La vivencia de ver la esencia en el ser humano, por Carolina Erber


Sereno, simple y espontáneo, aparece ante nosotros- en el auditorio de la Universidad SEK- el Dr. Alfried Längle. Austriaco, experto en psicoterapia existencial, psiquiatra y médico general y fundador de la Sociedad Internacional de Logoterapia y Análisis Existencial, GLE.  Este hombre de 62 años, que ha dedicado gran parte de su existencia a la psicoterapia y docencia universitaria principalmente en la Universidad de Viena me enseñó a mirar y a ver lo esencial en mi vida como la primera vez.

Tuve el privilegio de asistir a los seminarios que dictó en nuestro país el Dr. Alfried Längle. Digo un “privilegio”, porque todo lo que conocía del Análisis Existencial (AE) se me hizo más coherente, se fue entretejiendo como un colorido telar. Comprendí el trasfondo de este paradigma que tiene como meta ayudar al ser humano a ser más persona y llevar a la plenitud en la vida. Con su conferencia se me hizo más evidente la existencia, a tal punto que observé y comprendí situaciones difíciles por las que atravieso, pude mirarlas y ver la textura de mi vida real, pude palpar que también se puede brillar en el dolor.

Mi primer encuentro con el AE (psicoterapia fenomenológica) comenzó hace un par de años como paciente, a través del diálogo con mi psicoterapeuta. En este espacio me inicié –en ese entonces sin darme cuenta– hacia la experimentación fenomenológica, sin aún conocer en profundidad de qué se trataba. Más tarde comencé a asistir a los distintos seminarios que imparte el Instituto Chileno de Análisis Existencial (ICAE) complementando esta mirada con lecturas y publicaciones. Cómo no mencionar el libro “Vivir con Sentido” del Dr. Längle que hasta el día de hoy me acompaña sobre mi velador y que de tanto en tanto repaso especialmente cuando estoy algo perdida o con dificultades para fluir.

Hoy, como afortunada alumna de primer año en el Postítulo de Análisis Existencial y Logoterapia, con mis ojos más abiertos que nunca y el interés puesto en aprender, comienzo a ver y sentir esta nueva forma de tratarse así mismo y que intento entrenar cada día: vivir con entrega y apertura espiritual conmigo misma y el mundo. Ser capaz de vivir con consentimiento interior y aprobación para poder identificarme en cada pequeña cosa que hago y lograr vivir esencialmente.

Así, a pequeños pasos voy descubriendo y entrenándome en esta forma de ver la existencia, entendida como una vida con sentido, constituida en libertad y responsabilidad, una vida que la persona vive como suya y en la cual se concibe como co-constructor.

Esta perspectiva de ver las cosas “de una manera esencial” se me hizo más cercana cuando el Dr. Längle comenzó a hablarnos sobre Fenomenología. Hasta entonces tenía una vaga idea de lo que se trataba. Por cierto, había leído y compartido con mis compañeros acerca del tema, pero nada fue tan clarificador y certero como escucharlo. Cuando dijo “ser persona significa ser esencial”, me sentí profundamente tocada, con esta frase que es el fundamento de la fenomenología.

Vale la pena detenerme aquí en el significado de la fenomenología más allá de su importancia como instrumento o método psicoterapéutico, porque fenomenología de acuerdo a lo que nos explica Längle puede convertirse en una actitud de vida, en un efecto importante para lograr una buena calidad de vida. Fenomenología es entonces una actitud de apertura hacia la vida que necesita una presencia personal. Es más que un método psicoterapéutico, es ver a la persona en aquello que realmente la mueve y lo que es lo suyo propio, lo esencial. Comprendo entonces que se trata de una percepción más profunda: ver detrás de las cosas que escuchamos y vemos, de no quedarse en lo superficial, de comprender más de lo que se dice.

Precisamente esto fue lo que vivencié tras el intenso seminario de dos días, donde Längle nos regaló el sentido más profundo de la esencia del ser humano a través de la Fenomenología. Logré detenerme y mirar la esencia de mi vida. Me sorprende cómo este constante ser preguntado me permite reaprender a percibir y mirar, me ayuda a no escaparme del dolor. Me planteo las mismas preguntas que nos propone Längle¿Qué haces cuando miras?,  ¿Qué es lo que te viene?, ¿Qué es lo que te surge?,  ¿Qué es lo que te toca?, ¿Cómo me va con esto?, ¿Qué me conmueve?, ¿Qué me impacta?, ¿Qué es lo que se mueve en mí?

Al escucharlo comprendo el sentido de la fenomenología, descubro que es tan distinto estar conectada con uno mismo para dejar entrar la vida y desde ahí aprender a percibir, mirar para luego ver. Porque desde mi perspectiva de paciente y tras una larga terapia analítico existencial, sólo logré aparecer en aquellos momentos en que guiada por mi terapeuta me conecté con lo propio y estuve realmente presente en el diálogo, atenta a mis sentimientos, sólo entonces se produjo un fenómeno y así acompañada por mi terapeuta pude ver lo esencial.

Trascurre el seminario, me es inevitable ir hilvanando el sentido de la fenomenología con mis experiencias personales, mis sesiones terapéuticas, mi vida cotidiana y con aquellas cosas que me impiden detenerme, encontrarme,  mirar para ver. Recuerdo que en mi primera sesión terapéutica una de las preguntas que recibí respecto de un tema que me comprimía fue¿cómo lo ves tú? Esta interrogante fue clave para mí porque me sentí integrada, me invitó, me dio espacio para ser yo misma. He tardado un largo tiempo en asimilar de qué se trata realmente, pero comprendo que el conocimiento necesita tiempo y los sentimientos también.

En la medida que Längle nos habla sobre fenomenología, resulta evidente para mí que esta forma de mirar sólo adquiere sentido si se pone en práctica.  Por eso quiero compartir el procedimiento concreto que observé entre terapeuta–paciente a través de una entrevista que realizó Längle a una de las personas del público. La vivencia me resultó esencial para reconocer desde mi lugar de observadora la forma de proceder en la actitud fenomenológica.

Y es que Fenomenología es una forma de ejercitarte para ver las  cosas como la primera vez. Me hace mirar más,  entra en mí, atrae mi atención, puede ser inesperado, profundo. Diferenciamos algo de un trasfondo normal, vemos lo único, es tan espectacular, raro, extraordinario, vemos la unicidad.

No deja de sorprenderme nuevamente –ahora cuando escucho la entrevista– cómo el Dr. Längle fue descifrando en el diálogo compartido lo que entrampaba a Alejandra (nombre ficticio), una mujer que decididamente se entregó a esta experiencia.El encuentro entre Längle y Alejandra me conmovió porque él fue capaz de ver, de percibir lo esencial en ella, quien fue descubriendo paso a paso aquello que la confundía en la vida y no la dejaba ser y hacer lo que realmente quería.

Primero observo la Apertura fenomenológica que ofrece Längle como terapeuta. Desde un principio la invita para tomarse un minuto. “Quiero decirte que en esta entrevista eres totalmente libre, tú decides qué quieres y no quieres hablar, o cuándo es suficiente para ti. Tú eres la dirigente de la situación. Yo quiero seguirte y acompañarte”. Qué bellas palabras, las siento desde mi corazón. Me resulta tan familiar este espacio, recuerdo con mucha emoción mis sesiones terapéuticas y sólo desde este lugar y mirando con distancia comprendo ahora todo mi proceso vivido. Un espacio que se construye en conjunto, donde lentamente –así como veo en Alejandra–, uno logra abrirse.

En este punto se inicia entonces el proceso fenomenológico basado en tres preguntas que resultan ser las más importantes ¿Qué se muestra espontáneamente?; ¿cómo es? Y finalmente, ¿es realmente así? Estos tres pasos llevan en la práctica psicoterapéutica a una fenomenología interna frente así mismo, que es apoyada por la visión fenomenológica del terapeuta.

¿Qué se muestra espontáneamente? Alejandra dice que siempre se pone trabas (autoboicot, dice) para no hacer lo que realmente quiere y por ello necesita saber dónde está la barrera que le impide hacerlo.Se trata de la fase de la descripción, en la que el paciente relata lo que lo afecta. En esta descripción se pone atención tanto en el contenido como también en el cómo lo dice la paciente y lo que se muestra de ella en ese relato.

Längle entonces vuelve a inducir la apertura; interviene ahora para decirle que necesita algo concreto. Le explica a Alejandra que si no es concreto no se puede mirar fenomenológicamenteLo concreto es fundamental para la fenomenología porque sólo en lo concreto podemos hacer fenomenología, no en lo abstracto, la reflexión o el juicio. Por eso la primera pregunta es ver más de lo que se ve.  ¿Puedes darme ejemplos donde experimentas exactamente lo que pones acá, que no te permite hacer lo que realmente quieres hacer?, ¿hay algo que puedas describir?

Alejandra cuenta que le gusta mucho hacer cosas manuales y señala con convicción “quiero hacer un mosaico y no lo hago”. ¿Y cuál mosaico quieres hacer? Ella dice que no sabe, pero que tiene los materiales. “¿Hay una idea concreta donde sientas que puede ser realizada?”

Continúa la experiencia de una manera tan fluida. Alejandra dice que estas preguntas le llevan a tener miedo que el mosaico no le resulte como lo imagina. Insiste en que no lo hace porque tiene muchas cosas domésticas que hacer y eso la va frenando y que empieza algo y siempre lo termina pero con esfuerzo, con empuje. “Pero ¿qué es lo que te va frenando?, le dice Längle. “Las cosas de cada día”, dice Alejandra.

Construcción ¿cómo es? Aquí Längle como terapeuta interviene.“Yo veo tantas posibilidades manuales para ti, tal vez hay demasiadas. Para mí tener demasiadas posibilidades me hace un poco confuso no sabría por dónde empezar”. En esta etapa los fenómenos individuales se relacionan entre sí y se observa su efecto global sobre la propia esencia: la apariencia, los fenómenos particulares durante el hablar.

Alejandra continúa diciendo que las barreras se van viendo en otras cosas. “Me da lata salir de la casa. Antes de venir a este seminario lo pensé harto también”. Längle dice: “eso para mí suena a que no es placentero. ¿Hay cosas dónde no te debes esforzar? ¿Eres tú la persona que te empuja o son otros?”

Aparece importante para Längle este fenómeno. “Tú te sientes continuamente empujada. Dices: No hice lo que quería hacer, no logré hacer lo que quería y así sufres.¿Hay otros placeres otras alegrías o sólo cuando terminas un trabajo manual? Alejandra cuenta que ver a sus hijos, nietos, ver la relación con el marido con el cual lleva 33 años. “Hemos pasado por tantos altos y bajos. El tiempo invertido siento que es un trabajo mío”.

¿Cómo te sientes con este esfuerzo contínuo en tú vida? “Me mueve, sin esfuerzo no haría nada, no me impondría las cosas, tengo que hacer esto”, a lo que Längle replica ¿cómo lo sabes?, ¿probaste alguna vez resistir al esfuerzo, decir: no me importa por una hora?

¿Es así? Este nuevo paso de abrirse después de la captación de las relaciones esenciales, consiste en la invitación a cuestionarse uno mismo y lo observado una y otra vez y no aceptarlo nunca como seguro. La visión fenomenológica nunca llega a su fin, no posee la verdad, sino que siempre se encuentra en la búsqueda y en un proceso de acercamiento a ella.

En este sentido Längle une fenomenológicamente todas las piezas del Mosaico. Y expresa Conoces tu vida sólo a través del esfuerzo, con el “Yo tengo que”, pero ese “tengo que” no te gusta verdaderamente. Viviste siempre con ese “tengo que” y hasta ahora no te conoces. Puede ser que te sientas desnuda sin empujo, desamparada”, ¿puedes imaginarte vivir unos 15 minutos decididamente sin esfuerzo? ¿Sería posible para ti? Si tú hoy, cuando vuelvas a casa, le dijeras a tu marido que desde hoy cada día te tomarás 15 minutos del día sin esfuerzo y le dices  ¿me puedes soportar en eso?, ¿qué diría él? ¿Estaría conforme?

Längle concluye, “Tú ya sabes tu respuesta a tu pregunta inicial, te ocurre eso porque no estás en tu vida, estás en el deber y ese deber actúa contra ti. Ahora el autoboicot es un amigo tuyo, quiere decirte algo, no actúa contra ti”

Finaliza el seminario y siento que Alejandra se va más libre que como llegó, comenta al día siguiente que pudo compartir su necesidad con su marido y que desde ese día se tomará un tiempo para ella.

Y yo, ahora que escribo, sigo en este constante ser preguntado, agradecida de la vida por descubrir cada día algo nuevo a través del Análisis Existencial. Agradecida de estar despierta, después de una vida arrancada del dolor. Hoy me siento viva, presente en el mundo e intentanto vibrar con mi esencia, mi propio ser.  Hoy aprendí a ver lo esencial en la vida. Gracias Dr. Alfried Längle por reforzarme el camino hacia la plenitud existencial.

Carolina Erber Soto

Periodista- Licenciada en Comunicación Social.
Formación en Consultoría en Análisis Existencia.

Magíster en Análisis Existencial.

Diplomado en escritura audiovisual, mención documental.

Santiago, Chile.

caroerb@gmail.com, instagram @caroerber

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N° 1 - 2013