea cual sea nuestra labor.