Por Michèle Croquevielle.
Y llegó septiembre. Mes de la patria. Para muchos, mes de la identidad nacional, para otros, mes de recuerdos profundamente dolorosos que justamente alteraron esa identidad.
Para todos, la primavera, con su promesa infaltable e inalterable de renuevos: brotes en la flora, crías en la fauna, regocijo en el espíritu. La primavera es la renovación de la naturaleza, nuestra naturaleza (también la humana). Surge un andar más enérgico, más limpio tras las lluvias. Luego del invierno intramuros surge la apertura, la conexión hacia el exterior, con los demás,…¿Consigo mismo? ¿Y quién es éste que se despereza y aparece? ¿Quién es este Yo que emerge luego de la hibernación?
Somos tantos Yo en un mismo yo. Yo hija, yo padre/madre, yo amiga, yo pareja. En fin. Que quede claro que aquí no hablo de caretas (al menos no necesariamente). Hablo de ser-en-el-mundo. Ser en un contexto dado, en un ámbito que me permite desplegar diferentes aspectos míos que sin ese contexto quedarían escondidos, encubiertos…también para mí.
Gracias a esos otros que estuvieron para mí, a lo largo de mi desarrollo, aquellos para los que no fui invisible, que me interpelaron, que pudieron apreciarme en eso que me hace única a sus ojos, pude ir emergiendo con mi singularidad y mis capacidades. Sin embargo, algunas áreas de mi identidad quedaron como meros retoños, heridas dolorosas que requieren sanar. Algunos Trastornos de Personalidad pueden surgir, cuando estas heridas fueron muy profundas…
Y como plantea Elisa, en la bella reseña del libro de S. Sontag que nos ofrece, a veces me animo a detenerme en esas heridas, a veces puedo hacerlo sola o con ayuda, porque como leí por ahí, crecer en la vida duele, pues es un asunto de traspasar los límites personales y descubrir capacidades que uno creía no poseer.
Otras veces soy yo quien ha herido, errado, y debo asumir esa falta, repararla. Y cuando lo logro, es un nuevo comienzo, es como salir de ese encarcelamiento (literal o metafórico) en el que yo misma me introduje (con mayor o menor conciencia) que impide que lo más genuino en mí se despliegue. En la entrevista a Pilar, quien trabaja con reos y ex reos nos ayuda a comprender mejor en qué consiste esa pérdida y la necesaria reparación.
Sin embargo, y a pesar de ello, la naturaleza social del ser humano, lo compele (a la mayoría) a buscarse en otro, en una pareja. Pero…¿por qué lo llamamos pareja? ¿Somos parejos en una pareja? Algunos lo desearán y otros no. Algunos imaginarán que quien está frente a mí es un igual, un par. Otros anhelarán la completitud (la “media naranja”). Y ambos se equivocan. Cuando estoy frente a otro, estoy frente a otro, diferente a mí, “único en su especie”. Pero ese otro también está frente a un “único en su especie”. ¿Qué quiero decir con esto? Que cada uno tiene una identidad propia, un Yo del cual cuidar, ser responsable, tomar en serio, jugársela por. Y ahí puede venir la confusión: si soy par/igual al otro, desaparece mi unicidad; si soy media naranja, me fundo (y confundo) en y con el otro, y desaparece mi identidad propia. ¿Cómo necesitar al otro porque lo quiero, y no quererlo porque lo necesito? Uf! Complejo esto de ser compañero o compañera de otro.
Entonces ¿cómo puedo seguir siendo yo y no morir en el intento?
La gran pregunta.
Sólo puedo, en estas pocas líneas, decir: SER/SIENDO.
¡EL GERUNDIO! (mi profe de castellano – así se llamaba en mi época- estaría feliz por yo recordar al menos ese tiempo gramatical)
El gerundio se lleva a cabo en PRESENTE.
Ser, estar presente en todo lo que hago. Pero no descriptivamente sino experienciando.
SER SIENDO en el comer (comiendo), en el trabajar (trabajando), en el amar (amando).
SER SIENDO lavando, barriendo, pagando cuentas, conversando,
SER SIENDO, compartiendo, leyendo, pidiendo perdón y perdonando, etc.
¡LA VIDA OCURRE EN GERUNDIO!
Entonces la invitación de este período es a autopercibirse, tomarse en serio y apreciarse en aquello que siento que se hizo bien y a arrepentirse en lo que se siente que se erró. Sólo así podrá ocurrir ese encuentro amoroso con ese ser que fue entregado a tu cuidado cuando naciste, y será tu compañero de ruta hasta tu muerte:
TÚ MISMO.
PD: Como directora de ICAE, los invito 2 seminarios que se dictarán en este Instituto, ambos muy vinculados al tema de la IDENTIDAD:
La Relación de Pareja 6 y 7 de septiembre
Trastornos de la Personalidad 4 y 5 de octubre
Michèle Croquevielle
Psicóloga Clínica
Co-Directora de ICAE
michele@icae.cl